Edén en Pineda de la Sierra
En lo alto del valle del río Arlanzón, en paraje de inigualable verdor, este pueblo burgalés de casonas serranas alberga uno de los más interesantes templos románicos
Templo de San Esteban Protomártir
Pineda de la Sierra | Burgos
El 23 de mayo de 932, encontramos su primera referencia a través de la descripción de un camino “discurrente de Pineta usque al caput de valle Congosto”, y su consagración en la primera mitad del siglo XII.
La extrema sencillez constructiva del llamado taller de la “escuela de la Sierra” salva con precisa técnica el desnivel y construye un ábside, una galería porticada y una portalada en su fachada meridional, ejemplo estructural del más puro arte románico.
En aquel noviembre de 2011, empezamos por el ábside. Levantado sobre banco con codillo y vanos decorados con columnas de capiteles donde se percibe una borrosa y curiosa Anunciación con dos ángeles en el de la izquierda, según el lado del espectador, y aves afrontadas en el de la derecha.
El tejado sobre cornisa y columnas de entrega te regala diez canecillos visiblemente dificultosos y erosionados pero que te permiten entrever bustos zoomorfos (buey, carnero, león, jabalí, oso, liebre) vegetales, barril y antropomorfos ( mujer desnuda).
La galería porticada, una de las más elegantes de nuestro arte, se reparte en once arcadas, cinco a la derecha y seis a la izquierda donde el primer y más fino maestro del taller se explaya en temática vegetal de acantos con técnica depurada.
La portalada que da acceso al templo con arco de medio punto y una serie de capiteles bellísimos que apoyan las cuatro arquivoltas del arco de ingreso. Mi mascota humana, muy leído él, tira de ejemplar para explicarlos y ahí se lía el follón. Me puse hecho una fiera, un león.
¡Este tío sigue sin aprender nada!, pensé para mis adentros cuando comenzaba su exposición por las enjutas y describe la de la izquierda como “ un personaje colocado de pie, flanqueado por dos animales, uno de los cuales es un león que se levanta sobre sus cuartos traseros y apoya las patas delanteras sobre el muslo del hombre o mujer, y el otro animal tiene cola de reptil que enrosca y eleva elegantemente hasta la altura de los hombros del personaje en posición frontal”.
Estaba a punto de estallar cuando mi madrina Laura me pasa por lo bajini la foto tratada con píxeles de la dichosa enjuta demostrando que se trata de la representación de Santa Margarita sometiendo y domesticando al dragón del Maligno.
La de la derecha, un personaje ataviado con rica vestimenta que sostiene sobre el pecho un rollo con una filacteria que mantiene según los textos que maneja y que, sin embargo, para mí, se trata de la comitente que porta la escritura de donación según veremos más adelante.
Empezando por el primer capitel de la izquierda, nos hace reparar en sus tres caras: dos personajes femeninos con tocado y brial, apoyan una de sus manos sobre una mesa mientras con la otra arañan sus mejillas; les sigue un féretro con una mujer que está acompañado por una figura que viste ornamentos litúrgicos, casulla, alba y mitra, portando en su mano izquierda anillo y báculo con rosca exterior mientras con la otra imparte bendición. Junto a él una figura desmochada, sentada, con larga túnica que dobla el brazo apoyado en el muslo bendiciendo con tres dedos a la que acompaña personaje femenino en pie con las manos en el pecho sosteniendo un objeto. Como nos explica que, según ha leído en diversos textos, se trata de San Nicolás, repaso mentalmente la hagiografía de este santo y no coincide con nada. Yo me lo creo, pero en mi mente tengo la presentación de un rito fúnebre de alguien importante que hasta el obispo oficia el funeral.
Los siguientes capiteles los supera de forma aseada: grifos afrontados
Unas pencas dobladas
Y en el intradós una sirena de doble cola y larga cabellera con raya central a la que persigue su sempiterno centauro sagitario presto a disparar.
Pasamos a la siguiente fase seriada en la que nos explica que se trata de la Epifanía apócrifa en la que María extiende los brazos y permite al Infante jugar con el regalo del rey Melchor genuflexo, pero incurre en el imperdonable olvido de no valorar la representación de un particular e insólito San José que, apoyado en su bastón tau, no está dormido sino que participa activamente en el relato saludando con ojos y mano abierta a la comitiva real.
Decide interpretar el siguiente capitel y, apuntes y guías en mano, intenta convencernos que se trata de San Pedro y San Pablo. ¡Alma de cántaro! ¿Cuándo has visto tu representados a éstos sin nimbo, con ropaje litúrgico y bonete Pedro y sin espada o libro a Pablo? Mi olfato perruno me dice que estamos ante un acto de consagración del templo, en la que el eclesiástico porta la llave donada y el personajillo de atrás un sello actuarial para poner en el documento aquel que la comitente sostenía en rollo del acta.
Desesperado, llego a la explicación del último en donde me tengo que morder la lengua y levantar la patita cuando nos cuenta que, según las interpretaciones de historiadores, estamos ante la figura de Sansón desquijarando al león. Miro, observo, amplio y resulta que se trata de un joven con cuidada barba y ricitos que cabalgando un león, porta en su mano un cuchillo. Le tengo dicho, cienes y cienes de veces, que evite el error consagrado y admitido por la generalidad de amantes del románico que aceptan y asumen incondicionalmente la interpretación de que cuando observan a un personaje que cabalga un león, tienden a identificarlo con Sansón.
Le recuerdo el pasaje bíblico Jueces 13, 5 cuando el ángel le anuncia a la madre de Sansón que “ vas a concebir y dar a luz un hijo, que será nazareo de Dios desde el seno materno: no pasará navaja por su cabeza”. ¿ Cómo puedes pensar que esta representación es del juez Sansón cuando está afeitado y sin su larga melena y barba de nazireo fuente de vigor y fortaleza?
Se forma el lío, el debate y mis ladridos le recomendaban la lectura del Libro Primero de Samuel II, 16, 12 en que se describe a David como “ rubio, de bellos ojos y hermosa presencia” y que había matado a un león cuando atacó el rebaño de su padre ( Libro Primero de Samuel, II, 17, 34)
Total que me despedí de la dama, recogí mi arnés y me di un paseo por el pinar para observar cómo las abejas laboran y liban su propia miel, mientras mi mascota repasaba sus apuntes.
Actualización: Dic2025 | 133👀
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"Este pequeño y rural templo burgalés me ha costado dos meses confeccionarlo. Mi interés y su sencillez complicada no sabía cómo abordarla. Doy un giro al artículo y asumo una postura valiente con una vuelta de tuerca donde Mogui hace una crítica velada ( o tal vez muy expresa) de los errores en que incurren los académicos e historiadores."
ResponderEliminarPuse a buen recaudo la lectura del autor al enviar el artículo y lo traigo a colación para recordar lo que implica este recorrido por el románico. Siempre agradecidos por tu esfuerzo, Mongui y atentos a tus críticas veladas. Buen día.