Los hijosdalgo eran la penúltima escala de la nobleza.
También se les llamaba fijodalgo, gentilhombre o infanzón.
El título de hidalgo eran transmitido por herencia, aunque en el siglo XVI se llegaron a comprar con dinero. A éstos se los llamó hidalgos de privilegio.
Esta clase de nobles siempre disfrutaron de privilegios, como el de no pagar impuestos. Esto suponía un agravio para los vecinos de cualquier pueblo, pues veían que tales hidalgos lo único que tenían era orgullo, pero la mayoría carecía de fortuna. No fue el caso de los muchos hidalgos que han existido en Guardo. Sin embargo, hubo casos de señores que llegaban a una villa y, haciendo gala de la picaresca, que en aquellos años reinaba por doquier, decían que eran hijosdalgo y así evitaban el pago de pechos (impuestos). Esto dio lugar a varios pleitos. Los hijosdalgo que de verdad lo eran recurrían a la Real Chancillería de Valladolid. Allí recababan pruebas y documentos, dictaban sentencia y proporcionaban el correspondiente certificado de hidalguía.
En Guardo no siempre hubo hidalgos. Hasta el siglo XVI no hay constancia de su existencia en esta villa. En ese siglo, el número de hidalgos era elevado. Todos lucían encima de la puerta de su casa el escudo de armas de su familia. Las casas que actualmente presentan un escudo en su fachada original pertenecieron a un hidalgo. Este era uno de los privilegios.
En 1572 se dio en Guardo un pleito con hidalgos. A un nuevo vecino de esta villa, Gaspar de Robles, le pusieron 1500 dineros de impuestos. Éste se negó a pagar, alegando que era hidalgo, pues su padre, su abuelo y sus antepasados lo habían sido y nunca pagaron. El Concejo no quiso saber nada y le requisaron su vivienda el 9 de junio. Le embargaron una capa negra, que debía ser lo único de valor que poseía. Indignado el citado Gaspar, herido en su orgullo, entabló pleito ante la Real Chancillería contra los hombres buenos de Guardo. El proceso duró bastante, ya que se pidieron actas de bautismo a las iglesias donde se habían bautizado y casado sus padres, y certificaciones de otras villas, donde se demostraba que siempre les habían tenido por hijosdalgo. Como gano el litigio Gaspar de Robles, le tuvieron que devolver la capa negra embargada. (33)
Otra familia guardense que mantuvo pleitos contra el Concejo por esta misma causa fue la de los Diez de Valdeón, que procedían de Velilla. Uno de esos pleitos tuvo lugar en 1550 y lo llevó a cabo el mozo avecindado en Guardo Pero Diez, hijo de Pero Diez de Valdeón y de Antonia Pérez. Su abuelo también fue hidalgo y ganó el pleito. Años más tarde, en 1580, uno de sus sucesores, Felipe Diez de Valdeón, tuvo que recurrir a la Chancillería vallisoletana para que le reconocieran su rango social de hidalgo, lo que consiguió fácilmente, pues en ese tribunal estaban archivados los pleitos de sus antepasados que demostraban la hidalguía de los Diez de Valdeón. No terminó aquí el enfrentamiento de los descendientes de esta familia con el Concejo guardense. En los siglos siguientes, veremos otros casos similares en la Real Chancillería de Valladolid.
Imagen:
Cédula Real de Fernando el Católico mandando a los hijosdalgo y caballeros de la ciudad de Burgos y su tierra, junto con la merindad de Río Ubierna, que en 30 días comparezcan con armas y caballo a punto de guerra en Córdoba, para acompañar al Rey en la guerra de Granada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario