Hoy es, el segundo año que no me acompañas en este día. No hay nada que celebrar. Quiero vivirlo en soledad, compartida con tus libros, tus poemas y con recuerdos de amor. Oí misa esta mañana. Estaban dos amigas. Hablamos un rato y me vine para nuestra casa, en la que quiero estar junto a todo lo bueno que nos unió y en la que, a pesar de haber llorado con desconsuelo tu pérdida, siento tranquilidad y calma, solo interrumpida por las llamadas de tus hijos para saber cómo me siento y decirme que luego pasarán por casa. Sé que lo harán. A veces se me enfadan porque quiero ir sola al cementerio y me lo han prohibido. Me conocen demasiado bien. Lo pasaría aún peor.
Busqué nuestras fotos de boda. Cómo éramos estrenando un nuevo día en el que ya seríamos marido y mujer. Cuando revelamos las fotografías y las pegamos en el álbum, tú improvisabas unos versos que quedaron indelebles junto a las fotografías que, poco a poco, han ido adquiriendo unos tonos sepia… Pero basta ya de hablar, de contar. Hoy quiero dejar en esta entrega un poema que refleja lo que deseabas expresar con tu lenguaje sincero y la verdad por delante. Seguro de ti mismo, dueño de ese castellano que hacías tuyo, distinto y profundo sin malabarismo de palabras bonitas, sin rizar el rizo que, el pan es pan y lo demás, pastel, hasta que se demuestre lo contrario.
Era el año 1997 habías presentado un poema al XXII Concurso de Literatura del M.E.C. Desde Madrid te escribieron así: Madrid 10 de febrero de 1997: Querido compañero, Adjunto le remito el Acta del fallo del jurado calificador, así como la obra con la que has participado. Dadas las actuales circunstancias presupuestarias se hace poco conveniente la celebración de un acto público de entrega de premios… Y no fuimos a Madrid. La carta está firmada por D. M. M. Jefe del Servicio de acción Social. No supimos qué ocurría para que no pudiesen entregar públicamente el diploma a los ganadores. ¿Dinero? En cada Premio se cuenta con un mínimo presupuesto…Ese año, tal vez se olvidaron ese apartado.
“POEMA PARA MIRAR UNA FOTOGRAFÍA ESCOLAR”
Marcelino García Velasco
I
POR ESTE NIÑO QUE ME MIRA FIJO
desde el tiempo amarillo que lo cubre,
ha muerto mucho abril y mucho octubre
más le nacen palabras que no dijo.
Intento merecerlo y me cobijo
en unos jueves yertos que descubre
nuestra amistad de ayer, donde se encumbre
la airosa valentía que me exijo.
Lo está mi voz llamando en el desierto
secano de ser hombre, en la plazuela
oscura de los sueños. Todavía
me queda la esperanza de que muerto
no está, que con sus libros va a la escuela
y acaso tenga un diez en alegría.
II
QUÉ FIEL ES EL RECUERDO CUANDO QUIERE
y vuelve a las parcelas que sabía.
Aquí me falta un árbol donde había
un nido, allí me sobra lo que hiere
mi pecho. Siempre el tiempo se nos muere
en medio de las manos, hace fría
la música encendida que se oía
y oculta al corazón lo que prefiere.
En esta soledad vuelve el recuerdo
a madurarse y vuelvo yo al acuerdo
de tirar lo mejor por la vereda.
Niño que fuiste yo, ¿Dónde has quedado?
¡Siempre queriendo verte a mi cuidado
y solo es tu canción lo que me queda!
(Marcelino García Velasco)
Cuaderno de anotaciones:
Ese 10 de febrero de 1997, fue galardonado con el Premio “Fray Luis de León” por la Junta de Castilla y León, en la modalidad de Creación Literaria, POESÍA, por su obra: “De la muerte y otros caminos”, y lo recibió, en Valladolid, de manos de doña Josefa Eugenia Fernández Arufe. Consejera de Educación y Cultura. Fue el premio mejor dotado económicamente entre los muchos que ganó.
3 comentarios:
Bonito homenaje, Carmen, el que haces aquí a tu marido, tras dos años ya de su ausencia de tu lado. Un muy emotivo recuerdo, que cierras con ese poema ganador de un concurso a nivel nacional y cuyas vicisitudes en la entrega del mismo nos cuentas con cierta pena. Saludos.
Recuerdos de Marcelino en el segundo año desde su despedida, que te acompaña cada día, cuando entras en tu casa y te sosiega su presencia literaria y sus poemas, tan necesarios en tu día a día. Recuerdas vuestra boda que dices no querer celebrar, lo vives en soledad, pero con en compañía de sus libros, poesías y recuerdos de amor. Y nos dejas un gran poema de Marcelino sencillo, pero lleno de palabras mágicas y dulzura que ganó un premio, del que me atrae este verso:
...Siempre el tiempo se nos muere
en medio de las manos, hace fría
la música encendida que se oía
y oculta al corazón lo que prefiere.
Buenos días Froilán
Sigue avanzando capítulo a capítulo el "Sentir de la palabra". La poesía de Marcelino es profunda y directa (como ella dice) cala, llega tan a lo hondo del corazón de Carmen Arroyo que nadie como ella lo transforma en el sentimiento que posteriormente nos transmite. Esos tiempos de silencio y soledad que ella vive y necesita fructifican en lo que sus palabras nos despierta. Qué bonito. !!!!
Publicar un comentario