Nada me resulta curioso, salvo el hombre
Angel Cabrera
blog.artecar24.com
Desde el 19 de mayo, cuando Froilán de Lózar me propuso escribir sobre una curiosidad personal, llevo dándole vueltas a este escurridizo tema. ¿Sobre qué escribiría? Y la cosa se me hizo harto difícil. Nunca pensé que un asunto podría ser tan escurridizo. Cómo, yo, que alardeo de mi constante curiosidad, de que me atrae casi todo tipo de temas, descubría sorprendido que prácticamente nada me había sorprendido en realidad. Como se podía sentir tanta curiosidad, tanta necesidad de saber y no sentir sorpresa por nada. O casi nada.
El comportamiento de los hombres y su constantes contradicciones. Esto es lo que verdaderamente me asombra cada día. Deja mi boca abierta, sorprendida, estupefacta. El hombre, entendido como ser, como individuo en su totalidad, capaz de las aberraciones más terribles y de los actos heroicos o las expresiones de amor más impresionantes. Esa es la curiosidad vital que ha motivado siempre mi necesidad de respuestas para un por qué escurridizo referente a nuestros actos. En especial por qué los hombres sienten fe ciega. Me sorprende igualmente como justificamos ese lado oscuro del alma, de los instintos: la usura, el comportamiento miserable, la falta de solidaridad, la ausencia de empatía con quien tenemos cerca y sufre.
Siento curiosidad, sí, pero nada me resulta curioso. Salvo el hombre.
Última actualización, Ene2025 | +1.000👀
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