VEXU KAMIN IV
POR LAS MERINDADES
Llegados al acogedor Balmaseda, que tuvo hospital para atenderlos, los peregrinos descansan para continuar su caminar hasta los emblemáticos puentes de las Oleas y del Berrón, ya en tierras de las históricas Merindades burgalesas tan relacionadas con la reconquista y la formación de Castilla, desgajándola del gran Reino de León.
©Julián González Prieto
Julian es escritor, autor del Vexu Kamin, obra que ha tenido gran trascendencia, muy divulgada en conferencias, charlas radiofónicas, Revista del Ateneo Leonés y otros medios de comunicación.
Cita dom Gundisalvo [1]:
“…purende uaxó nuesu frate seuerus apate do uexu mosteriu do taranko e tamen uenerum qunel lus frates euertus e dustanus que dende aqula aportarum pur mar a uardulies…”
“… por allí bajo nuestro hermano Severo, abad del viejo monasterio de Taranco, y también vinieron con él los hermanos Everto y Dustano que, desde allá lejos, llegaron por mar a Castro Urdiales…”.
Siguiendo las huellas de los antiguos peregrinos caminan hasta Irús por la vieja calzada, ahora llamada de las Enderrozas, junto al río Hijuelas y sus hermosas cascadas.
Pero también pueden desviarse, siguiendo el Cadagua y el frescor de los regueros, para atravesar el corazón del saludable y hermoso valle cubierto de bosques y pastizales, hasta llegar a Villasana para después contemplar el bello románico de Siones, El Vigo y Vallejo, con tanta iconografía jacobea. De seguido Villasuso y Lezana, donde nos podemos acercar al impresionante mirador de Nuestra Señora de Cantonad, patrona del Valle de Mena. Y Vivanco e Irús, donde se unirán a los otros peregrinos.
Se sentirán envueltos por la historia y recuerdo de iglesias, monasterios y eremitorios de los monjes huidos del Al Andalus, así como de hospitales y ermitas dedicados por los peregrinos jacobeos a Santa María, Santiago, San Julián, San Martín y San Roque. Todo ello les servirá para su mejor peregrinaje, que entraña reflexión y encuentro consigo mismo.
Ascienden el alto del Cabrio y después Bercedo, ya en la Montija donde, cuando fue más seguro el caminar, algunos peregrinos bajaban por calzada y el Valdivielso hasta Villarcayo y Puentearenas. Buscando al padre Ebro y sus Cañones seguían a Orbaneja y Elines hasta llegar a Aguilar de Campo para unirse a los del Vexu Kamin y a los procedentes de Pamplona. [2]
Dom Gundisalvo también lo cita:
“…e ualdiuelso a pontarenas dol ibero e deili pur polentes a aquilare…”.
“… hasta Valdivielso y Puentearenas, donde el Ebro, y desde allí, por Valderredible, a Aguilar…”.
Este sí es Camino realmente Olvidado, no así el nuestro, que hace tiempo volvió a ver la luz y fue sacado del olvido.
Pasados a la Merindad de la señorial Espinosa de los Monteros y su río Trueba, continúan por la calzada, ahora Senda de la Sonsierra. Y para mejor seguir el Vexu Kamin, vuelve a ayudarnos dom Gundisalvo:
“…eutrus diuan pur sotoskoua a retortelus…”
“…Y otros van por Sotoscueva a Retortillo…”.
Y ya están dentro de la Merindad de Sotoscueva, aparte de con la gran belleza natural en Ojo Guareña, plena de restos prehistóricos, románicos y eremíticos, con iglesias y patronazgos jacobeos y su impresionante Cueva de San Tirso y San Bernabé.
Y se adentran en la Merindad de Valdeporres, pasando por el entrañable San Martín de Porres, hasta llegar a Pedrosa.
Pasado el río Engaña, deberán seguir hasta Dosante, Busnela y Ahedo, como bien lo expresa y documenta el insigne Don Gregorio Balparda [3].
Y no deben hacerlo por el sur del embalse, ruta marcada a medida para que el Camino “pase por mi pueblo”.
Dejando las tierras de las Merindades burgalesas, por encima del embalse del Ebro llegarán a las cántabras de Corconte, muy próximos a por donde discurría la gran calzada, ahora cubierta por el pantano, que era seguida por los viejos peregrinos.
Buen Camino
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1 comentario:
Caminamos de nuevo por el Camino de Julián, con bordón, capa, concha y zurrón, por el paradisiaco valle de las Merindades, burgalés, y castellano. Territorio difícil para caminar sin entrenamiento previo, con descanso en posadas y paso por templos emblemáticos, algunos románicos de especial iconografía, eremitorios y lugares de belleza espectacular al paso por el Valle de Mena.
Acercarnos a Villarcayo, y a Espinosa de los Monteros, capital de la Merindad. Viejos caminos que confluyen como ríos en el Vexu Kamin, al encuentro con el Ebro, y sus espectaculares y atractivos cañones, y el paradisiaco pueblo de Orbaneja, y el no menos de Ojo Guareña, echar un trago y llenar la calabaza en los manantiales de Concorte, y transitar hacia Reinosa por caminos hoy en día sepultados por el pantano del Ebro.
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