Ya el año 2001 esta negación dio origen al sui generis término de “mesticidio”, en alusión a la liquidación de una opción que hubiese dado una salida alternativa a quienes no se identificaban con las opciones de quechua, aimara, guaraní, chiquitano o mojeño de la boleta censal de entonces. Recuerdo que varias autoridades del entonces gobierno “neoliberal”, así como importantes sectores de la población, prefirieron aparecer como pertenecientes a un pueblo indígena, rechazando la opción residual de “ninguno”. Queda claro que lo hicieron sin mayor convicción y sin siquiera imaginar las consecuencias políticas y la instrumentalización ideológica de esta inflación porcentual de población indígena en el registro oficial de nuestra población tan diversa.
El término de “nación boliviana” supera la limitación conceptual de lo “mestizo”, que según algunas corrientes de opinión “racializa” una pertenencia de orden étnico cultural. Lamentablemente, todo indica que será difícil lograr la inclusión de lo “boliviano” en la boleta censal. Ante esta reiterada negación o ninguneo de lo “mestizo” y la renuencia de fortalecer la idea de nación boliviana, es que me atrevo a sugerir que emprendamos una cruzada para que el día del censo optemos masiva y comprometidamente por las opciones “otro nativo” o “no pertenezco a ninguno”.
Erika Brockmann
El Diario de Bolivia
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