Sufrimos los peores políticos de la democracia y no somos capaces de reaccionar con contundencia y proclamar alto y claro que no vamos a consentir su mal hacer. Y todo, ¿por qué?
Sencillamente, nos hemos reblandecido.
El bienestar gozado durante años nos ha hecho abandonar las defensas, hemos enterrado los escudos y las armas, hemos delegado sin reservas cuando todo iba viento en popa, confiábamos en quienes nos han gobernado durante el periodo en que reinó la democracia. Ahora que nuestro más elemental sistema de derechos y libertades público y personal se ve impunemente atacado somos vulnerables, hasta tal extremo, que no tenemos ni oposición qe nos defienda. Es una auténtica barbaridad identificar político con delincuente, esa versión nos perjudica gravemente, aunque la tentación es grande, nos lo ponen a huevo.
Elisa Docio Herrero
Guerras o revoluciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario