Somos herederos de una espectacular revolución femenina. Se ha dado paso a la verdadera identidad de la mujer. Hoy las mujeres intervienen en la vida pública y siguen participando cada vez más en el ámbito laboral y directivo. Esto no tiene vuelta atrás. Hemos abierto brechas en espacios reservados. Sin embargo, señala la periodista Josefina Figueras: “la esencia de lo femenino permanece invariable y la mujer no ha abdicado de sus cualidades privilegiadas para el orden familiar y doméstico, ni de su innata facilidad para todo aquello que roza lo privado, lo estético y lo afectivo”. Ha sido un itinerario difícil y muchas veces desconcertante. La bandera feminista acogió vientos favorables que han beneficiado a la totalidad de las mujeres. Hemos evolucionado. Nuestro estatus social no corresponde al de otras épocas pasadas: “sangre, sudor y lágrimas”
El nuevo feminismo, de corte europeo, se preocupa más por la reafirmación de la identidad femenina que en insistir en el antagonismo entre los sexos. “Sus fundamentos están en una concesión antropológica que trata de engarzar tanto la igualdad como la diferencia entre hombre y mujer superando de este modo los errores: la subordinación y el igualitarismo”.
Helena María Fonseca
Diario "La República" de Costa Rica
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