Natural de Palencia pero venezolana de adopción desde que tenía 14 años, la escritora Carmen García Guadilla presentó el 8 de junio en el Casino de Palencia, su novela 'El silencio de los abedules'
"Hola Carmen. Estoy en el tren. Reviso tu libro de la cofradía del Dulce Nombre. Hermoso. Te mando las fotos de hoy, quedaron bellas, especialmente las de Marcelino contigo, (la fotografía, de Javier Marín, que puse en su mesa de trabajo). He pasado un día inolvidable. Me queda una nostalgia muy sincera de que haya transcurrido tan rápido. Un gran abrazo."
Nació en Palencia, emigró, jovencita, a Venezuela donde la profesión del padre era bien pagada. Profesora en la Universidad, fundadora de la Cátedra Andrés Bello para la educación Superior Comparada en América Latina y coordinadora de la Cátedra Pensamiento Universitario Latinoamericano en la Unesco. Lee Diario Palentino. Escrito por periodistas, informados, bajo la batuta del director, Jorge Cancho. Sigue El Curiosón, de Froilán de Lózar. Le gustan mis columnas y publicaciones y le pidió que nos pusiese en contacto. Casi dos años conociéndonos por medio digital ha trabado una amistad sólida. Me habló de su novela histórica. Sobre nuestra Universidad, que cuenta con guión para cine, además.
Al no recibir apoyo económico, la universidad pasó a Salamanca. ¡Qué gran lucha por la cultura la que lidió don Tello Téllez de Meneses! Aportó buenos dineros en un gran proyecto: transformar aquel Studium Generale en la primera Universidad de España en el siglo XIII y trajo a grandes maestros que dejaron aquí su impronta. Carmen García Guadilla me envió, a través de Librería Amarilla, cuatro ejemplares: para Carmen Centeno, la Biblioteca de Eduardo Dato, Froilán de Lózar y otro para mí. Leí la novela dos veces y me gustó tanto que me pareció importante traer a Palencia a su autora. Sabía que si iba de Caracas a Madrid, a la Feria del Libro, sería fácil convencerla de que viniese a su tierra. Así fue. Hubo cambio de fecha y vino primero a Palencia el 8, sábado. El 16, domingo, a las 13,30, en la caseta 213 firmará ejemplares, por si algún palentino se anima. Ayer en el Casino, Carmen Casado, como siempre, hizo buena presentación y se estableció una comunicación alejada de esa formalidad en la que es obligado oír a una sola persona en monólogo. La autora contó detalles interesantes sobre su novela y su presencia fue muy aplaudida. Gracias a las dos.
Disfruto de un estupendo libro: Montaña Palentina. Templos del Norte. Es un texto irrepetible de Froilán de Lózar acompañado de las magníficas fotografías de José Luis Estalayo.
Templos del Norte Palentino. De venta en librerías de Palencia y provincia.
Apasionante aventura surgida de dos personas generosas. Consiste en enseñar a amar algo muy valioso: el Románico que tenemos en nuestra provincia. Leí el prólogo antes. Siempre lo hago. Lo firma Manuel Gila Puertas, desde Almería. Tomo prestadas sus palabras: «Palencia es románico. Amar Palencia -como me consta que Froilán de Lózar la ama -es amar su románico». En su libro, y ya ha escrito varios, Froilán de Lózar, compañero de columna semanal en Diario Palentino, nos transmite el vivo deseo de emprender un viaje para desentrañar el alma de nuestro románico que se deja acariciar por su indiscutible belleza, ingenuidad y perfección, a la vez que nuestra mente se libera, se llena de calma y sosiego, tan necesarios en este tiempo frenético que toca vivir, saturado de noticias y bulos, que no permiten pensar si no es alejándonos de ese inevitable ruido. Froilán, además, ofrece de modo desinteresado conocimientos, cultura y entretenimiento en su cuidado blog El Curiosón en el que colaboran muchas personas que aportan lo que también ellas aman. Carmen Centeno, redactora jefe en Diario Palentino, deja su quehacer insuperable siempre, para entrar en este período de la jubilación jubilosa; así es como la nombraba y dejé escrito en la cuidada revista Free Mag de Esther Duque, cuando me llegó el turno, en una entrevista cariñosa que me hizo Germán García Ferreras. Mi columna saldrá el día 30; y, como homenaje a Carmen Centeno, tomo algunas frases de la que ella le hacía a Froilán un 19 de agosto de 2023. Transcribo: «Partidario de conocer los lugares que visita y de dejar la puerta abierta a la curiosidad del lector, el escritor acaba de sacar a la luz un cuaderno de viajes con textos y fotografías propios». Leí muy despacio el manuscrito, situándome en el puesto de curioso e irredento viajero y fotógrafo, que es mi amigo, y comencé a sentir -como él y otros seguro que sentirán de inmediato- la emoción que provoca el recorrer esta comunidad autónoma, antes dos regiones, mucho antes dos reinos y muchísimo antes uno solo. Enhorabuena a ambos.
Reedición de este hermoso libro, cuando se cumplen los 40 años del fallecimiento de Julio Cortázar
«... algo me dice que vos y yo venimos ya de una especie de relación anterior, avatares de otra remota amistad que no hará más que continuar, como si siempre nos hubiéramos encontrado en París o en cualquier rincón del mundo.»
Julio Cortázar
A veces se produce el encuentro entre dos grandes escritores y de esa conmoción surgen risas, relatos, poemas, cartas, viajes, diálogos chispeantes y fascinación mutua. En la última década de su vida, Julio Cortázar y Cristina Peri Rossi se encontraron y vivieron una relación intensa, llena de complicidades, de humor y de amor, de literatura y de seducción entre dos ciudades: París y Barcelona. Julio Cortázar le dedicó Quince poemas de amor a Cris y, muchos años después de su muerte, Cris escribe la crónica de esa amistad amorosa irrepetible. Primera pieza autobiográfica de una de las autoras más consagradas de la literatura hispanoamericana.
Portada 'Julio Cortázar y Cris' Menoscuarto Ediciones. Palencia, 2024 ISBN: 978-84-19964-06-9 136 páginas - 210 x 140 mm PVP: 15,90 €
Actualización:Abr2025 | 421👀
CRISTINA PERI ROSSI (Montevideo, Uruguay, 1941) es una escritora hispano uruguaya galardonada en 2021 con el Premio Cervantes de Literatura. Exiliada en España desde principios de la década de los setenta del siglo pasado, está afincada en Barcelona donde ha desarrollado la práctica totalidad de su carrera. Ningún género literario escapa al talento de su escritura. Considerada una de las autoras de cuentos más importantes de la escritura en español, ha cultivado con el mismo relieve la poesía y la novela, la autobiografía y el ensayo. Sus obras se han traducido a más de veinte lenguas, incluidas el yidis y el coreano. A pesar de que se vio obligada a dejar su país por la persecución de la dictadura militar (que prohibió la edición de sus obras) nunca dejó su activismo político en defensa de la libertad y la diferencia. Un contenido político que se refleja también tanto en su narrativa como en su poesía y ensayos, de marcado acento erótico al mismo tiempo. La concesión del Cervantes vino a refrendar una trayectoria en la que ya figuraban premios importantes como el Ciudad de Barcelona, el José Donoso a su trayectoria; el Rafael Alberti y el Loewe en poesía o el Mario Vargas Llosa de relatos. Novelas como La nave de los locos, El amor es una droga dura o Todo lo que no te pude decir, libros de cuentos como Habitaciones privadas, Los amores equivocados, El museo de los esfuerzos inútiles; poemarios como Playstation, La noche y su artificio o Las replicantes y libros con tintes autobiográficos como Julio Cortázar y Cris y La insumisa la consagran como una de las voces fundamentales de la literatura en español.
Su autor, sabe de qué habla, y su empuje a difundir los valores de nuestro entorno es loable en sus publicaciones. Pero con este libro Froilán de Lózar ha logrado sintetizar su saber acrisolado de muchos años en unas páginas memorables.
Fernando Martín Aduriz, Palencia, 10 de mayo de 2024
Un lector desde México nos envía esta foto al recibir el libro |
Fernando Martín Aduriz
psicólogo
Siento un placer especial en venir a esta casa en la que he hablado en otras ocasiones, en el Pregón de San Antolín de 2016, en el que lancé por primera vez la idea de refundar el Ateneo de Palencia, en los seminarios breves de psicoanálisis que comenzáramos en ese otoño de 2016, o Presentando mi libro de Vecinos Ilustrados con Ramón Calderón Nájera, o uno de Javier Cantera junto a Heliodoro Gallego.
Amo de esta casa su Biblioteca, fundada por Ricardo Becerro de Bengoa, fundador del Ateneo, del Observatorio Meteorológico y de la Escuela de Artes y Oficios.
Peñas de la Hoz desde Piedrasluengas
1.- El título. Habla del silencio.
Conocen que hay dos tipos de silencio. El taceo, el que tácitamente dice algo, el que incorpora el significante, el denominado silencio elocuente. Y el sileo, lo radicalmente silencio mortal, el que habla de la pulsión de muerte. La interpretación de ambos silencios depende mucho del observador. Y así, en el ejemplo de la Montaña Palentina según con quienes hables, ven un silencio que les da miedo o ven un silencio que les dice mucho. Y digo que dicen con toda la intención de mi profesión de psicoanalista, es decir, que ha aprendido desde la cuna a no hablar por hablar y a decir muchas cosas mediante el silencio. Los efectos son extraordinarios, y máxime en la época en que observamos la corriente del bla, bla, bla que esconde lo esencial de lo que no se debe ocultar.
Tengo que decir que este libro habla de un silencio del tipo “Taceo”.
Peñas del Moro | Valle de los Redondos
2.- No hay mejor efecto de este libro para un lector que evocar su relación con la Montaña Palentina.
Es imposible no evocar recuerdos si se vive en la provincia de Palencia y desde la infancia se ha vivido en esta tierra. No dudo en decirles que considero a la Montaña Palentina como lo mejor de nuestra tierra. Cuando fui responsable de la puesta en marcha en 1980 del primer campamento al aire libre en Arbejal, lugar tradicional de formación de jóvenes en los años 50 y 60, comprendí la función del relevo generacional. Me tocó con 22 años iniciar un proyecto de aprovechar un espacio de otra época y abrir el surco para los siguientes veinte años. La Montaña hablaba por las noches, rugía, exigía mucha humildad. Lo mismo percibí en la Espina en el paraje que separa Castrejón de Rebanal con niños que vivaqueaban, que dormían sin tiendas, y que habitaban un lugar mágico. Con el paso del tiempo algunos me han contado que esa experiencia fue vital en sus vidas, y que periódicamente vuelven a dormir en la Montaña Palentina.
Una noche en el Valle de Pineda antes de subir muy temprano al Curavacas en 1983, la lluvia y el viento que soplaba eran tan espectaculares que creo que solo el cansancio infinito de la jornada pudo hacernos soñar bajo el cielo encapotado. Ese espectáculo es de recuerdo indeleble.
Museo Piedad Isla
3.- Lo que me contaba Piedad Isla
Una conversación con Piedad Isla en Rebanal de las Llantas en 1982 me centra en lo que quiero expresar al hablar de la Montaña palentina y son sus gentes. Ella me explicaba que había rodado con su super8, la salida de Rebanal de las Llantas del último habitante, a finales de los años sesenta. Y comprobamos ambos que en los ochenta había vuelto a vivirse en ese mismo pueblo. Luego en su Museo de Cervera me mostró esa película. Era triste, pero como tantos rincones de nuestra Montaña, una tristeza habitable. La buena ‘tristitia’, la que se acerca a la definición de belleza, lo que no es estático, lo que va rotando. El ciclo del día, el del año, el de la vida de las gentes que se van y que vienen.
Como amigo de Peridis, y admirador de su obra, incluso como Patrono de la Fundación que él crea, la Sta Maria la Real en nombre de la Fundación FUNDOS, creo que cuando se conocen de cerca los esfuerzos de tantas gentes por cuidar el paisaje y el paisanaje, como suelen repetir, no queda sino asombrarse. Una familia de Salcedillo con quienes entable una amistad desde la adolescencia me recuerda la dureza de la vida en la Montaña, en especial en los inviernos. Las sufridas gentes sin una lección permanente, aprendí mucho de su aislamiento. Y otra noche del verano de 1979, cuando dirigí mi primer campamento de jóvenes, estando a la intemperie en las agujas de Cardaño, bajo la noche estrellada (tras venir esos días de la Laguna Negra soriana y escuchar en un fuego de campamento la expresión de Unamuno, “estrella refulgente y sonora”) y de pronto en el amanecer contemplar la luz reflejada en las montañas de enfrente, el Pico Tres Mares, de una belleza tal que aún perdura en mis mejores sueños.
Como las cigüeñas
4. El futuro.
Una Red de Turismo Rural recién creada en los noventa, contaba con turismo de masas, pero era imposible, los tour operator alemanes habían hablado de necesitar un mínimo de 5000 plazas para empezar a traer turistas. La Red les dijo que la capacidad hotelera no superaba los 900. No recuerdo las cifras exactas. La Montaña Palentina permanece aún sin explotar, y por razones extrañas, nacen más osos que niños, como gusta de decir Peridis. Pero es un debate. ¿Hemos de impedir el cambio de gestión para usar la belleza y el silencio y poblar de vida, de vida económica, de habitantes, nuestra Montaña? O preferimos mantener la Montaña en su estado actual y esperar a la lenta despoblación. Quizá no dependa de estas generaciones actuales. Quizá a nosotros nos ha correspondido amar la Montaña, subir y subir, pernoctar, comprarnos casas en algún momento, pero la gran inversión de otras zonas de Montaña de otros lugares de la geografía, aún tenga que esperar. Por lo que a mí respecta, creo que en el futuro mi repetida propuesta de recorrer más el GR1, ese gran recorrido europeo, que en España atraviesa el Norte desde Cataluña a Finisterre, pasa unos 80 kilómetros por nuestra provincia, es una apuesta de gran valor. El deseo de caminar es natural en nuestra época para muchas gentes sedentarias. El deseo de andar por la Naturaleza es otro. Este GR1 que empieza en el Puente Arrojadillo, romano o medieval, da igual, y finaliza cerca del Espigüete, muy bien señalizado, muy atractivo en todos los sentidos, es una muy buena iniciativa que tenemos que animar a difundir entre amantes de la Montaña palentina. Estos cuatro puntos hablan de lo que me ha suscitado este libro.
Como conjunto ordenado de lugares, momentos y paisajes, es seguro que logrará en cada lector que este libro llegue a su corazón de amante de la Montaña palentina.
Historias de lo paranormal desmontadas por un escéptico.
¿Sabe que una noticia falsa llevó a la Unión Soviética y a Estados Unidos a investigar el uso militar de los poderes paranormales? ¿Y que pioneros de la radio como Tesla y Marconi intentaron comunicarse con los marcianos? Extraterrestres, culturas desaparecidas, individuos con dones sobrenaturales y conspiraciones de alcance planetario protagonizan las historias que se cuentan en este libro. Es probable que algunas las conozca de primera mano, como el descubrimiento de una civilización que convivió con los dinosaurios –que un importante periódico español dio como «exclusiva mundial»– y el inminente fin del mundo que anunció TVE hace cuarenta años. Posiblemente también haya oído hablar de algunos personajes que se pasean por estas páginas, como Harry Houdini y Orson Welles. Pero seguramente no sepa que hubo un español con visión de rayos X antes que Superman, ni quién fue el inventor de lo paranormal o quién convirtió la Atlántida en un paraíso perdido.
El anciano que murió haciendo el amor Menoscuarto Ediciones. Palencia, 2024 ISBN: 978-84-19964-11-3 176 páginas - 210 x 140 mm PVP: 17,90 €
El 18 de marzo en librerías
Actualización:Abr2025 | 747👀
EL AUTOR
Luis Alfonso Gámez (Bilbao, 1962) es periodista y licenciado en Historia. Ha desarrollado prácticamente toda su carrera profesional en el diario El Correo de Bilbao. Le apasionan las mitologías contemporáneas y por eso creó en junio de 2003 el blog Magonia, dedicado al análisis crítico de los presuntos misterios paranormales. Fundador del Círculo Escéptico, en 2008 coordinó el libro Misterios a la luz de la ciencia para la Universidad del País Vasco y en 2011 fue el conductor y asesor principal de la serie de televisión Escépticos (ETB 2). Desde octubre de 2010 firma una columna en español, «¡Paparruchas!», en la web del Comité para la Investigación Escéptica (CSI), la organización más importante del mundo dedicada al estudio científico de lo extraordinario. En 2015 publicó el libro El peligro de creer (Léeme), centrado en los riesgos del espiritismo y de las mal llamadas medicinas alternativas.
Hace unos años llegó a mis manos un libro admirable y curioso que me parece interesante mencionar. Se trata de un libro peculiar, cuyo autor tenía 80 años y no pertenecía al mundo de la literatura. Hablamos de un autodidacta que vuelca en las páginas de Xanla (así lo titula) toda la sabiduría y la experiencia recogidas a lo largo de su vida y, sobre todo, el amor profundo –y casi contagioso- a su tierra, a sus gentes, y a su Josefa.
Palloza en Balboa (León) | @De Lourdes Cardenal - commons
POR BEATRIZ QUINTANA JATO
Con una gran humildad, Manuel Gutiérrez Crespo nos dice en el prólogo:
“Sé que esta novela no es un trabajo literario, en el sentido intrínseco que le dan los literatos a esta palabra, pero es mi literatura. Está escrita en el lenguaje vulgar y sencillo que hablamos la gente de la calle y para que la entienda la gente de la calle; los eruditos (si es que la leen), por supuesto que la entenderán también. Xanla habla del amor, de la emigración, y dibuja un paisaje costumbrista de finales del siglo XX, tratando de recuperar una forma de existencia que camina inexorablemente hacia el olvido. Balboa es un valle de los Ancares sur, en el Bierzo.”
Con este comienzo nos sumergimos en el relato. A lo largo de sus páginas llegan hasta nosotros las conversaciones entre Manolo y “Xanla” (Juan de Lamas, “un personaje de edad indefinida, de pelo blanco, barba canosa, de cuerpo todavía esbelto, musculoso y fuerte, la imagen viva de un dios griego en reposo”, que solía recostarse junto al tronco de un castaño milenario, con los ojos perdidos en lontananza evocando una y otra vez un tiempo que se fue). A través del diálogo entre los dos personajes, vamos escuchando el relato de un hombre cuya vida fue como la vida de miles de hombres: dificultades en la infancia, escapada hacia Madrid y ruptura con todo, nuevos amigos, sucesivos trabajos, un gran amor que lo llenó desde el principio hasta su muerte, los hijos, la guerra, la supervivencia, la muerte de su mujer precisamente cuando visitaron Castejeira (el pequeño pueblecito del Bierzo que había abandonado de niño) y él la hizo subir hasta la cumbre de Peña Rubia para poner todo aquel mundo a sus pies... Después, el recuerdo y el retorno de nuevo a sus raíces, reviviéndolo todo al contárselo a Manolo, que es periodista y pone en marcha el magnetofón cuando lo escucha, para no perderse ningún detalle. Pasado un tiempo, encuentra el material recogido y regresa a ver a su amigo, pero sólo encuentra su recuerdo. Sin embargo quedaban su casa, sus hijos y sus nietos. El protagonista canta a sus gentes y a su tierra, que son, sin duda, las mismas gentes y la misma tierra que el autor quiere ensalzar, y también canta “a un pasado perdido y olvidado que, sin embargo, es el origen y la savia que todavía hoy da vida y fortaleza a nuestra existencia”.
Gentes hospitalarias, honestas, amigas de sus amigos, “gentes sanas” en el amplio sentido de la palabra, habitantes de un mundo míticamente hermoso, fondeado en un escenario paradisíaco y acogedor que casi parece de leyenda aunque sabemos que existe, y está en el Bierzo, cerca de Villafranca.
Manuel Gutiérrez Crespo falleció en BALBOA el día 27 de Octubre de 2021 a los 92 años de edad. Este artículo fue publicado por nuestra colaboradora en Diario de León, 18 de octubre de 2009
Origen y evolución de la fotografía en el siglo XIX en Palencia
En 1839 la vieja aspiración humana de capturar la luz sobre un soporte se considera lograda con la presentación del daguerrotipo. Hoy, casi doscientos años después, la fotografía es un hecho cotidiano.
Nuestros teléfonos móviles, con cámara incorporada, captan millones de instantáneas diariamente. Solo en Instagram se suben más de mil imágenes por segundo. Desde el año de su invención, la fotografía ha evolucionado a una velocidad inusitada, mejorando la óptica, reduciendo la exposición y los soportes. En poco tiempo pasó de ser un objeto de científicos y burgueses, a una profesión minoritaria. Hoy es una afición universal. Pero ¿Cómo se recibió la fotografía en Palencia?, y ¿Cuál fue su evolución? Seguramente pensemos que llegó con retraso y de una manera pobre, propio de esa mirada “construida” sobre la España interior, envuelta, interesadamente, en un halo de atraso y rechazo al progreso. Pero, como en otros temas, la realidad no se corresponde con ese mito. Este estudio pone de manifiesto una evolución similar a la de otros puntos de la geografía española, situando el primer daguerrotipo en Palencia en la década de los 40, una fecha temprana y muy anterior a la que sugerían los estudios de carácter general.
En esta publicación hacemos un recorrido por la historia de la fotografía, para conocer los orígenes del invento y su evolución hasta el año 1900. Luego abordamos el proceso de recepción en España, que nos servirá de marco para comprender su desarrollo en Palencia. Centrados ya en nuestra provincia, mostramos los primeros indicios de la presencia de la fotografía, los fotógrafos ambulantes que nos visitaron y los estudios fotográficos que se abrieron en la ciudad durante el siglo XIX.
También se abordan otros elementos importantes para la historia del hecho fotográfico en Palencia: el papel de la mujer, la fotografía en los pueblos, los fotógrafos aficionados, el coleccionismo fotográfico y la presencia de la fotografía en la prensa local y las postales.
Todo ello para recuperar una parte de nuestra historia, hasta ahora desconocida, y, sobre todo, mostrar una gran cantidad de imágenes de aquel periodo. Son casi 200 las fotografías insertadas en el libro, de los estudios de la ciudad, de las conservadas en nuestro mundo rural, de los aficionados palentinos y las que por primera vez aparecieron en la prensa. Algunas de las imágenes son espectaculares, nunca vistas, como la de la construcción de la Plaza de Abastos, realizada por el propio arquitecto, Juan Agapito Revilla, que a su vez fue fotógrafo aficionado.
Un trabajo que ha sido posible gracias a los fondos del Archivo Histórico de la Provincia de Palencia y de otros archivos. También gracias a multitud de colecciones particulares (imposible citar a todos), cuya generosidad ha permitido la pervivencia de este valioso legado. También a la Fundación Font de Bedoya y la Diputación Provincial que han financiado una parte de esta edición.
Espero que este trabajo sirva, además de para conocer esta parte de nuestra historia, para que aquellas fotografías que aún permanecen “dormidas”, fruto de desconocimiento o de exceso de celo, despierten del letargo y enriquezcan nuestro patrimonio, conocimiento e historia.
El libro se encuentra disponible en las librerías palentinas (Guardo, Cervera, Paredes de Nava y Palencia capital) y en todostuslibros.com, al precio de 20 €.
Y no faltan nombres que parecen poco respetuosos, pero a los que no podemos silenciar porque están en el Santoral (o al menos estaban) y pertenecen o han pertenecido a palentinos; nos referimos, por ejemplo, a los nombres de Cojoncio y Cagancio.
Un ayuntamiento en pleno
En el pueblo de Lantadilla, -no podemos precisar la época-, el ayuntamiento estaba integrado por el alcalde y concejales que llevaban estos nombres: Atanasio, Laudelino, Graciliano, Olideo, Orosio, Tirso, Firmino y Barcaan.
Una familia singular
Sabemos de una familia, integrada por el matrimonio y una hija cuyos nombres eran: el padre, Enemasio; la madre, Prepedigna, y la hija, Alocia.
HEMEROTECA CURIOSÓN |Enero de 2010. +de 7870 lecturas