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San Fermín, un espectáculo único en el mundo

Disfruto y sufro con el continuo peligro de quienes son capaces de correr perseguidos por los toros, y casi rozan sus afiladas astas en su intento de jugarse la vida venciendo el miedo, envueltos en la inconsciente magia del riesgo de sentir su bravura y aliento, para celebrar después el triunfo de haber corrido frente a las bestias, y haberse librado de ser empitonados.


Alfonso Santamaría Diez

 

De www.viajar24h.com - commons.wikimedia
Volvieron los sanfermines en 2022, y con ellos los encierros, tras dos años de suspensión por la pandemia. También volvieron mis recuerdos de aquel mes de julio de 1997, hace ahora 26 años, cuando me entró la afición de seguir su retrasmisión por televisión, coincidiendo con mi ingreso hospitalario por una grave neumonía. Mi mejoría coincidió con el comienzo de los sanfermines, y pude ver el encierro en la habitación del hospital, dado mi debilitado estado de salud se convirtió en uno de mis pocos entretenimientos. Desde entonces me hice aficionado, y a lo largo de estos años he procurado no perderme ninguna cita televisiva con este espectáculo único en el mundo.

Diario de Navarra
Disfruto con el ambiente previo al encierro, del nerviosismo y calentamiento de los mozos que llenan las calles a la espera del comienzo de un festejo del que asumen su peligro; del ritual de los tres cánticos ante la hornacina del santo; del momento del encendido del cohete que avisa del comienzo del encierro, cuyo estruendo espanta al ganado que sale asustado de los corrales, y guiado por los cabestros sube veloz la cuesta de Santo Domingo. Nada altera su carrera en estos primeros metros, hasta que se oye el griterío del gentío que intercede el tránsito del ganado, y los toros se defienden, muestran su bravura ante lo desconocido en un recorrido que los lleva a la curva de Mercaderes, en la que se pegan por inercia al vallado, y a veces se caen, antes de su entrada en la calle Estafeta, hasta llegar a Telefónica, y correr por la costanilla que  empuja a toros y mozos hasta el callejón de la plaza de toros. Recuerdo algún año haber visto un tapón humano en este callejón que paralizó el encierro porque las fieras no podían pasar, ni los mozos avanzar, ni escapar por las gateras. Al entrar los animales en la plaza todavía puede haber algún revolcón, hasta que los dobladores cumplen su función y arrastran en la arena con elegancia su capote e introducen a los toros en los toriles, con el coso lleno de público que aplaude el fin del encierro, y suena el cohete que indica que, una vez que se guardaron los toros desapareció el peligro.

Diario de Navarra
Disfruto ver correr a los toros ante el gentío, de su atlético y rápido trote, de su elegante vuelo en el asfalto, de los increíbles saltos cuando sortean a los mozos que tropezaron y rodaron por el suelo. Parece mentira que puedan saltar así unos animales con peso cercano a los 600 Kgs., que barren la calle de corredores y los derriban para que no impidan su carrera. Sufro cuando un toro se ceba con un mozo, se suelta de la manada, o se da la vuelta. Menos mal que los pastores se encargan de que los toros mantengan su trayectoria, vigilan a los mozos, y gracias a su golpe de vara salvan de ser empitonados a algunos atolondrados novatos e inexpertos corredores.

Disfruto y sufro con el continuo peligro de quienes consiguieron hacerse hueco para disputar la carrera de sus sueños, para la que se entrenaron y son capaces de correr perseguidos por los toros; de los que corren al lado de los animales y casi rozan sus afiladas astas en su intento de jugarse la vida venciendo el miedo, envueltos en la inconsciente magia del riesgo de sentir su bravura y aliento, para celebrar después el triunfo de haber corrido frente a las bestias, y haberse librado de ser empitonados, en el imposible intento de seguir a los toros muchos metros, aunque los mozos sean auténticos atletas. Es difícil para un corredor abrirse paso en la calle, llena de peligros y obstáculos, provocados por caídas, tropiezos, o empujones. Es muy difícil correr y ver lo que pasa al frente, mirar hacia atrás y a todos lados para controlar al ganado, y no tropezar con quienes corren delante, o a tu lado. Difícil también es saber salir a tiempo de la carrera sin perjudicar al resto de corredores, algunos se perjudican ellos mismos cuando tocan al toro con el riesgo de que se pueda girar el animal y provocar una cogida, al igual que los espectadores que se amontonan fuera de los burladeros, o en los bordes de la calle que interrumpen y frenan la carrera y pueden provocar barridos y cornadas.


Diario de Navarra
Durante el encierro la expectación es máxima, no se sabe lo que puede ocurrir en dos o tres minutos, ni el comportamiento de los seis toros corriendo con las calles ocupadas por más de 2000 personas, deseosas de correr frente a los animales y encontrar su posición cada cual en su tramo, en una continua provocación al peligro, una amenaza a la muerte, una carrera de riesgo que puede acabar en tragedia, una lucha a veces inconsciente, que puede hacer que el mozo salga airoso del trance, o acabe herido por asta de toro, y termine en manos de los servicios sanitarios. Me tranquilizo cuando los toros están ya en la plaza y se les conduce a los toriles, me gusta después ver la repetición del encierro a cámara lenta, y los detalles que ofrece la visión de la lupa televisiva. El año pasado la retransmisión sorprendió con espectaculares imágenes aéreas del encierro, a veces espeluznantes por su dureza. 

Desde hace tiempo los toros vienen entrenados para correr en el encierro, y los cabestros han sido amaestrados para que no se suelten de los toros. Ver el encierro de Pamplona sigue siendo un espectáculo único en el mundo, que crea adicción a quienes lo corren, y a quienes lo ven.

9 comentarios:

Julius Revolution dijo...

Cuanta razón Alfonso, La fiesta de San Fermín es "la fiesta" por excelencia a nivel mundial. En mi juventud he disfrutado durante años de los San Fermines, y corroboro todo lo expuesto por ti. No he corrido el encierro, pero si lo he visto en directo y en la tele, como tú, todos los años. Pamplona la semana de San Fermines es una explosión de alegría que se contagia nada mas poner el pie en la ciudad. Es una maravilla ver gente de cualquier continente, que vienen a España atraídos por San Fermín. Es una semana de cierta anarquía en Pamplona, y salvo en casos puntuales, es una fiesta segura y en la reinan el buen humor y la camaradería. Quizás este año me acerque a Pamplona a disfrutar del San Fermín diurno, de los pasacalles, de los cabezudos y de ver los trajes de los mozos y mozas, aun impolutos, sin una gota de vino aun...

El Trauma dijo...

El mundo del toro bravo, un mundo especial, un especímen que los políticos en busca de votos, ONGs con ánimo de lucro, minorías que presumen de ser democráticas pero que son más totalitarias que nadie, todos ellos quieren que desaparezca este gran mundo, cada cual con sus egoísmos propios. Los encierros, siendo el principal ejemplo Pamplona, y luego la expresión del toro en la plaza nos enseñan el carácter, la bravura y también la nobleza del mejor toro, de un especímen muy español que se identifica con nuestro mapa y nuestro carácter. Qué bien lo has descrito, Alfonso. Me parecía estar enfrente del televisor.

FGC dijo...

Debe ser superemocionante vivir los encierros de San Fermín, tal y como lo has descrito pareciera que se siente estar allí mismo. Ya lo decía un afamado amante de esa fiesta, el escritor Hemingway, que tanto gustaba del festejo taurino y quién más lo internacionalizó, “Pamplona es el lugar más divertido que jamás se haya visto”. Y así me ha parecido sentirlo por tu relato.

Julián González Prieto dijo...

Qué atrayente el relato que nos haces, amigo Alfonso, sobre este espectáculo único. Como bien dice uno de tus comentaristas, nos haces sentir y allí, pendientes de los toros y sus corredores. Felicidades por tan intenso y vivido relato. Un abrazo

Osbarba dijo...

Enhorabuena Alfonso por tan notable artículo, nos haces sentir en Pamplona en las fiestas más internacionales que existen en España.
De todo lo que has plasmado en tu escrito, me ha llamado la atención la chance que has dado a RTVE, tanto que llegué a pensar, que estabas patrocinado por ella. Me ha gustado sin duda, pues son imágenes impresionantes desde los lugares que se ven. Un saludo.

Froilán De Lózar dijo...

Hace algunos años le pedí a mi amigo Alfonso Pascal, poeta navarro tan laureado, que me escribiera unas letras para el blog sobre estas fiestas, que como bien dices, son únicas en el mundo. Y se me enredó en otros menesteres y pasó el tiempo, hasta que llegó este excelente post tuyo, que reivindica y ahonda en esa tradición. Enhorabuena y a por otro toro, que ya sabes que aquí tienes puesto el cartel de completo.

Javier Terán dijo...

Alfonso, nos has descrito con una gran maestría, una parte de las Fiestas de San Fermín, en concreto esa parte de las mismas como es el famoso encierro con los toros que se lidiarán esa tarde en el coso taurino. Y es que después de verlos todos los años a través de la televisión, las imágenes me han acercado a esos encierros, casi casi cual si estuviésemos allí mismo (claro que viendo los toros desde la barrera, sin peligro; porque mucho valor hay que ponerle al tema para estar allí en medio de la calle protagonizando esas increíbles carreras al frente o junto a los toros. Yo llevo también un montón de años viéndolos cada mañana frente al televisor; recuerdo que me aficionó a ellos en gran medida un compañero de trabajo que era de Tafalla, allá en Navarra, y me contaba situaciones increíbles allí vividas. Y este año, estaré presto también a contemplarlos. Un abrazo.

Agustín Rodríguez García dijo...

Qué grande eres amigo Alfonso con la pluma, lo mismo nos relatas temas deportivos, así como historias de nuestros pueblos y con sus iglesias y monumentos. Gracias a ti hoy estamos realizando el recorrido de los encierros de San Fermín. Perfecta la narración esto me animará a ver a las 8 el encierro en la TV.

Alfonso Santamaría Diez (Autor) dijo...

Agradezco a mis ocho amigos sus comentarios. Primero a Julius, que considera a los San Fermines “la fiesta por excelencia a nivel mundial”, y le gusta ver los “pasacalles y cabezudos y los trajes de peñistas impolutos”. El trauma defiende la fiesta nacional ante los cambios políticos, e identifica la nobleza con “nuestro mapa y carácter”, además de haber vivido con mi relato la retrasmisión en directo. FGC, también parece que ha vivido mi encierro, y evoca la figura del recordado Hemingway, que vivió la fiesta y terminó siendo un símbolo de la misma. Julián González Prieto considera a los encierros "un espectáculo único" y también ha disfrutado de mi retrasmisión. Osbarba me hace corresponsal de RTVE, en un gracioso comentario que me ha divertido mucho, mientras Froilán De Lózar encontró en mi al sustituto del maestro Alfonso Pascal para hacer este trabajo. Javier Terán, hoy ha escrito en el Diario Palentino sobre los San Fermines, y con mi relato ha visto los toros desde la barrera, y este año volverá a sentarse en butaca para ver los encierros. También se sentará mi amigo Agustín, después de disfrutar de los encierros con mi narración. MUCHAS GRACIAS A TODOS POR VUESTROS COMENTARIOS.

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