CAPÍTULO SEGUNDO
Richard Ford, 1846
Esta cordillera era llamada por los romanos Montes y Saltus Pyrenei, y por los griegos, Πνρηνη probablemente por alguna palabra ibérica que ellos cogiéndola al oído sin atender al significado relacionaban con su Πνρ, y para afirmar su errónea derivación forjaron una leyenda que casara con el nombre. En ella, unos atribuían el origen de éste a un fuego, mediante el cual se descubrieron algunos metales preciosos, y otros, a que las cimas por su gran elevación eran perfectamente batidas por los rayos y dislocadas por los volcanes. Según los íberos, Hércules, en su viaje para robar sus ganados a Gerión, fue
recibido con amable hospitalidad por Bebryx, una especie de gobernador secundario de estas montañas; entonces el semidiós se emborrachó y violó a la hija de su huésped, Pyrene, la cual murió de pesadumbre; y Hércules, cuando se despejó, pesaroso de su acción, hizo resonar por toda la cordillera el nombre de ella. Esta leyenda, como otras muchas en España, está por confirmar. Los fenicios llamaban a estas montañas Purani, por sus bosques, pues en hebreo pura significa madera. Los vascos también tienen su etimología, diciendo unos que la verdadera raíz es Biri, elevación, mientras otros prefieren Bierri enac, «los dos países», los cuales, separados por la sierra, fueron gobernados por Túbal. Pero cuando los españoles comienzan a hablar de Túbal, el mejor partido es cerrar el libro.
La Maladetta es el pico más alto, a pesar de que el Pico del Mediodía y el Canigú se han considerado mucho tiempo como los de mayor elevación, pues como se alzan rápidamente desde una llanura, parecen más altos de lo que son; pero ya han sido destronados estos usurpadores franceses. Vista de lejos la cordillera parece ser una línea de montañas con muchas alturas interrumpidas, que, en realidad, son dos líneas distintas, paralelas y no continuas. La que está delante es la que comienza en el Océano y avanza lo menos 30 millas más hacia el sur que la línea correspondiente, que comienza en el Mediterráneo. El centro es el punto de dislocación, y aquí la red de ramificaciones aparece más intrincada, como que es la clave del sistema, el cual está afianzado por las tres Sorellas: Monte Perdido, Cilindro y Marboré. Las fuentes del Garona se hallan en este punto; la perspectiva del paisaje es magnífica y los valles laterales son los más extensos.
Richard Ford
Hispanista ingles (Londres, 21 de abril de 1796-Exeter, 31 de agosto de 1858)
1844 Manual para viajeros por España
1846 Cosas de España
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