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Hemeroteca Marcelino García Velasco (I)

Imagen: Carmen Canduela

Un buen grupo de poetas


No es Palencia tierra de poetas, ha sido necesario este florecimiento de la poesía española, hoy sin duda la mejor del mundo, este nuevo siglo de oro de nuestra lírica, para que en la tierra palentina brotase esa planta humana capaz de dar luz y nombrar a una ciudad, un poeta. Cuenta Palencia con un buen grupo de poetas, algunos de fama nacional como José María Fernández Nieto y Marcelino García Velasco, muy joven aún, y gran promesa de la lírica española actual. Otro gran poeta de Palencia es Gabino Alejandro Carriedo, que actualmente vive en Madrid.


Juan RUIZ PEÑA
Diario de Burgos, 25 de agosto de 1961



Marcelino García Velasco


Estaba allí, frente a mí, con su breve estatura, su cuerpo enjuto, la cara pálida y los ojos negros, ardientes, como brillando desde fiebre. Un castellano neto, con acero interior y un poeta triste, sincero y amargo; yo amaba su poesía por su ardorosa, sequedad del Páramo, ver decido en primavera y me gustaba como crítico de libros de aquella revista palentina Rocamador, por su justicia y dureza en manejar la traía contra el poeta joven, otro orgulloso y sin desbravar, y a veces contra los pusilánimes, maduros, ya. (Su intención era honrada y buena, siempre que en el poeta criticado existiese el necesario espíritu de humildad).

Estaba sentado en un butacón de mi biblioteca, entre mis libros. Era el poeta García Velasco y era Marcelino, que hablaba ahora con su voz  apagada, un poco sorda, pero firme, exponiendo su justo parecer, pues, detrás de aquel semblante serio y espiritualizado, resonaba un corazón a gusto en lucha con la vida.  ¿Cuántos años han pasado después de esta entrevista? No sé, Marcelino y yo hemos seguido escribiéndonos sin cesar, y he ido sabiendo de su obra poética en marcha, de la hablada, aparición del primer amor, del ejercicio de la docencia, practicado con vocación, de su lírico vibrar frente al paisaje castellano y de su abandono a la tristeza. La tristeza es la compañía inseparable de la juventud de un poeta, como la melancolía suele ser helada negra de la adolescencia; para un joven, la tristeza es lluvia y monotonía, cerrazón de horizonte y cargazón de agua en el corazón; es un sentimiento al que se apega. Esto le ha sucedido al poeta palentino Marcelino García Velasco, del que acaba de aparecer en Palencia, editado por Rocamador, su primer libro de versos Tristeza, amor, acaso. Este libro es como un arca de roble, castellano, secreto y confidencial. Cuando se abre, dentro, hallamos al corazón del poeta, que nos dice: Por esta tristeza me conocéis, por otra cosa no. Detrás, resonando, una insistente rítmica de lluvia o vibración de nieve en el cristal es como una tristeza que humedece alarma que ablanda el corazón.
La tristeza va dentro del poeta, pero siguiéndole los pasos, va la sombra del amor verdadero. Este libro se escribió para denunciar la tristeza, pero también para descubrir el amor. La necesidad de este libro la justifica esa doble vertiente en que se divide el corazón del poeta.
Desplegada el habla de la tristeza, acude el amor a mitigar las lágrimas, y se inclina el poeta como un ángel al que tirarán de un ala hacia el lado en sombra del amor, que solo posee su Solidad su dolida sonrisa.

El ala del amor se lleva por la tierra. Admiración cómo le duele, como siente el poeta a esta tierra palentina! Tanta tierra para llorar, y haberse visto encadenado a la más pobre, Páramo de Tierra enraizada en su corazón como el amor con cuya sombra se entrelaza.
Dice: 

Aquella tierra blanca 
cada tarde 
se viene-a mis latidos,
-y sube con mi sangre-
hasta el borde mismo de la pena.

Son los poemas de este libro, largos, de musical ondulación, con un verso libre rítmicamente ajustado a latir del corazón del poeta. Poesía nueva, pero de regantes romántica, tanto por la forma libérrima, como por el sentimiento hay en ellos versos de maravilla, así como nos dice que la luz no sorprende como el vuelo de un águila en el Soto, o nos describe a su madre, bella y pequeña, tú, como Cañuela, o recordando a la mujer amada: estoy oyendo tu voz.-mientras sujeto la tristeza con los dientes. Sí, una especie de desolación de blanca tristeza de Páramo, nubla el corazón del poeta: roca, triste, rojo, Páramo,-cuántos caminos me se ya para sentirme solo. Paisaje palentino de Castilla, y hasta el final la tristeza como endulzando, la amarga soledad salida del poeta, y en la calidad del amor, en presencia o ausencia, como un lenitivo. Con este libro de versos, tristeza, amor, acaso, el poeta palentino, Marcelino García Velasco, se reafirma en su valía y se coloca en vanguardia, en primerísima, línea, entre los mejores poetas jóvenes de Castilla.


Juan RUIZ PEÑA
Diario de Burgos, 25 de agosto de 1961


Imagen: Carmen Canduela

Castellano de Palencia, el poeta Marcelino García Velasco, ha denotado desde sus comienzos, cierto acento machadiano recorriendo sus versos, con un sentencioso y grave decir, con un hálito conceptual, siempre, desprendiéndose de un latido sentimental verdadero.


Desde tristeza, amor acaso, su primer libro publicado-1961-, hasta tiempo atesorado, que hoy nos ocupa, la evolución del poeta es patente, se comprueba una superación que va desde la motivación del poema-ahora mucho más sopesada-hasta la diafanidad de la forma-que se nos antoja hoy más fluida-. Esta positiva evolución era de esperar en un poeta que desde su primera hora aparece prometedor y constante. En Tiempo Atesorado hallamos tres partes bien delimitadas. En la primera el poeta recorre desde el recordado olvido, una infancia nunca muerta, cuando escribe:

Un día cambiarán
de altura, los Oteros
y todo nuestro ayer se llegará
a compartir la sed de nuestras manos.
Y no será recuerdo, sino carne.


En la segunda sigue siendo el recuerdo, su dolor, la fuente de su cansera lírica, plantada sobre el solar patrio, elegíacamente, tratando de explicar unas circunstancias vitales, que al final desembocan en la esperanza.

Hay que sacar al aire la alegría, canta.

Después es el “tiempo vivo” la razón de su canto, la tierra, la reflexión personal, el amor-madre, hijo, esposa-, la postura íntima:

Si no dejo sendero, al menos tuve
miedo de serle al tiempo sombra muda
en una tierra donde el aire abrasa.


Poesía entrañada, pues, en los más ciertos estremecimientos del hombre y su enclave paisajístico.


MRR

La Estafeta Literaria, 
Num 465, 1 abril de 1971
Tiempo atesorado. Col. Alamo. Salamanca, 1969. 83 págs.
Marcelino García Velasco


Memoria de un tiempo más o menos personal.

Premio Bahía 1976. Separata de Bahía de Algeciras, 1976, 62 págs.

“Nunca envejece la memoria. Sube clara la música de ayer sobre esta música que tan extraño suena y que envidiamos porque pudo ser nuestra. Si aquella leche blanca que mandamos no hubiera puesto tanto cansancio altivo a nuestros ojos.”

Marcelino García Velasco, el poeta de Palencia, vuelve ahora con su acostumbrado tono de hombre que, ensimismado en la distancia, parece que elabora una poesía subterránea. Sin embargo, sus palabras vienen a descubrirnos el vértice de una memoria que deja de ser agua que corre y es estanco de pasiones encontradas. Poesía vitalista y llevada de la mano por el corazón y un cuerpo acostumbrado al ritmo atento de la sangre, en esta que nos llega de la memoria, es un tiempo más o menos personal, de un tiempo lúcido y febril, que escapa a toda fuerza extraña, como no sea la de García Velasco con sus padres. Cuando cierta fatigante poesía nos tiene acostumbrados a la vigilia diaria del cazador en lo alto, entonces nada raro para la terrenal, poesía de los apasionados hombres que aman o pierden la esperanza del amor, buscando, que burgués, como García Velasco, en las entrañas del pensamiento acostumbrado, la voz incomunicación de mundos, mirada que rescata un verso que habla. La fina concepción del verbo cotidiano, en ciertos momentos de poesía en este libro, pulse el sueño de una realidad parlante: se abren, comillas alguna vez pasé, como un oído, por el corral, aquel San Jacinto-la casa azul y alambre en las ventanas guion y donde, adentro, la carne volteada rítmica se hacía sueño y poderío, razón de ser común y compartida si no mañana cambio.”

En en García Velasco o en su memoria de un tiempo más o menos personal, qué duda cabe que el instinto o la inmediatez de la experiencia hacen del alba la siempre oscurecida noche del milagro.
Poeta consagrado al fuego de la carne, al mudo, espacio donde los relámpagos surgen la tormentosa nube que hacen de la poesía, un paraíso perdido y encontrado, sobre todo, cuando el autor nos dice:

Sólo un niño, a lo lejos,
Cimbel y Corralero,
mirará sus bolsillos apagados
porque la vida empezó muy atrás,
cuando las tardes eran
aire ayestero, que dejaba
zumos de soledad para la hombría.

Poesía que descubre el tiempo inanimado que con su palabra obliga a repasar ideas, ya planeadas en Eli ismo antiguo de la dolorosa onda premura de los vivos, pero que viniendo de la contemporaneidad de García Velasco, uno la más cercana porque también ahora el hueso está más cerca de la carne.

ANGEL LEIVA
La Estafeta Literaria, 111977







Cronológico | Marcelino García Velasco en Prensa y Revistas
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3 comentarios:

Alfonso Santamaría dijo...

Qué bello y poético repaso hace Juan RUIZ PEÑA a la obra de Marcelino, exquisito análisis, profundo, admirable y bonito.

Froilán De Lózar dijo...

🦧 Consecuencia de un montón de horas rebuscando en la hemeroteca nacional, dan como resultado esta entrada que sale hoy. Nuestra blog será una mención obligada para los buscadores en los próximos años o mientras dure esta aventura.
En medio de este trabajo, mi ordenador ha caido definitivamente. Siento que se hayan perdido, (por no guardar el trabajo de los 2 últimos meses) varias entradas sobre Marcelino de importantes críticos de aquellos momentos, pero volveremos a intentarlo más adelante.

J. Javier Terán dijo...

Un gran trabajo de investigación periodística, sin duda, Froilán, a través de estas entradas de la Hemeroteca de diversos medios, en relación con nuestro poeta Marcelino García Velasco.
Y un nuevo acercamiento a su persona y su obra poética (también en prosa) que aquí estamos recogiendo con este especial sobre el poeta. Algo que, como tú señalas, servirá de referencia para futuros investigadores sobre este particular. Saludos.

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