
Se ignora si es a San Paulino en el siglo V, o al Papa Sabiniano en el VII, a quien se debe el uso de las campanas para convocar a los fieles, pues hasta entonces se habían servido de unas tablas llamadas sagradas, sobre las cuales se sacudían fuertes golpes. Se creyó necesario también el consagrar las campanas y poco tiempo después, se las bautizó, costumbre que aun subsiste.
La mayor campana conocida es la de un convento de Moscú (que los soviets habrán fundido sin duda a estas horas para convertirla en instrumentos de trabajo agrícola) la cual, tenía 41 pies de circunferencia y 1400 quintales de peso.
La campana llamaba a los cristianos a orar, posteriormente el órgano vino a subyugarlos y a unir sus voces a las de cantos religiosos.
La primera iglesia donde sonó por primera vez esta maravillosa invención , fue en la de Copenhague, y el órgano procedente de Oriente fue un regalo que el Emperador Constantino Coprínimo hizo al rey Pipino en el año 137.
En Europa los primeros órganos que se construyeron fueron en Francia durante el siglo X.
Diario Palentino, 16 de Julio de 1925
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