—Quien bien te quiere te hará llorar, ó
—Quien bien te quiera te hará llorar.
La de la Colección de Zaragoza dice así:
—Quien te quiere bien hacerte ha llorar.
Este proverbio puede considerarse como la justificación o disculpa del anterior. En el Rinconete y Cortadillo lo viste Cervantes de esotra manera:
—A lo que bien se quiere, bien se castiga.
Otro refrán, concretando algún tanto la regla general, dice:
—Hijos y criados no has de regalar, si quieres dellos gozar.
Los siguientes consignan la utilidad o necesidad de la corrección y el castigo:
—Con viento limpian el trigo, y los vicios con castigo.
—Quien a uno castiga, a ciento hostiga.
—El loco por la pena es cuerdo.
Otros recomiendan que con el castigo se mezclen la suavidad y el agasajo:
—Del pan y del palo.
Para aconsejar que no vaya el castigo más allá de lo que el escarmiento reclama, se dice:
—Al niño y al mulo, al culo.
A saber, a donde suene mucho y dañe poco. Las buenas madres, que no conocen a Bentham ni de oídas, saben eso de la moderación del castigo y verdadero fin de la pena mejor que el criminalista más pintado, y por esto nos enseña el refrán que:
—La Coz de la yegua no hace mal al potro.
Por último, como que al enhornar es cuando se hacen los panes tuertos, para inculcar la conveniencia de que el prudente castigo se nos aplique desde niños, se inventó el adagio, Los niños de pequeños, que no hay castigo después para ellos puesto que los padres que no corrigen las faltas de sus hijos cuando niños, no suelen tampoco corregirlas cuando grandes, otro refrán nos advierte que:
—Quien no castiga culito, no castiga culazo.
Y las fatales consecuencias de la flojedad y mal entendido amor de los padres, difícilmente pudieran ser mejor expresadas de lo que las expresa el proverbio:
—Tanto quiso el diablo a sus hijos, que les sacó los ojos.
1 comentario:
Impresionante lo modernos que resultan los refranes y dichos cervantinos. Insuperable. Y estupenda idea recordarlos en este variopinto blog.
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