Lo recordaba estos días en "periodistadigital" mi compañero y amigo Pedro de Hoyos. El Banco Santander va a resarcir a sus clientes timados por Madoff, esos privilegiados archirriquísimos VIP, con acciones del propio banco. Bernard Madoff se ha convertido con sobrado motivo en el sacamantecas de los nuevos tiempos, el hombre del saco que en vez de llevarse niños se lleva millones de quienes los han ganado honradamente con el sudor de sus obreros. Bernard Madoff es la negra bestia apocalíptica de este principio de siglo".
O, lo que es lo mismo para que nos entendamos el resto de pardillos, que van a untarle el rabo al cerdo gordo, todo sea, como firma el propio Banco, "por el interés que para el mismo tiene mantener su relación de negocio con dichos clientes". Y lo que ofende, es el silencio que guarda todo el mundo ante una decisión aborrecible, ante un escandaloso comportamiento amoral, ante una discriminación para centenares de ciudadanos con graves problemas que no pueden acceder ni a un pequeño crédito.
Por eso firmo lo que mi compañero se acaba preguntando, ante otra canallada a cara descubierta de estos ricos tan ricos.
¿A cuántos pobres desgraciaos padres de familia podría haber salvado el Banco de Santander con sólo un pequeña pérdida, incomparablemente inferior a lo mucho que va a dejar de ganar en esa indemnización a los ricos riquísimos? ¿Cuántos embargos habría evitado perdiendo mucho menos dinero y ahorrando sufrimiento a familias necesitadas? ¿Los bancos tienen un escalafón y si no tienes en tu cuenta una generosísima cantidad no te consideran cliente suficientemente digno? ¿Nadie va a levantar la voz? ¿Todos los accionistas están conformes?