En la última visita a Galicia recalamos de nuevo en Padrón. El topónimo de la villa procede de la palabra "pedrón", según los filólogos, una interpretación en la lengua gallega de la palabra piedra, que será fuente de inspiración para denominar así a la villa y al municipio. El pedrón es un altar de orígen latino dedicado al dios Neptuno que se localizaba en la margen izquierda del río Sar y que anteriormente fue reinterpretado como la piedra donde quedó amarrada la barca que traía el cuerpo del apóstol Santiago.
Sobre imagen De María Cardarelly - Fundación Rosalía de Castro, commons |
Juantxu me sugiere comer en Padrón y visitar después la Casa Museo de Rosalía. Ya lo intentamos hace dos años, pero la imprecisión de las indicaciones, o nuestra mala interpretación de las mismas, nos dejó con las ganas. La cosa era intentarlo de nuevo y aprovechar así para confeccionar esta madeja dedicada a la memoria de Rosalía, una de las grandes poetas de la literatura española, que dio el último suspiro en esta casa de las afueras un 15 de julio, a la edad de 48 años. Rosalía no lo tuvo fácil ni para nacer, inscrita como hija de padres incógnitos y evitando el ingreso en la Inclusa gracias a la mediación de su madrina. Mientras hacemos un recorrido por las distintas salas, me imagino la cara de asombro de Rosalía, si despertara de improviso, ante la cantidad ingente de libros que se publicaron después de su muerte, cuando tan canutas las pasó para ver su primer libro impreso a los veinte años en Madrid. Sentirse, por fin, tantos años después de muerta, reconocida y admirada, después del vapuleo que sufrió por escribir en su propia lengua y las duras circunstancias por las que atraviesa en los últimos años de su vida, muy bien reflejadas en "Las Orillas del Sar".
Yo también ando tarde para reconocerlo, pero esta visita inesperada me ha servido para reactivar mi admiración por ella. El acto tan logrado de su Cantares gallegos, que sirve de espejo a la comunidad y al mundo, la última petición a sus hijos para que quemen los trabajos literarios que, ordenados y reunidos por ella misma, dejaba sin publicar. Y la última señal de su poesía en aquella última petición a su hija Alejandra: "Abre esa ventana que quiero ver el mar". Un canto al amor, a las costumbres, a la sociedad rural en que vivió. Un canto al mundo que, aunque tarde, le hace una inmensa ola a su desvelo.
LA MADEJA
ROSALÍA DE CASTRO
Adiós ríos, adiós fuentes
5 comentarios:
Melancolía, emoción y mucho sentimiento hay en la poesía de Rosalía. Confieso que del llamado Romanticismo en la literatura española tengo más leído a Bécquer o Espronceda, pero la lírica de Rosalía junto con el canto de Amancio Prada me han atrapado.
Froilán, que al final de tu artículo de hoy en Diario Palentino aquí plasmado, nos hayas añadido esta conocida poesía de Rosalía de Castro, nos sirve para entender mejor tus palabras y emocionarnos de nuevo con sus versos. Merecido homenaje, uno más, hacia esta gallega sin fronteras que escribió de su tierra y lo hizo en su idioma propio para dar más sentido a sus versos. Lástima que no se le hiciera justicia en su momento, aunque nunca es tarde.
Que bonita poesía,cuanta ternura y sentimiento hacia su tierra y el mar,me ha encantado
No me canso de leer el poema “Adiós ríos, adiós fuentes” de la gran Rosalía de Castro, y escuchar el canto del mismo poema con la inconfundible voz del maestro Amancio Prada. ¡¡Qué manera de transmitir sentimientos por su tierra!!. Qué gran acierto, Froilán, visitar la Casa Museo de Rosalía en Padrón y transmitirnos tus impresiones y curiosidades, reconocimiento y admiración por esa gran escritora. Has logrado que admiremos aún más a esa gran dama de las letras gallegas y de la literatura española .
La vida es un momento, recogido impecablemente por dos grandes autores. Rosalía pone la letra y Amancio Prada la voz y el sentimiento. Encantado de que ustedes lo hayan disfrutado tanto.
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