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Modesto-Lafuente
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Parlamento de los tres reinos
Cataluña da el primer ejemplo de su respeto a la ley. Uno de los aspirantes al trono es un intrépido y vigoroso catalán, de la ilustre estirpe de los condes de Barcelona, que se presenta audaz, poderoso y robustecido con el favor popular.
La sensatez del pueblo aragonés
"Jamás pueblo alguno, dijimos en nuestro Discurso preliminar, mostró una moderación, una sensatez y una cordura comparables a la de aquel reino (Aragón) cuando vacó sin sucesión cierta la corona... El compromiso de Caspe es una de las páginas más honrosas de aquel magnánimo pueblo."
Los catalanes ofrecen la corona
Los catalanes ofrecen la corona del principado al rey de Francia y al de Castilla
Los catalanes buscan un príncipe en Portugal
Duros y tenaces los naturales de aquel reino, amantes de la libertad y de la independencia, pero no pudiendo ni proclamarla ni defenderla ni sostenerla por sí solos contra tan inmediatos y poderosos enemigos, antes que someterse al rey de Aragón, optaron por recurrir a otra bandera e invocar otro príncipe que reemplazara al de Castilla, y buscando a quien ofrecer el señorío del Principado, se acordaron del infante don Pedro, condestable de Portugal, que era nieto del conde de Urgel, y descendiente de la antigua dinastía de los condes de Barcelona.
Le pareció buena ocasión a aquel aventurero príncipe, desheredado en aquel reino, para buscar ventura en país extraño, y respondiendo sin vacilar a la primera invitación y llamamiento, se embarcó desde Ceuta donde se hallaba con unos pocos caballeros que se determinaron a seguirle, pero sin armada, sin gente, sin dinero y sin consultar al rey de Portugal al rey de Portugal, su primo, y arribando a Barcelona (21 enero, 1464), y recibido el juramento de sus nuevos súbditos, tomó arrogantemente el título de rey de Aragón y de Sicilia, que el castellano había tenido al menos la modestia de no aceptar.
Comenzó el portugués a desempañar su oficio de rey con más desembarazo y resolución de la que muchos hubieran querido. Abolió el consejo del Principado, instituido desde la primera rebelión, castigó algunos desórdenes y delitos graves, puso coto a los excesivos tributos y exacciones con que los de la diputación tenían agobiado y oprimido al pueblo, y tomó sobre sí el gobierno de la ciudad. Pero entretanto el rey don Juan de Aragón y de Navarra, reconquistando palmo a palmo el terreno perdido, con su actividad natural, veterano como era en las guerras y en los combates, había ido haciéndose dueño de las plazas más importantes del Mediodía de Cataluña, no sin que le costara grandes sacrificios de tiempo, de gente y de dinero; todo esto después de atender a las fronteras de Castilla y a las de Navarra y después de haber hecho a su hijo don Fernando lugarteniente general del reino antes de los catorce años, solo para que pudieran autorizar lo que se ordena en las cortes de Zaragoza que tenía convocadas.
En la rendición de Lérida, que le había costado los trabajos y dispendios de un sitio, usó el rey con mucha clemencia de la victoria, confirmó los privilegios de la ciudad, y trató con mucha consideración a los habitantes a quienes el hambre tenía extenuados. En lo general usaba de la generosidad con los que se le sometían. Habiéndose reducido a su obediencia Juan de Beaumont, prior de Navarra, en Villafranca del Penedés con sus compañías de gente de armas, recibió a merced al prior y a todos sus parientes y servidores navarros, catalanes, aragoneses y castellanos que habían seguido al príncipe de Viana y hecho armas contra el rey y la reina. Algo más severo con don Jaime de Aragón, que se había rebelado contra el rey en su baronía de Areños, vencido que le hubo don Juan y apoderándose de su baronía, mandó encerrarle en el castillo de Játiva y allí estuvo hasta que murió. Un tratado de concordia que se asentó con el rey don Juan, el conde y la condesa de Foix, y los jefes y caudillos de los biamonteses, en que se acordó restituir a éstos sus castillos, villas y patrimonios, juntamente con un indulto general para todos los que habían seguido la parte del príncipe don Carlos y de doña Blanca, dejo al monarca aragonés libre y desembarazado por la parte de Navarra, y en aptitud de atender con más desahogo a la guerra de Cataluña.
Actualización Agosto2025 | +333 👀
Historia General de España
La Historia General de España de Modesto Lafuente, es considerada el paradigma de la historiografía nacional del pensamiento liberal del siglo XIX.
Impresa en Barcelona por Montaner y Simón entre 1888 y 1890.
Cataluña contra el rey don Juan
Entretanto en Barcelona se habían ido encendiendo los ánimos y exacerbándose cada día los dos partidos, el enemigo de la reina y del rey, y el que aquella con su maña y su astucia había sabido granjearse, aunque siempre menos numeroso que el de los contrarios.
Agramonteses y Biamonteses
El origen de estas dos célebres parcialidades fue la guerra que desde 1438 se hicieron entre sí los señores de Agramont y de Lusa en la baja Navarra, denominándose Agramonteses los que seguían al primero, y Lusetanos los que seguían al segundo, y también Beaumonteses, o Biamonteses, del nombre de su caudillo Luis de Beaumont.
Navarra se hallaba dividida en dos poderosos e implacables bandos, llamados de agramonteses y biamonteses, de los nombres de sus antiguos jefes, que continuaban haciéndose cruda guerra aun después de extinguida la causa de su orígen (1). La invasión de la reina en los derechos del príncipe, y la arrogancia y la altanería con que le trataba y obraba, indignaron a una gran parte de los pueblos contra el rey don Juan, y era tal la enemistad con que se miraban los dos bandos de agramonteses y biamonteses, que bastó para que en esta causa tomaran partido el uno contra el otro, declarándose los primeros en favor de la reina, pronunciándose los segundos por el príncipe Carlos.
Representó éste, primeramente a su padre, con sumisión y respeto, suplicándole no consintiese una transgresión tan manifiesta de las leyes fundamentales del reino y de los derechos hereditarios; mas como viese el desprecio que su padre hacía de sus respetuosas representaciones, se decidió a sostener su derecho abiertamente con las armas, apoyando en el partido de los biamonteses y protegido por los castellanos, que aprovecharon con avidez esta ocasión para atizar el fuego de la discordia en Navarra, y hacer pagar a aquel revoltoso rey su afán de entrometerse en los negocios interiores de Castilla. La reina se encerró en Estella, pocos meses después de haber dado a luz en la pequeña villa de Sos, en Aragón, un hijo que se llamó Fernando (10 marzo de 1452), que por las cinrcunstancias de su nacimiento, como hijo menor y de segundo matrimonio, nadie podía sospechar entonces que había de suceder a su padre, y que había de ser con el tiempo el gran rey don Fernando el Católico.
Actualización Agosto2025 | +444 👀
Historia General de España
La Historia General de España de Modesto Lafuente, es considerada el paradigma de la historiografía nacional del pensamiento liberal del siglo XIX.
Impresa en Barcelona por Montaner y Simón entre 1888 y 1890.
Alfonso de Aragón, a la conquista de Marsella
La embistió pues, y atacó resueltamente. Defendía la entrada del puerto una gruesa y fuerte cadena; por consejo del intrépido Juan de Corbera se determinó romperla en medio de las tinieblas de la noche. Al empuje de las galeras no pudieron resistir los gruesos y duros eslabones, y rota la cadena y penetrando la armada por el puerto adelante, saltaron los aragoneses al muelle.
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