Para el sociólogo Shlomo Swirsky: “La guerra contínua de Tsahal en los territorios ocupados y los atentados terroristas palestinos impiden el desarrollo de un movimiento social de importancia”.
La explicación del Gobierno de Israel
Los portavoces del Ministerio de Economía sostienen por aquel tiempo que la reducción de las distintas asignaciones va a obligar a sus beneficiarios "a no vivir a costa del Estado" y a salir por fin a trabajar. Al hacerlo, desconocen la realidad de un desempleo que no deja de extenderse: gran número de fábricas cierran sus puertas, y el Gobierno no consigue crear empleos (incluso los suprime).
El diputado Abraham Shohat echa más leña al fuego: “El pueblo de Israel debe saber que la continuación del conflicto con los palestinos va a transformar a su país en un Estado pobre que provee cada vez menos servicios sociales a sus ciudadanos (...). Quien piense que este país puede mantenerse al margen del derrumbe económico y social al mismo tiempo que se enreda en un conflicto que afecta a su seguridad no sabe de qué está hablando”
Pero los bancos ganan sí o sí
Lo que impactó a la opinión pública, fue el anuncio simultáneo de las ganancias de ciertos bancos. Hapoalim, el número uno del país, declara en el último trimestre una ganancia neta de 335 millones de shekels (es decir, 84 millones de euros).
El banco Discount, en el mismo período, alcanza los 116 millones de shekels (29 millones de euros),
El beneficio por aquellos días de los cinco grandes bancos del país alcanza en los primeros seis meses de 2003, 350 millones de euros, con un incremento del 130% respecto de los seis primeros meses de 2002.
Otras voces que se unen a la de Knafo
Avi Elbi, de 44 años, de Nahariya, en el norte de Israel: "Serví a mi país en el Líbano y no merecemos ser tratados así."
Ben Abraham, de 59 años, no tiene vivienda, pero sí un perro: en su camiseta escribió “El perro tiene su nicho –¿y yo, qué tengo?"
Israel Twito, 38 años, divorciado, quien mantiene solo a sus tres hijas que explica: “La elección de este lugar no tiene nada de azaroso: el contraste entre nuestro lastimoso campamento, los negocios de lujo y las suntuosas viviendas de la zona simboliza el abismo social entre pobres y ricos, que sigue profundizándose”.
Beduinos de Neguev instalan allí también su carpa. Protestan contra la destrucción sistemática de sus viviendas, que tiene por objetivo echarlos de sus tierras ancestrales y obligarlos a vivir en “reservas”.