La ardilla y el caballo
Mirando estaba una ardilla a un generoso alazán que,
dócil a espuela y rienda, se adiestraba en galopar.
Viéndole hacer movimientos tan veloces y a compás,
de aquesta suerte le dijo con muy poca cortedad:
-Señor mío: de ese brío, ligereza y destreza,
no me espanto, que otro tanto suelo hacer y acaso más.
Yo soy viva, soy activa: me meneo, me paseo;
yo trabajo, subo y bajo, no me estoy quieta jamás.
El paso detiene entonces el buen potro y muy formal
en los términos siguientes respuesta a la ardilla da:
-Tantas idas y venidas; tantas vueltas y revueltas,
quiero, amiga, que me diga:¿son de alguna utilidad?
Yo me afano mas no en vano sé mi oficio;
y en servicio de mi dueño tengo empeño de lucir mi habilidad.
Conque algunos escritores
ardillas también serán
si en obras frívolas gastan
todo el calor natural.
SOBRE ESTA BITÁCORA

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Muy buena lección, gracias por la bronca ya me encuentro mucho mejor...
ResponderEliminarBesitos de lindo fin de semana Froi,