Este merchandising actual en torno a su figura hubiera sido inimaginable hace algunos años. Las espeluznantes obras de Donatien Alphonse François, marqués de Sade, que vivió desde 1740 hasta 1814 y murió en un asilo mental, fueron prohibidas en Francia hasta 1957, y el aura diabólica en torno a su producción literaria ha ido levantándose gradualmente. De hecho, incluso su propia familia tuvo vetado hablar de él durante cinco décadas.
Cuando Sade vivía, los censores se estremecieron con sus cuentos de violación, incesto y pedofilia, así como por su ateísmo vitriólico, y miles de sus libros fueron destruidos. Permaneció casi desconocido durante todo el siglo XIX, hasta que hacia 1900, el crítico y poeta Apollinaire escribió los primeros ensayos en defensa de Sade. Para sus admiradores, la influencia del personaje comenzó a ser profunda, y se declararon abiertamente defensores de los oscuros impulsos de la naturaleza humana.
Sade no era un ejemplo a seguir, ni mucho menos. Pero lo cierto es que su influencia ha sido enorme en todas las esferas del arte modernista. Su objetivo era destruir toda ilusión que rodeara la sexualidad humana, ya fuese histórica, moral o religiosa. Lo cierto es que la moderación no era el punto fuerte de este personaje, tan polémico entonces como ahora…
Este dibujo es el único retrato conocido de Sade, hecho en 1760, cuando tenía 19 años. (ADOC-fotos.Corbis)

© Una sección de Félix Casanova para Curiosón, 2016
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