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Viajar y comer
Cada vez se está poniendo más difícil el hecho de viajar para el mortal corriente. La gasolina apenas nos da un respiro, los viajes en avión hay que programarlos con mucha antelación si queremos precios interesantes y la estancia: casas rurales, hoteles y comida, se han puesto por las nubes.
Casa de Palencia en Madrid
En junio de este año, hace unas semanas, viajé a Madrid en compañía de José Luis Estalayo. Íbamos al encuentro de Miguel De Santiago, laureado poeta y miembro de la Tello Téllez que organiza en la Casa de Palencia en Madrid las correspondientes jornadas culturales. Allí nos encontramos con paisanos de la montaña, con amigos de Soria, en cuya casa tiene su voz ahora Palencia, a la espera de unas obras que mejoren el local y acojan, si se organiza bien, que sería lo suyo, al resto de provincias de la Comunidad.
Antes de dar paso al vídeo hice un recorrido por los libros publicados. Damián, oriundo de Lores, traía en su bolso un libro que había adquirido en la Feria de Madrid, “La más bella canción de la Naturaleza”, donde hacemos un recorrido por los 250 pueblos que integran nuestro territorio y que se publicó también cada domingo, durante tres años , en Diario Palentino.
Unos años después volvimos semanalmente con los lugares de la montaña palentina, repetimos con los templos del norte y no contentos, Jorge Cancho, que había estudiado y corregido nuestros envíos, nos lleva este año como director a la contraportada con la semblanza de un buen número de animales que componen la Fauna de la Montaña Palentina. Aquella tarde recordé a Félix Buisán, Gonzalo Ortega Aragón, Antonio Álamo Salazar, periodistas que estaban al frente del diario cuando yo logré poner un pie en él, motivado por una gran nevada y nuestro compromiso de llegar como fuera hasta la mina Eugenia para dar de comer a las mulas que hacían su vida bajo tierra, ayudando a sacar a la rampa los vagones de carbón. Recordé también a Claudio Prieto, Luis Guzmán Rubio, Miguel Ruiz Ausín y Felipe Calvo, compañeros de jurado en el Primer Festival de Canciones y Bailes de La Montaña Palentina celebrado en Cervera de Pisuerga a finales de la década de los ochenta. Y dije lo que pensaba de nuestra sociedad que tantos frutos ha sembrado para que germine esa historia que decoramos con palabras e imágenes y sirva de empuje para quienes todavía nos desconocen.
Estamos contentos de estar disfrutando de nuestro tiempo y haciendo disfrutar a nuestros seguidores de todo lo que nos ofrece nuestra tierra, nuestra montaña palentina. Y eso sí que nos convoca ahora, eso nos trae aquí y eso nos lleva al encuentro de la gente que recuerda y añora su tierra. Ahí sí que insistimos y resistimos.
Unos años después volvimos semanalmente con los lugares de la montaña palentina, repetimos con los templos del norte y no contentos, Jorge Cancho, que había estudiado y corregido nuestros envíos, nos lleva este año como director a la contraportada con la semblanza de un buen número de animales que componen la Fauna de la Montaña Palentina. Aquella tarde recordé a Félix Buisán, Gonzalo Ortega Aragón, Antonio Álamo Salazar, periodistas que estaban al frente del diario cuando yo logré poner un pie en él, motivado por una gran nevada y nuestro compromiso de llegar como fuera hasta la mina Eugenia para dar de comer a las mulas que hacían su vida bajo tierra, ayudando a sacar a la rampa los vagones de carbón. Recordé también a Claudio Prieto, Luis Guzmán Rubio, Miguel Ruiz Ausín y Felipe Calvo, compañeros de jurado en el Primer Festival de Canciones y Bailes de La Montaña Palentina celebrado en Cervera de Pisuerga a finales de la década de los ochenta. Y dije lo que pensaba de nuestra sociedad que tantos frutos ha sembrado para que germine esa historia que decoramos con palabras e imágenes y sirva de empuje para quienes todavía nos desconocen.
Estamos contentos de estar disfrutando de nuestro tiempo y haciendo disfrutar a nuestros seguidores de todo lo que nos ofrece nuestra tierra, nuestra montaña palentina. Y eso sí que nos convoca ahora, eso nos trae aquí y eso nos lleva al encuentro de la gente que recuerda y añora su tierra. Ahí sí que insistimos y resistimos.
Actualización Sep2025 | 263👀
LA MADEJA
Cada viernes en la tercera de Diario Palentino
Curavaqueando
Fue un fin de semana frenético, como si se acabara el mundo, como si no se nos concediese la dicha de volver con serenidad al paraíso terrenal que empieza en aquel pozo que tanto simbolismo nos depara a todos los palentinos y que, a Estalayo, que lo ha visto cientos de veces y al que ha llegado desde todos los puntos imaginables, le parece un paseo de lo más natural del mundo.
Aquel sábado, que arrancó en Bilbao a primera hora de la mañana, la lluvia nos acompañaría hasta la entrada de La Olmeda en Saldaña. Como he contado días atrás, nuestro romero encontró en aquella villa, aquellos restos que le transportaron a otros momentos de la historia. No era viajar por viajar. Aquello fue como formar parte de una investigación que descubre la explotación agrícola, la primitiva villa fundada a finales del siglo I, y que después de recuperarse y reedificarse en siglos posteriores queda al fin abandonada a mediados del siglo VI. Gotzon no solo conoció la villa y su historia, también el Museo de Saldaña, que complementa la visita, y la casa de su descubridor, Javier Cortés. Con la emoción a flor de piel, tomamos un respiro recorriendo los lugares más representativos de la Villa y reponemos fuerzas en la Casa Torcida con un lechazo que supo a gloria. Ha dejado de llover y cumplimos con el segundo encargo, que es la visita a San Pedro Cultural en Becerril de Campos. Cuando vienes con un amigo que a todo dice sí, que de todo saca una lección, tienes que venir con armamento.
Con esa premisa, a primera hora del domingo, salimos de San Salvador y llegamos por Resoba hasta las escaleras del Curavacas. La niebla asoma por los picos. Hay nieve por la cumbre. Reponemos fuerzas en uno de los chozos. Somos conscientes de que estamos a otro nivel, en otra dimensión. Hemos dejado atrás una maleta llena de ruido y de maleza. Aquí el silencio es rey. La Naturaleza encierra ese secreto que palpas si te acercas, pero que no puedes abrir como si la montaña recelase de nuestras intenciones. Lo cierto es que tanta grandeza y serenidad nos devuelve las fuerzas. Junto al lago rememoramos la leyenda del monstruo que vive en su interior y que aseguran que se agita cuando hay tormenta. Sirve también para determinar ciertas conductas, cómo la vio emerger el carretero, prometiendo a San Lorenzo diez libras de cera para salvarse.
Mientras Estalayo examina el tiempo de exposición que prefiere para tomar unas fotografías, y Gotzon se queda embelesado con la estampa, yo imagino esa conexión del pozo con el mar que dicen. No me canso de verlo. Me persigue aquella estampa de paz y de silencio.
Mientras Estalayo examina el tiempo de exposición que prefiere para tomar unas fotografías, y Gotzon se queda embelesado con la estampa, yo imagino esa conexión del pozo con el mar que dicen. No me canso de verlo. Me persigue aquella estampa de paz y de silencio.
Actualización Sep2025 | 281👀
LA MADEJA
Cada viernes en la tercera de Diario Palentino
Como en Canarias
Llevo cuarenta y cinco años colaborando en prensa. Y se va acercando el momento de cerrar esta madeja definitivamente. Aunque ya he tenido sonoros tirones de orejas por los colaboradores de este diario, no han faltado felicitaciones de amigos desde todos los ámbitos, sin imaginar que esto fuera como un cumpleaños o un aniversario de bodas.
Lo cierto es que, los compañeros de la empresa de deporte donde he trabajado los últimos quince años, que son como hijos para mí, decidieron hacerme una despedida. ¡Te vamos a llevar a Canarias! No, olvidaros que yo no voy a ningún lado. Comemos en algún sitio, vamos a bailar al Moma y con eso ya me doy por satisfecho. Que va. Ellos a lo suyo. Tú prepara la maleta con algo de ropa, coge un bañador y allí ya tendremos lugares para comer y bailar. Yo intuía que aquel viaje no iba a producirse, pero algunos son muy traviesos y no las tenía todas conmigo. Ahora ya saben que las despedidas se celebran lo más lejos posible, y aunque les dejé claro que yo no era un muñeco, ellos siguieron amenazándome a diario con un viaje. El 12 de abril, un sábado cualquiera, yo me levanté a las nueve como cada día de mi nueva vida, bajé a desayunar y después me fui a hacer mi paseo diario de 5 kilómetros, que es lo que me mantiene en forma. A las 14, cuatro compañeros a la puerta de casa. Coge la bolsa que nos vamos. No tengo ninguna bolsa. En San Mamés, después de sortear a otro grupo que venía con una pancarta para desearme buen viaje, bajamos al andén y cogimos el autobús al aeropuerto. No lo tenía claro, porque me dijeron que otros dieciséis compañeros viajaban con nosotros. La duda crecía porque me iban ofreciendo rutas por Canarias y centros de ocio para los cuatro días. Pero bueno, se arrepintieron y nos apeamos en la Plaza Moyua, porque llegaba la hora de comer y ahí quedó el sueño tan amenazante de Canarias.
Por qué les cuento esto. Pues sencillo. Estamos hartos de ver cada día puñaladas, muertes sin sentido, odio por doquier, rivalidad política. Y esto me pareció la gloria. Llegar a Indautxu y encontrarme a mogollón de amigos y compañeros fue mejor que cualquier viaje a ningún sitio. Allí estaban los que se fueron a otras instalaciones, los que cambiaron de trabajo y quienes siguen en Azkuna actualmente. Ya se pueden imaginar ustedes la sensación tan placentera encontrarte con tantas personas que te valoran y te quieren. Quiero desde esta madeja dar las gracias por tanto cariño, por tanta amistad, por tanto amor. Es evidente que os quiero un montón. Sois mis hijos. Perdonar los días que no estuve a la altura. A vuestro lado he vivido los mejores momentos y así no cuesta ir a trabajar. Que os quiero, coño. Que sois el mejor equipo que uno podría tener. Que la vida sin estos detalles no tendría aliciente. Gracias.
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Capitulaciones, 1895 | Gernika
El municipio de Guernica y Luno surge en el siglo XIX cuando se unen administrativamente la anteiglesia de Luno y la villa de Guernica, fundada en terrenos pertenecientes a Luno, si bien cada entidad conservaría su derecho propio; la anteiglesia el derecho foral de la Tierra Llana de Vizcaya, y la villa el derecho común castellano. Esa es la nota que a groso modo cuentan los rincones donde se habla de la historia de este lugar. Pero cada pueblo tiene a su vez pequeñas y curiosas historias que te ayudan a comprender lo que preocupaba en aquel tiempo.
Entre los muebles y utensilios que reciben los herederos se citan varias camas con sus mudanzas; seis sábanas valoradas en 42 pesetas; ocho camisas en 32 pesetas, además de varios vestidos y toquillas. Se cita unos corsés valorados en diez pesetas; mantillas, dieciocho; tres pares de zapatos, doce; un paraguas, seis; seis estampas valoradas en nueve pesetas, una saya, dos cestillas y entre la numerosa cacharrería, un barreño valorado en 6 pesetas; una artesa, cuarenta y cinco; una cómoda, setenta; una balda, cuarenta; y una mesa de alcoba entre otras muchas bagatelas. Dice el Notario: “a mi lectura íntegra y en voz alta y enterados de su contenido lo aprueban en todas sus partes, firmando con los testigos los que saben, y no firmando cuatro de los presentes que manifiestan ser analfabetos”. Parece que fue ayer y qué vuelta ha dado todo en ciento veinte años.
Paseo por el Pisuerga
Cualquier momento es bueno para dar un paseo siguiendo el curso del Pisuerga desde la Cueva Cobre. Ahora que tanto se prodiga el senderismo, ejercitarse siguiendo la trayectoria de este rio español, afluente del Duero, que nace en la Pernía y llega hasta Geria, en la provincia de Valladolid, es un placer para los sentidos, sobremanera en los primeros kilómetros, bajo la batuta del valle encantado de los Redondos. Lo es de manera especial para los pernianos, cuyos ríos de Lores, Areños y Castillería contribuyen a engordar su caudal. Y lo es, de igual modo, para muchos rincones palentinos que llevan sus ríos como afluentes del Pisuerga: Resoba, Rivera, Vaillo, Camesa, Ritobas, Monegro, Sauguillo, Burejo, Valdavia, Vallarna, Odra, Arlanza, Carrión y Esgueva.
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Primeros kilómetros del Pisuerga | José Luis Estalayo |
Doscientos ochenta y tres kilómetros de recorrido, marcando en muchos tramos la frontera con Burgos, desviándose en Alar para alimentar el Canal de Castilla, sin olvidar los dos grandes embalses que le preceden: el de Requejada y el de Aguilar de Campoo.
Pero vuelvo al inicio, a la sensación de seguirlo en los primeros kilómetros, tal y como hizo José Luis Estalayo, mi compañero en los reportajes del Diario. ¿Sabes lo que es caminar por la vereda del río Pisuerga, casi en su nacimiento, con sus aguas prístinas y relucientes, bajo la sombra de los frondosos árboles? Recibiendo a cada paso el sonido del agua cristalina, que interpreta cual humano emocionado este paisano de Tremaya. Por momentos el río guarda silencio para salir airoso unos metros más adelante, como si lo estuvieras persiguiendo, como se desconocieras esa canción repetida hasta la saciedad. Paco Vighi, ya retrataba esa estampa en uno de sus libros:
Siempre hay aquí rumor de panderetas,
y llega hasta el camino algún cantar
mientras pasan chirriando las carretas
de Potes, de Cervera, de Aguilar.
Y nuestro poeta Gabriel González, el “dios de la Pernía”:
Y nuestro poeta Gabriel González, el “dios de la Pernía”:
Y es que es bonito navegar
entre el Pisuerga y el Carrión,
viendo la tierra sucumbir,
a impulsos suaves de azadón..."
Querencia del silencio
IN MEMORIAM
Marcelino García Velasco
Es que por aquí no hemos sabido conservar lo nuestro tal cual. ¡Como la gente se iba de la tierra, que esa es otra, pues, velay! Los palentinos es que somos muy despeinados, oiga, y poco cariñosos con lo que encontramos de herencia. Y es que no le damos importancia nada hasta que vienen de afuera a valorarlo. Entonces sí, oiga, nos deshacemos en alabanzas y defensa. ¿Se ha fijado en la iglesia de este pueblo?
![]() |
Colegiata San Salvador, siglo XII | @Estalayo |
Parece como si la hubieran colocado en un sitio para ver mejor a Dios: abierta a un valle, sosegada por el cantar de un río niño y cerrada por montañas, que verdean los robles a su tiempo. ¿Y se sabe quién la puso en este lugar? Los documentos cuentan de una doña Elvira, mujer del conde Saldaña, Munio Gómez, que fundó una iglesia en este sitio, pero no debía ser la que vemos hoy, pues la tal doña Elvira vivió mucho antes de cuando se data este templo; pero bien pudo ser carne de aprovechamiento, porque la traza recuerda fácilmente a esas que llaman prerrománicas y que tanto abundan en Asturias.
Para mí que hay aquí dos iglesias. Una, la que se alza, tosca, de piedra arenisca y roja, con su perfecta espadaña, calada por cuatro ventanales para campanas, paralelos dos a dos, y un gran arco insinuado en su primera mitad por albergar la puerta, y sobre ella otra ventana que da luz al coro. Y otra iglesia, o lo que queda de ella, que se conserva hoy como mesa de altar sostenida por siete columnas completas, con sus bases, sus fustes y capiteles labrados, todos distintos y perfectos, fruto de un cincel maestro y que nunca tantos, en ningún sitio, sostuvieron la mesa de un altar. Desde luego, que si no son de épocas distintas, si son de artistas diferentes. Y como el paraje en que se alza es casi el vestíbulo para la felicidad, hubo un tiempo en que amaneció Colegiata, con canónigos y todo, y con un abad que el obispo de Palencia, a la vez conde de Pernía, nombraba, según guisa y criterio, y que, a mediados del siglo XVI consiguió jurisdicción civil y Criminal del lugar como lo atestiguo el rollo.
Pero todo esto es ayer. Hoy es solo belleza. Y no sé si este esplendor para la paz y el ojo tendrá mañana, por mucho que los políticos se aseguren que creer y decir esto es derrotismo. ¿Será por derrotismo por lo que estos lugares están cada año más silenciosos, y ya no saben dar de comer ni al cuerpo ni al espíritu de sus gentes, que se van, querido Juan José cuadros, de estas tus solas, desoladas tierras? Y mira que hay verdor para los ojos.
Estas tierra se están acostumbrando a ser gula del ojo, querencia del silencio, algo así como un museo vivo por el que, como museo, pasa la gente y no puede quedarse. Oiga, ¿y esto es bueno?
Pero todo esto es ayer. Hoy es solo belleza. Y no sé si este esplendor para la paz y el ojo tendrá mañana, por mucho que los políticos se aseguren que creer y decir esto es derrotismo. ¿Será por derrotismo por lo que estos lugares están cada año más silenciosos, y ya no saben dar de comer ni al cuerpo ni al espíritu de sus gentes, que se van, querido Juan José cuadros, de estas tus solas, desoladas tierras? Y mira que hay verdor para los ojos.
Estas tierra se están acostumbrando a ser gula del ojo, querencia del silencio, algo así como un museo vivo por el que, como museo, pasa la gente y no puede quedarse. Oiga, ¿y esto es bueno?
Para saber más:
Actualización Sep2025 | 579👀
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Marcelino era Académico de la Tello Téllez y poeta. En nuestro blog pueden encontrar un homenaje a su quehacer e interesantes textos publicados en nuestra Revista Literaria Pernía.
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