Puente Mayor
Estampas Palentinas
El puente Mayor, entrada habitual de la capital para los que vienen de la zona de Autilla del Pino, Paredes de Monte, Santa Cecilia, Ampudia, Villerías, Pedraza, Revilla, Villamartín, Castromocho, Villarramiel, Villafrades, Villalón, o de la zona de León, da cuenta de la importancia que tuvo Palencia en otros tiempos.
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Puente Mayor, pastel al óleo, Francisca González del Castillo. |
Se construyó en el siglo XVI en piedra de sillería, con reformas del siglo XIX. En sus orígenes tenía siete arcos de medio punto, pero fue necesario ensancharlo como se encuentra actualmente para permitir la fluidez del tráfico, con esos peculiares pilares en forma cilíndrica y esos especiales entrantes como si fueran balcones que le dan un aspecto de fortaleza para visionar tranquilo el paso del río Carrión, o de puente a puente por la cercanía de Puentecillas.
El puente Mayor atraviesa el río Carrión, un río que en el siglo XIX se le daban muchos usos: entre Puentecillas y el puente Mayor se podía encontrar un ejército de lavanderas, que lavaban ropa en sus orillas, y la extendían en su hierba, creando un manto blanco, y tendederos de árbol a árbol, en los que se secaban sus sábanas y ropajes. En el Carrión tenían lugar baños masivos, navegaban barcas de pesca, y en sus orillas bebían los animales. El río era también productor de energía en los pequeños saltos de agua para abastecer a las numerosas fábricas de mantas. Se temían sus grandes riadas, que anegaban los campos y el barrio de Allende el Río, y daban la sensación de que iban a arrastrar al viejo puente de nombre Las Puentecillas. Antes de cruzar el puente Mayor nos encontramos con la Dársena del Canal de Castilla, que recoge el agua que viene del Ramal Sur, un brazo que se hizo para que el canal llegase a la capital, aquí llegaban las barcazas y había dos almacenes, uno de ellos convertido en el Museo del Agua. El puente Mayor es uno de los objetivos preferidos de fotógrafos y pintores.
Junto al puente Mayor se encuentran dos casas antiguas, en los bajos de una de ellas se encontraba el Bar Pastor, un lugar de cafés, porrones y partidas con magnífica terraza desde el que se podía visionar toda persona o vehículo que entraba o salía de la capital, o bajaba o subía al Monte. El bar cerró el año pasado por jubilación y muchos lo echamos de menos por ser un lugar de encuentro y parada obligada de andarines y ciclistas, que también pasean por las riberas del Carrión.