Ermita Santa Cecilia, Vallespinoso de Aguilar

Vallespinoso, se encuentra a 11 km. de Aguilar de Campoo, una vez pasado el embalse. Esta pedanía de Aguilar, además de la ermita de Santa Cecilia posee la iglesia dedicada a San Julián y Santa Basilisa, de estilo gótico construido en el siglo XVI, de gran interés tanto en su interior como en su exterior. La ermita románica de Santa Cecilia sorprende en lo alto de la roca y da la sensación de que se mimetiza en ella. Para la historiadora Cristina Párbole, la ermita de Santa Cecilia “recoge la esencia del románico palentino y está catalogada como uno de los mejores testimonios románicos de Palencia”. Este monumento, de los últimos años del XII y primeros del XIII, de reducidas dimensiones fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1951 y restaurado en 1958. Se considera una de las joyas del románico norteño palentino en la que se aprecia su armonía de proporciones, que va acompañada de una fábrica de perfecta sillería con un ábside semicircular en su cabecera, una torre cilíndrica y una pequeña espadaña. Destaca su portada con arco de seis arquivoltas que descansan sobre columnas rectas. El interior del templo llama la atención por la elegancia de su pequeño espacio, teniendo en cuenta su adaptación a los desniveles del terreno, lo que hace que destaque, en tan poco sitio, por su perfecta armonía con sus perfectas proporciones y sillería arenisca, así como su ornamentación románica en uno de los emplazamientos más bellos del románico.

Ermita Santa Cecilia, Vallespinoso de Aguilar a bolígrafo | Francisca González del Castillo

Si hay alguien que conoce bien este monumento es la historiadora y escritora Cristina Párbole, que nació en Vallespinoso y con tan solo cuatro años acompañaba en verano a su abuela a abrir la ermita románica de su pueblo para enseñarla a las visitas. La niña disfrutaba con la compañía de su abuela que tenía la llave del monumento y lo custodiaba como si fuera algo suyo, lo enseñaba con orgullo a cualquier hora del día, aunque tuviera que dejar sus labores y comidas, siempre dispuesta a atender a quienes querían visitar el templo. Esa pasión e interés por el monumento lo transmitió la abuela a su nieta y consiguió que el templo despertara curiosidad en la niña e interés por lo que veía dentro y fuera de la iglesia, al escuchar muy atenta las sencillas explicaciones de su abuela, a quien formulaba preguntas sobre la ermita a veces imposibles de contestar. Los años fueron pasando, la niña creció y la abuela se hizo mayor, hasta el punto que le costaba subir las escaleras de la ermita. Llegó el día que la abuela ya no podía ir y enseñar la iglesia, fue entonces cuando la nieta tomó el relevo y comenzó a enseñar el monumento. Lo enseñó durante más de diez años con el mismo amor e ilusión que su abuela. Su interés por el arte románico llevó a Cristina a estudiar Historia en la Universidad de Valladolid y obtener el Master en Historia Medieval de Castilla y León, de esta forma se convirtió en una experta, no solo de la ermita de su pueblo, sino de todos los monumentos de la Montaña Palentina.

La nieta siguió cada verano de guía de la ermita de su pueblo hasta que encontró trabajo en la Fundación Santa María la Real de Aguilar de Campoo, para enseñar y explicar cómo especialista todos los edificios románicos de la zona de Aguilar, mientras su abuela con su enfermedad degenerativa se aisló por completo de su nieta y de esa ermita que tanto les unió. Cristina Párbole Martín ha seguido investigando sobre la ermita de su pueblo y otros templos, y con su publicación ¿Qué hay detrás del románico palentino?, ha dado a conocer los personajes históricos y los canteros que hicieron posible algunos de los bellos monumentos que tenemos en nuestra provincia, y también a los custodios de estos monumentos, entre ellos su abuela, “que se encargó toda su vida de enseñar la ermita de Santa Cecilia”.

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