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Los monjes benedictinos de San Salvador del Monte Irago, en la localidad leonesa de Rabanal del Camino abandonaron el monasterio en Agosto ante los gritos de los vecinos de "no volváis" y queremos un párroco".
El rechazo a los monjes surge a raiz de la restauración de la iglesia románica del pueblo. Los religiosos aseguraron que la Junta Vecinal se opuso a la restauración de este templo, declarado "Bien de Interés Cultural" por la Junta, por la que le correspondería a Patrimonio la responsabilidad sobre las obras.
El pueblo recogió firmas en contra, aunque otros cronistas se refieren al grupo opositor como parte de una orquestación de los caciques del lugar, pues los que viven allí todo el año y otras parroquias cercanas a las que atendían, así como los peregrinos que pasan por allí haciendo el Camino de Santiago, encuentran en el monasterio un oásis de paz, motivo por el cual un importante grupo pedía el regreso de los monjes.
Para mediar en la polémica, se despalzó el Obispo de Astorga a Rabanal, pero muchos abandonaron el templo cuando, en medio de la ceremonia, uno de los asistentes leyó un escrito sobre el conflicto.
Un portavoz de los vecinos, explicaba así su oposición a las reformas: «Primero se han querido hacer los dueños del pueblo y ahora nos quieren quitar el reloj, el campanario, cortar la plaza y dar más protagonismo a San Benito, que no tenemos nada contra él, pero no está tan vinculado al pueblo como para ello».
Los vecinos solicitaron al obispo de Astorga que les envíe un párroco, mientras que los monjes fueron reclamados a su Abadía de Santa Otilia, en el estado de Baviera (Alemania).
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