La cigüeña echaba la nieve del nido y allí bajo la nieve o en las fuentes heladas del invierno permanecían quietos, inmóviles, el macho y la hembra.
José Luis de Mier
José Damián Simal
Imágenes para el recuerdo (V)
Llegado el tres de febrero, día arriba, día abajo, aparecía la cigüeña volando sobre los chopos del pueblo. “Ha llegado la cigüeña” gritábamos los niños que nos asomábamos a las ventanas de la escuela para ver sus pasadas, aunque estuviera nevando. La cigüeña y su llegada simbolizaban que ya el invierno estaba avanzando. No que había pasado, sino que había transcurrido una parte importante del mismo. Cuando se iban los pastores trashumantes a Extremadura, era que se acercaba el invierno. Cuando veíamos la cigüeña, era que el invierno se iba venciendo. O por lo menos eso nos parecía. Pero aún quedaban varios meses para que llegara el tiempo primaveral. La cigüeña echaba la nieve del nido y allí bajo la nieve o en las fuentes heladas del invierno permanecían quietos, inmóviles, el macho y la hembra. Siempre decíamos la cigüeña, aunque hubiera dos. Anidaban en los chopos, al lado del molino, hasta que hacía el 6 de agosto emigraban a otras tierras, después de haber criado. ¡Han volado los cigüeños!, era otro de los acontecimientos a tener en cuenta en nuestra mirada de niños. Les veíamos entrenarse, saltando sobre el nido, hasta que un día les observábamos volando al lado de los padres, alrededor del nido, al principio y más tarde, un día se perdían en el cielo…
@Escenas de la vida rural. Oleo de Simal para este libro “Imágenes para el recuerdo”
(edición personal y limitada)
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