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Los dichos del maestro Correas

A asno tocho, arriero tonto


En el vocabulario de refranes, (algunos, les advierto, polémicos), se encuentran recopilados más de 25000 paremias y se considera una verdadera joya.


Catedrático de Griego, Hebreo y Caldeo en la Universidad de Salamanca, a fines del siglo XVI y comienzos del XVII, este insigne humanista vivió en continua pugna con los gramáticos contemporáneos por intentar modificar la ortografía. Algunos observadores de esta obra deducen que aquel rechazo "dieron ocasión a que la barbarie volviera a entronizarse en las escuelas en el siglo XVII".

Pero llama la atención de los mismos las excelentes versiones de "El Enquiridión", de Epicteto y La Tabla, de Cebes. El primero dedicado al Conde Duque de Olivares y al decir de los críticos, la traducción de la Tabla de Cebes, excede en fidelidad a las de Jarava y Ambrosio de Morales.

Parece que la Universidad de Salamanca le hace corrector de imprenta, a la que lega sus libros, entre otros, los manuscritos inéditos de su Arte de la Lengua Española Castellana, que escribió en 1625 y publicó en 1903 el Conde de la Viñaza, y su Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627).

Curiosamente, la Real Academia hizo constar la recepción de los tres volúmenes de Correa en el acta de la sesión celebrada el martes 7 de Noviembre de 1780, siendo secretario entonces de la misma D. Manuel Lardizábal y Uribe.





―A asno lerdo, modorro arrierro.
―A asno tonto, arriero modorro.

―A asno tocho, arriero tonto.
(Quieren decir que a uno mal corregido, darle otro que sea horma de su zapato, que le dome y corrija, que el necio por la pena es cuerdo. Dícese también recuero por arriero.)

―A aquel que esperar puede, todo a su tiempo y voluntad le viene.

―A el diablo parte, cuando el rabo va delante.
(Contra la desorden.)

―A ese paso llevaos mi muía.
―A ese precio vendimiado es lo mollar.

―A eso me atengo, que es lo cierto.
(Cuando se escoge lo mejor. Atenerse es hacerse del bando del que se espera que ganará en juego o será superior en otra cosa, y atravesar y apostar por él.)

―A esotra puerta, que ésta no se abre.
(Cuando no responde un sordo u otros.)

―A escudero pobre, carbón de cañuto.
(Por ironía, porque el carbón de cañuto se gasta mucho y dura poco.)

―A escudero pobre, taza de plata y cántaro de cobre.
(Porque le dure.)

―A escudero pobre, mozo adivino; o rapaz adevino.
(Que le pone dificultades en lo que le manda; que no hallará lo que le envía á buscar.)

―A espalda vuelta, no hay respuesta.
(Que al que huye no hay que responder; y que a los que en nuestra ausencia murmuran de nos, no hay que responder ni darnos por ofendidos, y es cordura no hacerlo; ni tomarlo á venganza y ley de duelo.)

―A ésta no la toco, a ésta no la toco, y todas se las comió.
―A éste le dio, a éste no le dio y todos se los comió.
―A estudio que enseñan de balde.
―A este perro, echalle un cencerro.

―¡A ellos!, ¡a ellos!, e iban huyendo.
(Entiende que decían esto los que huían.)

―¡A ellos, padre! Vos a las berzas y yo a la carne; y si os sentís agraviado, vos a las berzas y yo al jarro.
(Parece que esfuerza al padre para que den en los enemigos, y dispara en otro propósito. Llaman los griegos a esta manera de hablar paruponoija, aprosdóqueton, figura retórica que denota lo que no se esperaba.)

―A ira de Dios, no hay casa fuerte; o cosa fuerte.
―A ida y venida por casa de mi tía.
―A «idos de mi casa» y «¿qué queréis con mi mujer?», no hay responder.

―A Iglesia me llamo.
(El que huye de la ley del rey.)

―A oreja de amiga, tras largo de viga; por cervatana, dice el Comendador; mas no hace sentido ninguno.
(Quiere decir que a la mujer no se la ha de descubrir ningún secreto, sino aquello que se pueda decir en tanta distancia como el largo de una viga, y que lo puedan oír todos y no importe ser sabido y público.

―A hora mala no ladran canes.

―¿A honor de qué santo?
(Cuando no agrada hacer alguna cosa.)

―A hombre sa, cullera de pa.

―A hombre sano, cuchara de pan.
(Tomado del catalán.)

―A hombre medroso, todo le espeluza y nada le ayuda.
―A hombre mezquino no le des rocino.
―A hombre rico, capirote tuerto.
―A hombres buenos, picheles llenos.
―A obra pagada, brazos quebrados.

―¿A honra de qué santo?
(Cuando no se tiene por bien hacer algo.)

―A otra puerta, que ésta no se abre.
―A otro perro con ese hueso, que éste ya está roído.
―A otro mercado vaya, do mejor se le venda su hilaza.
―A olla bien guisada, ¿quién la hará mala cara?
―A olla que hierve, ninguna mosca se atreve.
―A un asno bástale una albarda, o jalma.
―A un hombre cuerdo, atalde un necio al pie y darle un alandre.
―A un ladito, como faltriquera.
―A un loco, otro. A un bellaco, otro.
―A un ciego mal se puede mostrar el camino.
―A un traidor, dos alevosos.

―A un ruin, otro ruin.
(Quiere decir que para rogar y acabar algo con una persona baja, es menester otra de su calidad, porque si es mayor y de autoridad, suelen ensancharse y no corresponder con el debido respeto y razón.)

―A un ruin, ruin y medio.
―A una asna, una albarda la basta.
―A una boca, una sopa.
―A una que acierta, diez yerra.
―A unos da Dios ovejas, a otros orejas.
―A unos mucho, a otros nonada.
―A uso de iglesia catedral, cuales fueron los padres, los hijos serán; o cual fueron los padres.
―A uso de Toledo, que pierde la dama y paga el caballero; o a fuer de Toledo.
―A la araña hurtó la rueca el diablo, porque saque la tela del rabo.

―A la ahijada, molérselo y maquilalia; y a la madrina, sin maquila.
(En lugar de «hacérselo», se puso «molérselo», porque sonaba deshonesto.)

―A la hierba y a la paja, de noche la guadaña.
(El asturiano que riega de por sí las espigas de día, por no perder grano, y después la paja, que no importa ser de noche cogida. Parece que estos dos hizon (sic) por alegoría, que cada uno se contente con la suya, moza o vieja, y deje la mujer ajena.)

―A la hierba de tu prado, de noche le echa el guadaño.
(Asturiano.)

―A la iglesia se ha de ir de voluntad; a la guerra, de necesidad; y al convite, ni de necesidad, ni de voluntad, porque de ordinario se saca de él qué confesar.
―A la oveja flaca nunca la falta roña y sarna.

―A la una, que bien, que mal, en cada casa comido han.
(Esto es lo ordinario, y es manera de consolarse los que tienen poco con que proveerse.)

―A la loza, tan presto va la vieja como la moza.
(A comprar escudillas y platos.)

―A la larga, el galgo a la liebre mata.
―A la luna, el lobo al asno espulga.

―A la luna de Valencia.
(Véase quedar á la luna de Valencia; estar o quedarse.)

―A la luz de la candela, toda rústica parece bella.
―A la naranja y al hidalgo, lo que quisiere; á la lima y al villano, lo que tuviere.
―A la noche arreboles, a la mañana habrá soles.

―A la noche y con aguacero, no es bueno traer sombrero.
(El asturiano llama aquí sombrero la vela de la nave.)

―A la noche convida, y a la mañana porfía.
―A la noche putas, y á la mañana comadres.

―A la noche, chichirimoche; a La mañana, chichirinada.
(Contra los inconstantes que cada día mudan parecer y no están en la palabra que dan.)

―A la sierra, ni dueña ni cigüeña.
(Que nunca en ella se hallan.)

―A la sierra se sube la buena mujer.
(Que se retira y no asiste a la puerta de la calle.)

―A la zarza aguda, nunca la falta mala ventura.
(Contra trefes condiciones.)

―A la justicia, mentira, y a la verdad, noticia.
―A la de lo amarillo, no es menester edillo.
―A la dicha que habéis, padre, ahorcado habéis de morir.
―A la dicha que, padre, habedes, ahorcado moriredes.
―A la fin loa la vida, y a la tarde loa el día.
―A la fe que quiere seso gobernar al loco y necio.
―A la garganta del perro échale un güeso, si le quieres amansar presto.
―A la galga y la mujer, no la des la carne a ver.

―A la gallina, apriétala el puño, y apretarte ha el culo.
(Quiere decir que si aprietas tú el puño en dalla de comer, no pondrá. Apretar la mano es escasear.)

―A la bestia cargada, el sobernal la mata.
―A la viuda del rey habelda mancilla.

―A la boda de D. García, lleva pan en la capilla.
(Que nadie tenga confianza en hacienda y provisión ajena, por rico que sea el otro; sobre este finge dislates.)

―A la boda del herrero, cada cual con su dinero.
(Entiende va; en las aldeas adonde no hay más de un herrero y todos lo han menester, van a su boda a ofrecerle.)

―A la boda vengo, como dicen.
―A la boda del horno perdió Mariquita el bollo.

―A la boca que yerra, nunca pan la fallezca.
(Es común en todos errar.)

―A la bota dalla el beso después del queso.

―A la borracha, pasas.
(Cuando se da lo desproporcionado, como pasas a la borracha, que más las quisiera hechas vino.)

―A la borrica arrodillada doblar la carga.
(Es cargar al que no puede llevar.)

―A la vuelta del sol, caga el buey en el timón.
(Que a la tarde ya está cansado.)

―A la buena, júntate con ella, y a la mala, ponía la almohada.
(Para visita de cumplimiento y no más trato con ella.)

―A la burla, dejarla cuando más agrada.
(Porque no se torne en veras.)

―A la burra preñada, cargarla hasta que para, y a la parida, o después de parida, cada día.
(Dicen que es mejor servirse de ellas, porque con el ejercicio tienen mejor parto y crían mejor; y hasta en las mujeres es bueno trabajar, como se ve en las labradoras. Otros dicen: A la preñada, hasta que para, y á la parida, cada día; y falta burra, yegua ó mujer, porque también lo ' entienden del ayuntamiento de casados, y lo tienen las dueñas por provechoso para tener mejor parto.)

―A la cara sin vergüenza, todo el mundo es suyo.
―A la cárcel, ni por lumbre.

―A la cárcel me voy.
(Un señor preciábase de decir las hazañas que había hecho en la guerra, y una vez se alargó á más de la verdad, y puso por testigo á un su escudero, el cual dijo que no fué ansí, y por eso púsole en prisión. Unos días después dijo una gran mentira, y atestiguando con el dicho escudero, él, por no aprobarla, dijo: A la cárcel me voy;  y ansí se aplica y dice cuando se oyen decir mentiras y jactancias vanas.)

―A la casta, Dios la basta.
―A la casta, pobreza la hace hacer soeza.
―A la cabeza, el comer la endereza.

―A la cabecera tiene la bota; cada vez que se vuelve, moja la boca.
(Que rebulle.)

―A la que a su marido encornuda, ay Señor y tú la ayuda.
―A la que uno no contenta, lo mesmo es dos que cincuenta; o no bastan dos ni cincuenta.
―A la que quiere ser buena, no se lo quita la mi vigüela.
―A la que quiere ser mala, poco aprovecha guardarla; o por demás es guardarla; o por demás será guardarla.
―A la corta o a la larga, el galgo a la liebre alcanza.
―A la corta o a la larga, el tiempo todo lo alcanza.
―A la codicia, no hay cosa que la hincha.

―A' la cuca, que es verano.
(Lo que a la mosca.)

―A la creciente en la mar, á la llena en el puerto, porque el quinceno no te haga tuerto.
(Quiere decir porque la llena de la luna, que es al quinceno, no se levante borrasca y te anegues.)

―A la par, alazanes.
―A la par es negar y tarde dar.

―A la pared mea quien te amansará.
(Dicese a la moza soltera brava, que en casándose, el marido la hará amansar.)

―A la pata llana.
(Sencillamente, con bondad.)

―A la pe te espero, compañero.
(Véase Tri, tri.)

―A la puerta estaba el cojo, y la tuerta le bizca el ojo.
―A la puerta del rezador, no tiendas tu trigo al sol.
―A la puta, el hijo la saca de duda.
―A la puta y al juglar, a las veces les viene el mal; o a la puta y al rufián.
―A la puta y a la trucha, do no cataros la busca.
―A la puta que más esperare; o para el puto que más te esperare.
―A la preñada, se ha de dar hasta que para, y á la parida cada día, y á la que no pare, hasta hacerla concebir para que venga a parir.

―A la preñada, hasta que para, y a la parida cada día.
(Queda declarado en el otro, á la burra. Entiéndelo del ayuntamiento de los casados; y en prueba de ello me dijo una honrada matrona, que enviudando recién preñada, tuvo recio parto por faltarla la junta de marido, lo cual no la sucedió en otros partos antes.)

―A la primera azadonada queréis sacar agua.
―A la prueba buen amar; o a la vista buen amor.
―A la tercera, que es buena y valedera.
―A la tercera, que Dios me la prometa.

―A la trucha y á la puta, do no catares la busca.
(Destrocado de como va poco antes, está mejor.)

―A la vasija nueva, dura el resabio de lo que se echó en ella; o queda el resabio.

―A la vaca cadañera, ponerla presto la pega.
(Porque no la mamen mucho y se enflaquezca y muera; pega es lo que ponen a las tetas porque no pueda mamar el becerrillo.)

―A la vaca harta, la cola la es abrigada.
(Adelante hay otro: La vaca harta, de...)

―A la vejez, aladares de pez.
―A la vejez, viruelas.
―A la vejez estudiar, para nunca acabar.

―A la vieja que no puede andar, metella en el arenal.
(Es ayudar a la dificultad.)

―A la villa voy, de la villa vengo; si no son amores, no sé qué me tengo.
(Prosigue en cantar: Andome en la villa, fiestas principales, con mi ballestilla de matar pardales.)

―A la mal casada déla Dios placer, que la bien casada no lo ha menester.
―A la mal casada, miralda a la cara.

―A la mala labrandera la estorba la febra.
(A la mala costurera.)

―A la mala costumbre, quebrarla la pierna o la cabeza.
―A la mala hilandera, la rueca la hace dentera.
―A la mano de Dios, mortero de piedra.
―A la mano de Dios, mortero de palo, o mortero de piedra.
―A la madrasta, el nombre la basta.
―A la madrina, arrimalla á la pila.
―A la madrina, tras la puerta la arrima, y a la comadre, donde la hallares.
―A la mañana los montes, y a la tarde las fontes.
―A la mañana puro, y a la tarde sin agua.
―A la mañana el blanco, y el tinto al serano.

―Alá me leve Déos, donde hache dos meos.
(Gallego.)

―A la miel del modorro.
(Cuando muchos se llegan y se aprovechan de lo de otro, como descuidado de guardallo).

―A la miel, golosas; y al aceite, hermosas.
(A la miel, golosas, se dice cuando acuden muchos a cosa que les lleva el deseo a participar de ella.)

―A la mosca, que es verano.
(Dicen esto por los que se van libres de amo.)

―A la moza andadera, quebralla la pierna y que haga gorguera.

―A la moza y a la parra, alzalla la falda.
(Conviene alzar los pámpanos a la parra, para que madure bien la uva antes de vendimias).

―A la moza golosilla, no es menester seguilla.
―A la moza que ser buena, y al mozo que el oñcio, no les puede dar mayor beneficio.
―A la moza que mal lava, siete veces la hierve el agua.

―A la moza, con el moco, y al mozo, con el bozo.
(Los has de casar.)

―A la moza mala, la campana la llama, que a la buena, en casa la halla.
―A la moza mala, la campana la llama; y a la mala mala, ni campana ni nada.
―A la muerte no hay cosa fuerte; o casa fuerte.
―A la muerte, no hay remedio cuando venga, sino tender la pierna.
―A la muerte de mi marido, pon la cera y pabilo.
―A la muerte, tender la pierna.
―A la muela, se ha de sufrir lo que a la suegra.
―A la muía, freno en gula.
―A la muía con halago, y al caballo con el palo; o al revés.
―A la mujer, empreñarla y besarla, y lo demás hasta que para.

―A la mujer y a la gallina, tuércela el cuello, y darte ha la vida.
(Que la mujer esté sujeta; la gallina haráte más provecho comida.)

―A la mujer y a la picaza, lo que dirías en la plaza; o lo que vieres en la plaza.
(Dirás, no tus secretos.)

―A la mujer y en la carta, lo que dirías en plaza.
―A la mujer y a la vela, tuércela el cuello si la quieres buena.
―A la mujer y al caballo y a la mula, por el pico les entra la hermosura.
―A la mujer loca, más la agrada el pandero que la toca.
―A la mujer bailar y al asno andar y rebuznar, faltando quién, el diablo se lo ha de enseñar.
―A la mujer barbuda, de lejos me la saluda, con dos piedras, que no con una.
―A la mujer brava, la soga larga; o dalda la soga larga.
―A la mujer casada y casta, el marido la basta.
―A la mujer casada, no la des de la barba.

―A la mujer casera, el marido se la muera.
(Suelen parecer caseras algunas mujeres casadas y ser alabadas sus caserías y granjeos; la cual luce porque gana y lo gobierna el marido, que allega la hacienda y lo cumple todo. Las otras, con envidia o prudencia, dicen: «Pocas gracias, si el marido se lo lleva a casa; muérase el marido y quede sola y entonces veremos si es casera; antes no se alabe, que no lo sabemos.  Este es el sentido de este refrán, no el que le dio el Comendador, que es que se sabrá valer por sí. Lo cual no es culpa en ella ser casera, para condenarla a que se la muera el marido; que antes con él lo será mejor y lucirán y criarán bien sus hijos. No lo entendió Matara o Mallara.)

―A la mujer casta, su marido la basta.
―A la mujer que tal sueño sueña, coces y palos y golpes en ella.
―A la mujer primeriza, primero se la parece la preñez en el pecho que en la barriga.
―A la mujer ventanera, tuércela el cuello si la quieres buena.
―A la mujer mala, poco aprovecha guardarla.
―A la mujer romeriega, quebralla la pierna.
―A la ramera y a la lechuga, una temporada les dura.
―A la res vieja, álivialla la reja.

―A la ronda, rondadores, que no hay ley en los nombres.
(Ansí los despide la cuerda, y es aviso para que las mujeres no se dejen engañar de las ternezas de los hombres.)

―A la llana de Castilla la Vieja.

―A la llana de Calvarrasa.
(Calvarrasa es lugarejo cerca de Salamanca.)

―A la llana, Don Pascual.

―A la noria, a la noria.
(Para reprehender á uno de grosero.)

―A la hija mala, dineros y casalla.

―A la hija, tápala la rendija.
(Que la quites las ocasiones de tu casa, y no la dejes al ejemplo en que vea lo que haces con tu marido. Rendija, es abertura para ver y poderse comunicar con quien gustare.)

―A las armas, moriscote, si las has de voluntad.

―A las obras me remito.
(Cuando no se crean las palabras.)

―A las nueve, alza el rabo á la perra y bebe.
(Hacen pulla de la consonancia.)

―A las nueve, échate y duerme, que á las diez ya dormiréis.
―A las nueve, desataca la perra y bebe; á las diez, desatácala otra vez.
―A las serpientes ponzoñosas y al malo, á todos los pongo en un grado.

―A las diez, deja la calle para quien es.
(Que se recojan las mujeres que se sientan á sus puertas á las noches del verano, porque ya la calle es para rondadores.)

―A las diez durmiendo estés; o a las diez dormida estés.
―A las dos de misa, mujer y el manto arrugado no viene bien.
―A las fuerzas del amor, el que huye es vencedor.
―A las barbas con dinero, honra hacen los caballeros.
―A las burlas ansí ve a ellas, que no te salgan de veras.
―A las que sabes mueras, y él sabía hacer saetas.

―A las que sabes mueras, villano, que ansí sosiegas.
(Otros dicen: ansí nos ciegas, o los ciegas.)

―A las que hilan.
(Respuesta a pullas y dichos que pican de hembra, que es a las mujeres.)

―A las cosas deseadas todo tiempo es prolijo, como a las odiosas breve.

―A las cuatro en Borja.
(Dícese cuando es tarde para las cosas. Borja es, junto á Ebro, confín de Navarra y Aragón; nació de concierto de hallarse allí a tal hora después de haber negociado su hecho en otro reino.)

―A las peñas vaya el mal.
―A las veces está la carne en el plato por falta de gato.
―A las veces, la cabra por el cuchillo bala.
―A las veces, la cabra bala por el cuchillo que la mata.
―A las veces, bala por el cuchillo la cabra.
―A las veces, cazar pensamos do cazados quedamos.
―A las veces, con tuerto hace el hombre derecho.
―A las veces, cuesta más el salmorejo que el conejo.
―A las veces, más vale el vino que las heces; y de contino más vale el vino.
―A las veces, miran más a las armas que a las barbas.
―A las veces, lleva el hombre á su casa con que llore.
―A las veces, ruin cadela roe buena correa.
(Cadela, es perra en Galicia.)

―A las malas lenguas, tijeras para cortallas.
―A las romerías y a las bodas van las locas todas.

―Hale dado á comer sesos de asno.
(Dícese del que anda embobado en alguna añción, o tan sujeto á la voluntad de otro que no sale de ella, dando a entender que es bobo como asno. Mujeres tratan y trataron tal hechicería necia.)

―A lisonjeros dichos, no prestes oídos.

―A lo escarramanado y a lo valiente.
(Cuando uno va con figura de bravo. Escarramán, se finge ser un rufián en un cantar que de él hay.)

―A lo escrito me remito.

―A lonje le pone, dijo Lucía al odre; o se pone; o alionje; o ay home, dijo Marina al odre; o ay onje.
(Estas variedades nacen de error y adelante va enmendado. Hay catango.)

―A lo uno y a lo otro.
(Hacer a todo.)

―A lo de Dios es Cristo.

―A lo de Cristo me lleve.
(Es como A lo escarramanado.)

―A lo caro, añadir dinero o dejarlo.
―A lo que puedes solo, no esperes a otro.
―A lo que puedes huir el rostro, gran simpleza es esperallo si es peligroso.
―A lo tuyo, tú.
―A lo mucho, mucho, no se me da nada, que eran verdes.
―A lo hecho, no hay remedio para no ser hecho.
―A lo hecho, remedio; y a lo por hacer, consejo.

―A lo hecho, ruego y pecho; o a lo hecho, brazo y pecho.
(Poner buen tercero y dinero.)

―A lonje le pone, dijo Lucía al odre; o se pone.

―A los amos y a los enemigos, comellos y roellos.
(Como que lo dicen mozos.)

―A los años mil, vuelve el agua por do solía ir; o vuelve a su carril.

―A los años mil, vuelve el año por su cubil.
(Es lo que se dice que un tiempo tras otro viene con esperanza de mejoría, y a venir lo mesmo que pasó.)

―A los años mil, vuelve la liebre a su cubil.

―A los inocentes se aparece nuestra Señora.
(Entiéndese por los buenos y santos, aunque vulgarmente lo aplican á hombres de poco saber, disbo sos (sic), y se debe reprobar y no usar en tal manera.)

―A los importunos pedidores, dallos de mano como a moledores.
―A los osados ayuda la fortuna; o favorece la fortuna.

―A los ojos tiene la muerte quien a caballo pasa la puente.
(Habla de las puentes de madera y otras malas y sin acitaras.)

―A los niños y locos y beodo-, los guarda todos.
―A los ciegos, mudar el hito.
―A los de la Granja, naranja, y á los de la Fuente Ovejuna, aceituna.

―A los de las gallarruzas.
(Esto es, á los rústicos. No crean con eso que lo entiendo.)

―A los de fuera, churruchada y media; a los de casa, churruchada basta.
(Dijo esto el que repartía a cucharadas el ajo en una boda de labradores.)

―A los desdichados, se les hielan las migas entre la boca y la mano.

―A los bobos con eso.
(Dícelo el que entiende la malicia.)

―A los párvulos se aparecen los santos.
(Párvulos se toma aquí por las personas inocentes en santidad y niños en la inocencia, y por eso Dios los favorece. Decir á los bobos es necedad de vulgo y reprobada.)

―A los pies y al salto, Pascual javato.
(A los pies y al soto.)

―A los pies que ofrecen.
(Ironía de daño.)

―A los pies tuertos, darles zuecos.

―A los pies mera razón, y a la rueda la opinión.
(Símil del pavo.)

―A los muertos dicen: quieres, y a los vivos: toma.

―A los chicos, aun de ruines no los hartan.
(La razón es porque hablan de ellos por diminutivos: es un ruinillo, ruinejo, hombrecillo, bellacuelo, etc.)

―A nadar anadinos, patos y patinos; entrad vos, patón, nadaréis mejor.
―A nadie le pese que le digan ruin; pésele de serlo.
―A nadie faltan razones.
―A nadie descubras tu secreto, que no hay cosa tan bien dicha como la que está por decir; o que no hay cosa más bien dicha que la que está por decir.
―A navidad de Santa Lucía, crece el día un paso de gallina. De navidad a los Reis, tan mala vez.
―A nave rota, todo viento es contrario.


@imagen: De Gonzalo Correas -  nopuedocreercom, en wikipedia.

Para saber más:
www.larramendi.es/
wikipedia

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