La patata es un tubérculo providencial. Son conocidísimas sus ventajas. Pero hay una poco conocida misión de la patata que es de incalculable importancia para un automovilista. Todos os habréis molestado con las impertinentes gotas de agua que se posan en vuestro parabrisas cuando llueve y que imposibilitan vuestra labor. Pues bien: si véis que va a haber lluvia y vuestro coche no lleva aparatito para limpiar el cristal de estas inoportunas gotas, coged un paño, secad el cristal, tomad una buena patata, cortadla por la mitad y fregad el cristal con la superficie húmeda recién cortada, y ya puede venir la lluvia, que vosotros veréis perfectamente a través de vuestro parabrisas, protegido por la ténue capa del zumo de la providencial raiz. ¡Y pensar que el doctor Parmentier —como si dijéramos “el inventor de la patata”— murió guillotinado!
FUENTE: 7 de abril de 1926 “DIARIO PALENTINO”