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Un ilustre patatero

Uno de los personajes en los que pensaba para aquellas entrevistas, era, además, pariente, de Quintanilla de las Torres, a pocos pasos de Valderredible, en la comarca de Campoo. A veces, una conversación sirve para emprender un viaje a otro momento de la historia, en compañía de gentes con alma, de personas que con menos recursos, en momentos tan duros, salieron adelante tirando de intuición y de ingenio. Se trataba de ir descubriendo a los lectores historias y habilidades de sus paisanos, al mismo tiempo que se les rendía un homenaje.


Apolinar Fernández de Lózar, Quintanilla de las Torres, 31 octubre de 1994 | Norte de Castilla

Apolinar Fernández de Lózar nació en la casa rectoral de El Campo. Pasó sus primeros años en San Salvador. En Cardaño empezó a trabajar como autónomo, cambiando sus mercancías por patatas. Cuando reunió quince mil kilos y después de un largo caminar con la muestra en el bolsillo, coincidió en un fonda con un importante comprador de Madrid, Francisco Fernández Leal, al que vendió las patatas a 25 céntimos el kilo. Así fue como este pariente y paisano, se inició en un negocio que dio trabajo a muchas mujeres de la comarca de Valderredible, otra vez instalado definitivamente en Quintanilla de las Torres. ¿Conoce Valderredible? -le pregunto. “Lo conozco como Pernía. Te digo todos los pueblos ahora mismo. Conozco todas las cocinas y las cuadras, sobre todo las cuadras, porque cuando iba a comprar las patatas el trato se hacía en las cuadras, que era donde estaban trabajando.” Fue tan intensa, tan amena, tan ilustrativa aquella entrega que no se me olvida su referencia al primer coche que tuvieron, uno de los primeros en la provincia. “En 1914, cuando empezaron las obras del pantano, sólo había caminos muertos y yo, como hijo mayor, iba con la caballería a buscar los géneros a Cervera. En 1918 compró mi padre una tartana, una «serré» que llamaban. En 1919 compró un coche con tres caballos y cuatro ruedas. En 1921 compramos el primer coche un Ford, modelo T, descapotable, sin cambios, ni delta, ni encendido. En el salpicadero llevaba cuatro bobinas, de ahí salían cuatro cables, cada uno de un color, que iban a las cuatro bujías. De las bujías salían los mismos cables al distribuidor. El arranque se hacía a manivela. Entonces en la provincia había cinco coches. El obispo y el gobernador tenían coches de caballos.”

Para saber más en nuestra página de Orígenes







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Cada viernes en la tercera de Diario Palentino

6 comentarios:

Alfonso Santamaría Diez dijo...

Qué entrañable Froilán que resucites a estos personajes, luchadores del norte de la provincia que se forjaron en mil batallas, como Jesús Juez de Cervera o este ilustre pariente tuyo, Apolinar Fernández De Lózar, patatero de Quintanilla de las Torres, hombres admirables que merecen que se les recuerde por su peculiar actividad, por su ingenio, su protagonismo y constante lucha.

Javier Terán dijo...

Una bonita historia, Froilán, esta que nos cuentas de este gran emprendedor de nuestra España rural de aquellos años, de nuestro Norte provincial, a la sazón familiar tuyo en este caso, que supo forjar un negocio y prosperar en el mismo. Un adelantado a su época, desde luego. Saludos.

FGC dijo...

Conozco un poco este mundillo de la patata porque aquí en mi zona salmantina hay muchos productores agricultores de patatas, mi fa.ilia se dedica y se ha dedicado al cultivo de las mismas, de diversas variedades y siempre compran las patatas de siembra a una empresa especializada de Aguilar de Campoo, es por eso que me ha llamado la atención la historia de Apolinar Fernández de Lózar, así como la parte donde habla del precio del kilo de las patatas, 25 céntimos. Hoy día si un agricultor vende su cosecha de patatas a 25 céntimos, de euro claro, no de pesetas, sería una buena venta. Me ha parecido curioso.
FGC

Froilán De Lózar dijo...

@Alfonso, periódicamente iré rescatando aquellas historias que yo buscaba de lado a lado de nuestra montaña, de estos luchadores, con tantas carencias alrededor y lejos de la capital, como bien los denominas, que tenían que tirar de ingenio muchas veces para salir adelante. @Javier, mi abuelo se casó dos veces, y buena parte de aquella familia se instaló en Quintanilla de las Torres, Matías, Froilán, (mi padrino), José María..., algunos dedicados al negocio de las patatas. Iribar, el mítico portero del Atletic, metido también en esos bretes, seguramente que llegó a conocerlos. @Paqui, ¡qué pequeño es el mundo!. Pero Apolinar era un todo terreno. Si alguien quiere conocer algún detalle más, encontrará una buena parte de la entrevista en el enlace que aparece a pie de post.
Buen día a todos y gracias por venir.

Herminio Revilla Fernández dijo...

Magnífico reportaje Froilán sobre este pariente tuyo, por cierto muy reconocido por esta zona de Aguilar. Creo fueron unos tiempos muy buenos para la recolección de la patata en esta zona. Fue también muy importante como tu mencionas el gran avance tecnológico que hubo en la época, al pasar de tener un coche tirado por caballos que comían hierba a los de gasolina.

El Trauma dijo...

Un entrañable recorrido, Froilán. Por la época y su dura vida de lucha y esfuerzos, por esa evolución de transporte tan bien definida, y por esa bella zona de Quintanilla de las Torres con el "nacimiento" de esa gran familia vuestra. Entrañable historia.

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