Extracto de la Conferencia pronunciada en el Salón de Ciento del Ayuntamiento de Barcelona, con ocasión de la inauguración del Curso Escolar 1969-70 en la Enseñanza Primaria en Cataluña.
.../Creo que nunca como ahora se han padecido las consecuencias de una radical falta de educación o de una intencionada o fatal educación defectuosa. Esto afecta por igual a la convicencia ciudadana, a la integridad familiar y a los principios básicos de nuestra vida espiritual. Las Ciencias Naturales y la Tecnología, nos han desbordado. El hombre de nuestro tiempo contempla casi indiferente los hechos más asombrosos y si el ver desembarcar a unos hombres en la luna le exige velar, prefiere dormir porque mañana lo verá de nuevo una y mil veces, aunque esto ya no tenga el sentido alentador en un esfuerzo que a todos nos alcanza. El hombre de nuestro tiempo disfruta o se beneficia de las conquistas científicas o técnicas, sencillamente porque puede pagarlos. Satisfecha la deuda material -e incluso antes si lo adquiere a plazos- cree haber liquidado también su dedua social y poder utilizarlos a su antojo, sin el menor respeto a sí mismo, ni mucho menos al prójimo...
.../Yo me voy a permitir pediros, Maestros y Maestras, que no adapteis vuestros programas y vuestros sistemas a lo que se han llamado nuevas necesidades de una época nueva que no nos gusta, porque con ello aceleraríais el proceso de su corrupción. Educad de tal manera que logremos recuperar lo de valor perdido, que logremos lo no alcanzado y conveniente, que eliminemos lo no deseable.
Y puesto que estamos celebrando la inauguración del curso en la Enseñanza primaria, voy a terminar diciendo a los niños de Barcelona lo que le dije, en un día como éste, a un niño a la puerta de la Escuela de mi pueblo:
- Cuando el mundo te descubra lo que aquí no aprendiste, pero tarde ya para que tu se asombres...
- Cuando, asomado a tu vida, sientas compasión por los que tanto ignoran...
- Cuando abraces tu deber sin sentir dolor de bíblico castigo...
- Cuando sepas, por igual, hacer y pensar...
- Cuando tu voz diga lo que el corazón la manda...
- Cuando a tu prójimo distingas con la caridad de un Santo...
- Cuando sepas darlo todo para disfrutar con nada...
- Cuando con amor perdones; cuando tengas solo hermanos...
- Cuando gustes a qué sabe la envidia domada y huelas la flor del odio enterrado...
- Cuando, espléndido, ahogues tu egoísmo adulto...
- Cuando puedas comprender la sencilla grandeza de saberte amado.
- Cuando, en tus ausencias, los vientos te traigan lo que ahora no aprecias...
- Cuando muchas mañanas, el sol te sorprenda asido a tu afán...
- Cuando tengas prisa por crecer, y dejes tu niñez con pena. Cuando veas que tus padres gozan esa felicidad entera...
- Cuando les despidas hasta el cielo, y los honres aquí, labrando esta tierra...
- Cuando encuentres tu moza y la hagas tu esposa.
- Cuando lleguen los hijos aprendiendo virtudes que nunca han leído.
- Cuando tú les duermas mientras ella vela la felicidad de todos.
- Cuando les eduques con el rigor de tus besos, y con la caricia de tu justo enfado.
- Cuando hagas, con la vida, cuentos, en los que les digas cómo son los buenos, quienes son los malos...
- Cuando goces, llorando, tus alegres penas...
- Cuando lleves, sereno, tristes alegrías...
- Cuando sientas que hay un hombre metido en tus huesos...
- Cuando esperes tranquilo sabiendo qué esperas...
- Entonces, hijo mío, bendecirás al Maestro que vino a esta Escuela, para hacerte hombre, haciéndose él niño.
Felipe Calvo, humanista palentino. Ensayos y escritos en "Curiosón".
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