Jacinto Prada | Bilbao
Revista Pernía | Nueva Época
Se enreda la luz en los almendros
y una música que sabe a romero y mariposa
se ha pegado en el lomo de mis libros.
Algo inmensurable y frágil se presiente
más allá de los límites del viento,
al igual que el sueño y la esperanza
en pecho adolescente.
No quiero apretar con la mirada
tanta luz y tanto viento
por miedo a que las ascuas del deseo
me quemen hasta los dedos del alma.
Un olor a pasos y sonrisas
se agazapa detrás de cada hoja:
hojas emborronadas con signos matemáticos,
hojas de mi cuaderno
en que dibujo el perfil de mis zapatos.
Romperé la frontera de cristal
a golpes de primavera:
es preciso que estremezca la intemperie
las cuartillas de mi mesa,
que el misterio se haga espera
y la espera florezca en la sorpresa.
El minúsculo tictac de mi reloj
ha quebrado el silencio encuadernado en mis carpetas.
En mi boca ya no cabe
tanto sueño y tanto grito,
en mi garganta se agolpan
todos los cantos de ayer
y todas las penas de hoy.
Ya no puedo esperar más:
romperé la frontera de cristal
a golpes de primavera.
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