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Sobre la muerte de Unamuno

💭 La versión que conocemos de la muerte de Unamuno es a través de Bartolomé Aragón, la persona que estaba con él y que salió gritando.


💭 Enseguida se corrió la voz de que Unamuno había sido envenenado, y nadie dudaba de que lo habían asesinado; pero la versión oficial consiguió silenciar todos los rumores.


💭 La verdad es que si alguien sabía algo nunca lo contó, por miedo a correr la misma suerte y tal vez por vergüenza después.



Beatriz Quintana Jato
Catedrática de Literatura, Miembro de la Institución Tello Téllez de Meneses.

Bartolomé Aragón era profesor auxiliar de Economía Política, y contra lo que se dijo, no era amigo ni discípulo de Unamuno; era falangista convencido que había estudiado en Italia y admiraba a Mussolini, y llegó a Salamanca cinco semanas después del enfrentamiento del 12 de octubre de Unamuno con el general Millán Astray, procedente del frente de Huelva.

Tras su muerte escribió rápidamente un relato exculpatorio, y no asistió al entierro ni a velatorio.
En ambos bandos se difundió la noticia de muy diferente manera:

«Unamuno fue asesinado de noche, por una cuadrilla de falangistas uniformados. Hay gente que lo vio y que podrá acreditarlo en su día».

Ésta era la versión en el bando republicano, mientras que la versión oficial era bien distinta:

«A las 4 y media de la tarde, el señor Unamuno recibió la visita de un amigo, con el que estaba charlando en su despacho cuando sintió un desvanecimiento repentino. Momentos más tarde, expiraba rodeado de sus familiares».

El periódico francés «L´Humanité» dio por seguro su asesinato por los falangistas.

Cuando llegó el médico, mandó a Aragón a comprar unas medicinas a la farmacia (¿para qué, si ya estaba muerto?).

Parece que Bartolomé Aragón fue a Salamanca con el propósito de entrevistarse con Unamuno, y curiosamente, en su expediente militar no se menciona su estancia en Salamanca ¿por qué?

El certificado médico no ha podido localizarse. En el acta de defunción se recoge que la muerte se debió a una «hemorragia bulbar, causada por arteriosclerosis e hipertensión arterial».

Según algunos médicos consultados, se trata de una hemorragia que si ya se ha producido el fallecimiento, no puede diagnosticarse sin autopsia.

Si se trataba de una muerte súbita como la de Unamuno, lo lógico sería no certificar la defunción sino avisar al Juzgado de Guardia, lo cual implicaría la intervención de un médico forense y por supuesto una autopsia... Pero no se hizo nada de eso.

La mayor parte de los especialistas consultados se inclinan por una muerte «sospechosa de criminalidad», y habría sido posible causarla «con muy pocas pruebas físicas».

Respecto a las causas de la hemorragia bulbar, ésta puede ser espontánea o provocada (¿por traumatismo? ¿por dislocación del cuello o fractura de vértebras cervicales altas, por estiramiento forzado o hipertensión del cuello?).

Dada la hipertensión que padecía don Miguel, lo lógico habría sido que sufriese un infarto.

Es necesario tener en cuenta también que el médico, Adolfo Núñez Rodríguez, amigo de Unamuno, era republicano y había sido multado y amenazado. ¿Pensó que la muerte no había sido natural y por eso lanzó una conclusión que no podía ser demostrada?

No estaba en condiciones de pedir una autopsia, y su dictamen estaba sin duda condicionado por el miedo.

Es muy probable que el diagnóstico encubriera pistas solapadas para que en un futuro alguien lo investigase y llegase a la conclusión del asesinato de Unamuno.

Hay numerosas preguntas sin respuesta: ¿por qué mandó el médico a Aragón a la farmacia? Probablemente para poder hablar a solas con las hijas de Unamuno y hacer un pacto de silencio, pues la vida les iba en ello.

Lo que sí es cierto es que fueron los falangistas los que se apresuraron a organizar las honras fúnebres, y aunque se extendió la idea de que habían pedido permiso a la familia para portar el ataúd al día siguiente, sin embargo el nieto de Unamuno, testigo de estos hechos, afirma que los falangistas no pidieron permiso («cogieron el ataúd, fue un robo violento, sin pedir permiso a nadie... Se apoderaron de él hasta el final, no sólo del cuerpo, pretendiendo presentarlo como un fascista»).

En realidad le hicieron el mayor daño que él pudiera imaginar, pues secuestrando su memoria le arrebataban algo más preciado que la vida: la manera en que sería recordado.

Los falangistas lo enterraron como si fuera «uno de los suyos», lo que venía a confirmar para siempre su traición a la República y a sus convicciones liberales.

Al cerrar el nicho se le dijeron los presentes de rigor, como a un militante más; es como si hubiera muerto con la camisa azul...

Y eso, a pesar de que apenas un mes antes, Unamuno le había dicho a un periodista polaco: «Créame, la Falange es sin duda uno de los peligros que amenazan a España: son locos, fanáticos...»

La gran paradoja de su muerte fue que los fascistas lo enterraron como a uno de los suyos, aunque lo veían como a un traidor; y para los republicanos era un traidor, a pesar de haberse enfrentado a los sublevados.

En realidad, Unamuno fue un héroe al que «los hunos» y «los otros» consideraban un traidor, aunque por distintos motivos.

Y su muerte, para siempre teñida de sospechas, puede muy bien explicarse por el hecho de que sólo cinco meses antes se había producido el golpe militar, y precisamente en Salamanca había establecido Franco su cuartel general, habiendo sometido totalmente la ciudad en pocos días. Sólo la voz de Unamuno se atrevía a denunciarlo todo, y eso suponía una amenaza constante.

El día antes de su muerte, tuvo Unamuno un nuevo enfrentamiento con el general Millán Astray en el Paraninfo de la Universidad, al sostener el primero que no podía llamarse «rojos» a los republicanos. Millán Astray le amenazó con una pistola, y tuvieron que interponerse varias personas para que no ocurriera lo peor. Aquel día fueron pronunciadas de nuevo palabras proféticas: «¡Ay, de aquellos intelectuales que marchen por las sendas tenebrosas y usen juegos de palabras como flechas envenenadas. Serán fulminados». Este episodio ha permanecido en el silencio hasta ahora, y es realmente elocuente.

Su fusilamiento habría sido lógico pero inconveniente, teniendo el precedente del asesinato de Lorca y su eco internacional; era necesario silenciarlo, pero sin dejar huellas...


Otro artículo de la misma autora en Curiosón sobre Unamuno
👉  Miguel de Unamuno | Beatriz Quintana Jato

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👉  Unamuno, el vencido invicto | Félix de Azúa
👉  Miguel de Unamuno, un hombre sin atributos | José Jiménez Lozano
👉  Fernando de Unamuno, arquitecto | Alfonso Santamaría
👉 Unamuno en Aguilar Unamuno


 

Sección para "Curiosón"
de Beatriz Quintana Jato.

3 comentarios:

Alfonso Santamaría Diez dijo...

Interesante como siempre el relato de Beatriz Quintana Jato, sobre la figura de Don Miguel de Unamuno. Aclara Beatriz con su maestría habitual la muerte de Unamuno, tan querido por los salamantinos, tan odiado por los falangistas y el régimen franquista.
He podido profundizar sobre la figura de Miguel de Unamuno, a través de la lectura del libro "Fernando Unamuno, arquitecto", escrito por mi amigo y compañero José Antonio González Delgado, que analiza con profunda y meritoria investigación toda la vida de Don Miguel, y a su vez reivindica a su hijo, un gran arquitecto al que Palencia le debe casi todo, en sus más de 40 años de residencia en la capital palentina, y la transformación que proyectó de la ciudad. Una ciudad que no ha sido capaz de recordar al hijo de Don Miguel con al menos una calle.
Fernando de Unamuno se casó con una salmantina, y tras enviudar se unió en la catedral de Palencia, con una palentina. Está enterrado en Palencia, en el mismo cementerio que proyectó.
Si alguien tiene interés puede consultar en este blog mi escrito sobre "Fernando de Unamuno, arquitecto", que se publicó en la primavera de 2021, y ha sobrepasado las 1.000 lecturas.
Gracias Beatriz por acercarnos con esa maestría tuya y esa perfecto dominio de las palabras, a la figura del genial Unamuno.

CGGuadilla dijo...

Excelente relato. Buscaré el de Fernando de Unamuno.

Alfonso Santamaría Diez dijo...

Guadilla, mi artículo sobre Fernando Unamuno te va permitir conocer la grandiosidad, vida y proyectos de la figura del hijo de Don Miguel.
Gracias por lo que me toca.

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