Así parecen confirmarlo los siguientes ejemplos del Quijote.
«Par diez, vuesa merced tiene razón, respondió el Castellano, que aconsejar a este buen hombre es dar coces contra el aguijón; pero con todo eso me da muy gran lástima, que el buen ingenio que dicen que tiene en todas las cosas este mentecato, se le desagüe por la canal de su andante caballería.»
Cuando la aventura de los batanes, viendo Sancho el buen suceso de haber atado los pies a Rocinante, dice a don Quijote: «Ea, señor, que el cielo conmovido de mis lágrimas y plegarias, ha ordenado que no se pueda mover Rocinante, y si vos queréis porfiar, y espolear, y dalle, será enojar a la fortuna, y dar coces, como dicen, contra el aguijón.»
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