SAN VICENTE MÁRTIR
Revilla de Campos
En el pequeño pueblo de Revilla Campos se celebra otra de las fiestas exclusivas de la provincia de Palencia. Revilla, con importante pasado, desde hace años es un pueblo en escombros. Menos mal que ya vive alguien todo el año y hasta hay una Casa Rural. Preocupa el estado ruinoso de la imponente torre de su iglesia y sus naves a punto de reventar. Pasear por Revilla es sentir en exclusiva la inmensidad de Tierra de Campos, la soledad, la despoblación, la ruina, el viento, único ruido que se puede escuchar.
||||||||||-27/28 de enero de 2024-||||||||||
Por San Vicente se reúnen en Revilla de Campos los de Villamartín, Mazariegos, Pedraza, Torremormojón, Villerías, Ampudia, Baquerín, y Castromocho, y hasta de Grijota, Villalobón y Palencia. Participan en la fiesta que preparan los carboneros de Revilla el último sábado del mes de enero para honrar a su patrón. Se nota que Revilla está de fiesta y acuden los ciclistas del Grupo de Amigos “Los del Pabellón”, y del “Grupo la Ensenada”, invitados por los carboneros. Todos vienen a Revilla a probar los manjares del cochino, una vez destazados, y asados sus chorizos y pancetas, a fuego lento en la parrilla, con carbón de encina, materia prima del fogón que los carboneros tienen en exclusiva. La esencia de la fiesta son los exquisitos bocadillos de chorizo, panceta, el vino de Ribera, y el caldo de Paco Obispo, que mata una gallina y la cuece con los huesos de ternera y jamón, secretos de puchero apropiados para finales de enero.
Cuaderno de anotaciones
La festividad de San Vicente tiene muchos atractivos, gracias al empeño de los carboneros y del Ayuntamiento de Villamartín de Campos, que consiguen con la fiesta que los lugareños y forasteros acudan al pueblo, y den vida a Revilla durante dos días. El resto del año es un pueblo moribundo, abandonado y en escombros, pero todavía con esperanzas de vida.
8 comentarios:
Tuve el placer de ir a esta celebración y he de decir que me encantó, primero por el aire y la atmósfera de amabilidad y amistad que allí impera, la familia de los carboneros nos atendieron maravillosamente, tuve la oportunidad de probar uno de sus bocadillos de chorizo que estaba buenísimo. Tanta generosidad he de agradecérselo, lo hice entonces y lo hago de nuevo ahora,porque yo era forastera allí y la amabilidad y camaradería brilló por encima de todo. También pude ver el pueblo y, a pesar de estar en ruinas muchas de sus casas, me gustó mucho, así como la imponente iglesia. Una pena que esté despoblado y la iglesia descuidada, pero he oído que se están moviendo para no dejarla caer, eso es buena noticia y esperemos que así sea.
Estupendo
El sábado por la mañana subiremos a la portada una buena colección de fotos de esta tradicional fiesta de Revilla. Alfonso, nuestro reportero dicharachero, que tiene un vínculo muy especial con Revilla, nos hará partícipes de todo lo que sea noticiable.
La verdad que en nuestros pueblos se pasa muy bien durante sus fiestas, aun sabiendo que cada vez hay menos personas. Pero son muchos los oriundos que regresan al pueblo durante sus fiestas; de ahí el buen ambiente que reina siempre. Y luego, si se dispone de algún tipo de vianda para compartir, y algo de música tradicional en directo, la fiesta se dispara ya inundando de alegría todo el pueblo. Y así será lo que, sin duda, pasará en Revilla de Campos. Saludos
Alegre y gastro-fiesta la de Revilla de Campos, si estuviera en Autillo me apuntaba sin dudarlo. Voy a tener que visitar mas a menudo mi querida Tierra de Campos. Gracias Alfonso por tanto que nos aportas.
Me ha encantado la glosa que de Revilla y la fiesta de San Vicente animada por el almuerzo que todos los años preparan los carboneros ha hecho Alfonso. No en vano es el pueblo de nacimiento de mi madre y yo he vivido toda la vida en Villamartín a cuyo ayuntamiento pertenece la localidad de Revilla. Envidia sana me ha producido la lectura y el visionado de las fotos. Como ya le anuncié a Javier Obispo el carbonero cuando se supo la fecha de la celebración, un viaje previamente programado me impediría asistir. Desde los calores de Marrakech me alegro mucho que hayáis disfrutado de la fiesta.
Crónica de mi visita a Revilla de Campos
Acudir cada año a Revilla tiene un encanto que me embriaga, acudo al encuentro con una tradición que disfruto desde hace bastantes años, porque en este pueblo saboreo y paladeo la amistad de mis amigos los carboneros, los ciclistas y andarines.
En el ambiente se palpa la magia de Revilla, se disfruta de un silencio sepulcral, pero con atractivos singulares. Me encanta entrar en esa gran nave y gozar de su ambiente, de su olor a fuego, chorizos y panceta.
Fraternales abrazos con mi amigo Espartaco, al frente de la comanda, auxiliado por su hijo Floren, y su consuegro Vicente, además de su amigo y socio Javier Obispo. El ambiente en esa panera es único, se percibe la amistad de esas gentes que vienen y van. Vienen y van lugareños y ciclistas, y los andarines encabezados por El Rubio y Tino, mientras se saborean las viandas que salen de las planchas al amor del carbón vegetal de encina.
Conversaciones de amigos de toda la vida, al tiempo que los carboneros se desviven para que no falte de nada. Disfrutan del ambiente, de viandas y camaradería quienes acuden por vez primera, algunos venidos de Dueñas, de Venta de Baños y Palencia.
Tras las degustaciones de los manjares del cerdo procedo con mis amigos a recorrer el pueblo en un encuentro mágico con el derrumbe, con la laguna seca, con el cementerio, con ese tractor parado por los años, con la mole de la iglesia llena de grietas, que a gritos pide que le salven de la ruina, de esa torre inmensa sin tejas en la que las cigüeñas tienen su sede, de esas antiguas casas que cedieron con el tiempo, del campamento de Espartaco, de esas ruinas que invadieron una calle, de esos palacios que se abren algún día del año. Saboreo ese paseo, si pudiera pasearía por Revilla todos los días. A Revilla lo quiere mucha gente, que reclama ante el obispo el arreglo de la iglesia. Todo me parece mágico lo que ocurre en este pueblo terracampino al que volveré el próximo año.
CRÓNICA DE MI VISTIA A LA FERIA DE LA MATANZA DE MAZARIEGOS
De Revilla nos fuimos dando un paseo a Mazariegos, que celebraba su JORNADA GASTRONOMICA DE LA MATANZA. Caminata agradable por la carretera que nos descubre a Autilla, Pedraza, Torremormojón, Baquerín, Fuentes de Nava, Paredes de Nava, Becerril, Villaumbrales y Grijota, en una mañana primaveral con sol radiante. Es corta la distancia y enseguida descubrimos la antigua estación del Tren burra, y la alta torre, perfecto mirador de esta zona de Tierra de Campos, así como los antiguos terrenos de paso del ferrocarril, felizmente transformados en senda de paseo y recorrido para ciclistas.
Tres coches nos pitan y paran; en el primero viaja El Comándate con su mujer, en el segundo El Explorador y su esposa, y en el tercero El Halcón y la halcona, me dicen que van a Becerril que también celebra La Matanza. No puede ser que coincidan tres actos en la misma zona, se tendrán que poner de acuerdo los tres pueblos para no coincidir, y celebrarlo por separado para que acuda más gente. Se notó la coincidencia en Revilla y también en Mazariegos, parece que en Becerril, no porque había concurso de Ollas Ferroviarias.
Mazariegos es un pueblo bonito y con vida. Nos reciben tapiales de adobe, piedra y barro, junto a magníficas casonas y chalets. La terraza del Bar Morate está a tope. Es la hora del vermut y de jugar al futbolín. Tomamos unas cervezas para quitar la sed del chorizo, panceta y caminata.
Me acerco, después de tomar la cerveza, a la amplia y bonita plaza y me encuentro con el monumento al herrero de Mazariegos que "de tanto machacar se le olvidó el oficio". Veo a señoras que vienen con cazuelas del lugar donde se celebra la matanza, y una furgoneta aparcada del panadero de Mazariegos, uno de los más famosos de Palencia, Panadería Ayuela, que hornean pan fabiola, rustica y chapata de alta calidad, de lo mejor de la provincia.
Gran ambiente encuentro en la Escuela Local en el que el personal come jijas y morcillas, servidos en platos de barro, verdadero lujo para el paladar y los sentidos, pero los míos están ya saturados de lo que comí en Revilla, ni siquiera pruebo las morcillas y jijas, a pesar de la buena pinta.
Saludo a mi amigo Samuel, antiguo secretario General de UGT. Los Dulzaineros de Villamartín no tocan la dulzaina y tamboril, sino que degustan la matanza.
Me gusta el ambiente, el año que viene, si no coincide con Revilla, volveré a Mazariegos probar sus jijas y morcilla., y también a Becerril
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