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Revolutionibus orbium coelestium


En 1543, el astrónomo polaco Nicolás Copérnico, canónigo de la catedral de esta ciudad, fallece a los 70 años, cuando su libro "De revolutionibus orbium coelestium", que propone una revolucionaria teoría heliocéntrica para explicar los movimientos aparentes del Sol y de las estrellas alrededor de la Tierra, se halla ya a punto para su publicación.


Copérnico escribió su tratado algunos años antes, y lo mostró a varios de sus amigos, como el astrónomo alemán Joachim von Lauchen, llamado Rheticus, que se mostró entusiasmado por la teoría copernicana, instando repetidamente a su amigo para que publicara su obra. Copérnico, sin embargo, se negó sistemáticamente porque con ello estaba contradiciendo los preceptos oficiales de la teología cristiana.

A pesar de que su amigo, el pastor Osiander, un reputado teólogo luterano adscrito a las enseñanzas oficiales de la iglesia, prologa el tratado, afirmando que lo que allí se expone no pasa del terreno de la hipótesis, Copérnico murió sin haber dado su definitivo visto bueno para que la obra fuera publicada. El empeño de la publicación de este tratado, que en pocos años va a conmover hasta los cimientos la ciencia oficial y también los dogmas religiosos del cristianismo, lo llevará a buen puerto el ya mencionado Rheticus. De revolutionibus orbium coelestium saldrá de la imprenta, en Nuremberg, a fines de 1543. Tres años antes, Rheticus ya había anticipado el meollo de la concepción copernicana del mundo en una obra que fue bastante mal recibida tanto por los teólogos romanos como por sus colegas protestantes, aunque su repercusión fue muy escasa. El tratado de Copérnico, sin embargo, se convierte, en poco tiempo, en el libro más influyente que se ha publicado desde que Gutemberg puso en marcha su imprenta con la primera edición de la Biblia.

La iglesia romana no pierde el tiempo en condenar la obra de Copérnico, a la que considera herética. Otro tanto se apresuran a hacer tanto Martín Lutero como Juan Calvino, que sustentan su rechazo en pasajes de las Escrituras.

Hasta los primeros años del s XVII, las teorías de Copérnico no pasarán de ser un aislado argumento en favor de una hipótesis extravagante, que contradice lo que nos muestran nuestros ojos. En 1609, sin embargo, un joven astrónomo alemán, Johannes Kepler, publica su Astronomia nava, que reelabora y perfecciona los conceptos heliocéntricos de Copérnico. En 1610, en Venecia, Galileo Galilei observa, con un telescopio, el movimiento de Venus alrededor del Sol, lo que constituye la primera prueba visible en favor del sistema heliocéntrico. Sin embargo, las fuerzas de las tradición y del conservadurismo no cejarán en combatir esta nueva y peligrosa herejía. En 1633, la Inquisición obliga a Galileo a renegar del heliocentrismo, y sus obras, así como las de Copérnico. Kepler y muchos otros, figurarán en el Índice durante siglos.

Fuente:
La Crónica de la Humanidad, 1986
Imagen vista en almaak

2 comentarios:

Javier dijo...

Pues de algo se tuvo que sentir orgulloso Copérnico: en poner de acuerdo a católicos y protestantes (luteranos y calvinistas).

Un abrazo

Unknown dijo...

Pobre Copérnico..., menos mal que la mente de las personas se abrió con el tiempo y la ciencia claro.
Lindo finde Froi y un besazo enorme,

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