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Juan López de Ael

Dirige y presenta esta selección
Alfonso Pascal Ros
Premio a la Creación Literaria del Gobierno de Navarra 2012.
El artista en estado puro
En Juan López de Ael (Quintanilla San García, Burgos, 1951) si fue antes el Poeta o el pintor poco me importa. Fue anterior sin duda, por encima de ambas disciplinas, la talla de persona. Indudablemente, pintor y galerista, su nombre está unido a los pinceles desde la cuna y a muchos que le conozcan les sorprenderá esta faceta suya de poeta discursivo. Porque como poeta visual su obra, amplia y de calidad contrastada, no voy a descubrirla ahora. Tantos años hace que conozco a Juan, con menos trato por mi parte que el que quisiera porque uno no es muy dado a las relaciones sociales entre artistas (huyo de cenáculos y camarillas como de la mala lluvia), me permiten y me obligan a decir que es una de las personas más entrañables, sensibles, artistas y auténticas que conozco. A quienes tengan la oportunidad les invito a disfrutar del número 12 de la revista “Texturas” (Vitoria, 2003), dirigida por la siempre diestra mano de Ángela Serna, donde multitud de amigos le rinden homenaje fiel, aunque todo lo que hablen y hable yo sea menos merecido que sus méritos. Amigo de sus amigos, enamorado de tanto (Oteiza, Lisboa...), cuántos artistas que se inician le deben mucho. Más de uno alguna vez debería recordarlo aunque a él le avergüence. Los poemas de Juan que les traigo a estas páginas pertenecen a su libro “Sentado en el borde de un vaso”, que ha visto la luz por el acierto de Arte Activo Ediciones en Vitoria, ciudad donde reside, este mismo año de 2003.
Alfonso Pascal Ros
Barañáin, 2 de diciembre de 2003
________
Paisaje
Cobalto
Rojo Venencia
Verde botella
Y una pizca de blanco
En bermellón fundida.
Paisaje cotidiano
Amarillo trigal
Y al fondo un negro perla
Entre violetas que en grises
Va tiñendo de azules el paisaje.
El ganado regresa a los corrales.
Sonido de cencerros.
Son las diez de la noche,
El día está vencido.
Mi corazón es un grillo invisible
O un croar en la charca.
Allí a lo lejos
Mis párpados se cierran.
Actualización Jul2025 | +882👀
P O E S Í A
@Alfonso Pascal Ros, para la revista "Pernía", Barañáin, Octubre de 2003
@Revista Literaria Pernía, Nueva Época, 2010. Edita y dirige: Froilán de Lózar
De aquellos mares, estos sueños
Alfonso Pascal Ros, premio 2012 a la Creación Literaria por el Gobierno de Navarra.
VII
Mi ventana favorita es esa
que no tiene importancia
y se abre como todas
para dar pena en su sitio.
Por esa ventana también te amo.
Como un hombre sentado,
tampoco alcanza nada
que no puedan lograr otros cristales.
Tiene la anchura de tu y yo
y la misma altura
pero no la de uno solo.
Sabe encogerse entonces,
cuando nota no sé como que alguien falta
o que hay alguien asomado
que no sabe mirar por ella.
No necesita un patio
que le conceda validez.
Ni siquiera necesita
que un muro la contenga.
Aunque está en el aire,
sin una red debajo,
podemos confiados
asomarnos sin caernos.
XII
Como hombre atormentado
cambia de golpe los poemas
que escribe de golpe.
Cree que así cambia su vida
y el sino que la rige.
Temblándole la mano
donde escribió odio escribe amor
tratando inutilmente de evocarlo.
Sobre un nombre que borra escribe otro
para afirmar que el primero está olvidado
y sólo el nuevo cuenta.
Cambia un verso o más
y el título que llevan esos versos.
Sabe que lo logrado así
es seguir con su tormento
y contradecir la nueva aspiración.
Al fin y al cabo
esas palabras que ha quitado
las sentirá pronto en otro sitio
si no lo siente ya.
El atormentado desea romper eso
que vive más tiempo con él.
Es el hombre
que sólo rompe unas palabras
porque ignora
el modo de romper con su dolor.
Ver también en nuestro blog: Principio de Pascal, el hombre
Volumen 505 de la Colección Adonáis
15 de Octubre de 1993
Actualización Jul2025 | 550👀
Revista Pernía
Juan Gracia Armendariz

Dirige y presenta esta selección: Alfonso Pascal Ros
Premio a la Creación Literaria del Gobierno de Navarra 2012.
La minuciosidad del artesano
Cuatro apuntes para los más profanos en su obra: Juan Gracia Armendáriz (Pamplona, 1965), periodista cuando era periodista en cabeceras como El Mundo, Diario 16 o Heraldo de Aragón (domingo a domingo sigue dando muestras hoy de su maestría en Diario de Navarra), es profesor de la Universidad Complutense de Madrid y autor, lo que nos importa, de obra poética (Como si al otro lado latiera, 1994), de relatos (Noticias de la frontera, 1994; Queridos desconocidos, 1999) y de la novela o, mejor dicho, de una obra que en palabras suyas participa del cuento y de la novela (Cazadores, 2002). Les llamo la atención sobre esta última, entrañable y conmovedora, y sobre sus microrrelatos, que recomiendo vivamente. Minuciosamente.
Alfonso Pascal Ros
Insomnio
Vendrá esta noche, como todas las anteriores.
Trepará por la pared y se esconderá en el armario o debajo de la cama. Esperará la hora exacta, cuando relaje los músculos del cuello y relaje los párpados. Sé que voy a sentir miedo cuando escuche su respiración en la cocina o el viento frío de sus pasos alejándose por el pasillo. He intentado convencerle de que estoy débil y ya no le sirvo, mis mejillas están muy pálidas.
Pero el vampiro no escucha y se ríe de mi crucifijo.
_________
(De Noticias de la frontera. Incluido en la antología Grandes minicuentos fantásticos, Editorial Alfaguara, 2004)
Última actualización, Feb2025 | 543👀
P O E S Í A
@Alfonso Pascal Ros, para la revista "Pernía", Barañain, Octubre de 2003
@Revista Literaria Pernía, Nueva Época, 2006-2011. Edita y dirige: Froilán de Lózar
Martín Ruiz
- Azuzado por las ganas de llegar más lejos, para conocer lo que está detrás de las noticias, convencí a mi redactor Jefe, Félix Monreal, para que el periódico me financiara un viaje a principios de 1999 a Irak, para conocer las condiciones en las que 20 millones de seres humanos afrontaban los bombardeos anglo-norteamericanos y, sobre todo, unas durísimas sanciones económicas impuestas por buena parte de la comunidad internacional.
DIRIGE Y PRESENTA ESTA SELECCIÓN ALFONSO PASCAL ROS

PREMIO A LA CREACIÓN LITERARIA DEL GOBIERNO DE NAVARRA EN 2012
Un hombre valiente
Por mucho que Martín Ruiz trate de convencerme de que hace falta más valor para ponerse ante el papel en blanco cada día, yo digo que no. Valor es ser consciente de jugarse el tipo como él lo ha hecho, manteniendo intacta la conciencia, los valores, eso que hoy día se dice que está en desuso, bajo mínimos, y que yo también digo que no, al menos en personas como Martín, y que además poeta por si faltara poco. Cuando la mayoría miramos hacia otro lado para no comprometernos con las grandes fracturas del mundo, él no sólo mira de frente los problemas sino que se mete dentro y nos los cuenta. No he pensado nada mejor para conmemorar el primer aniversario de mi canal literario en este espacio que otro impagable amigo, Froilán de Lózar, pone a mi disposición, que esta entrega que les comparto. Sólo les pido que se tomen su tiempo, que pinchen en los títulos de los artículos en azul y entren a leer sus escritos porque merece la pena con este pamplonés que se autodefine con "creatividad, capacidad de trabajo, coherencia y compromiso con la verdad. Con olfato de gol”. Las cosas muchas veces sí son como nos las cuentan.
Barañáin, 2 de setiembre de 2002
Siete años de experiencia en comunicación
- Entre mafias, ministros corruptos y gestión de empresas
Estas líneas tan sólo pretenden ser el esbozo, siempre incompleto, de una carrera profesional que no ha hecho mas que comenzar. Están escritas en primera persona desde la óptica de un gestor, que tras pasar por distintos terrenos como elaborador de contenidos pretende ahora demostrar su valía en un ámbito tan complejo y específico como es la dirección de empresas de comunicación Mis comienzos en el periodismo se remontan a hace siete años, cuando tenía 20. Acababa de entrar en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra cuando fui a caer en el Diario de Noticias, un rotativo local, que necesitaba un colaborador para la sección de deportes que supiera de atletismo. Cuando llegué no sabía ni encender el ordenador. De aquellos años recuerdo el olor de bocadillos de txistorra en la redacción, y el barro que se introducía hasta los sitios más insospechados cuando cubría carreras pedestres. O cómo me temblaba la grabadora al entrevistar a Fermín Cacho y Martín Fiz de paso por Navarra.
Pero el 10 de mayo de 1998 comprendí que la noticia es como una liebre, que salta cuando y por donde uno menos se lo espera. Se celebraba la décima edición de la media maratón ciudad de Pamplona, que disputaban unos 800 atletas locales junto a algunos fondistas africanos de segunda fila. El caso es que aquella carrera la ganó un keniano muy simpático que decía llamarse John Kinyuru. Pero en realidad ese era un seudónimo. Una especie de “Juan Nadie” a lo keniata. Nos dimos cuenta de ello viendo las fotografías de aquel año, y comparándolas con las que teníamos en el archivo del periódico. El verdadero nombre de este campeón era Godfrey Muriuki, y había ganado también el año anterior. Ese era el hecho, que más tarde no tuvieron más remedio que reconocer los organizadores de la carrera. Pero, ¿por qué se había inscrito con una identidad diferente? Las respuestas las di en la serie “Muriuki ante el espejo” y “Jornaleros del asfalto” donde contaba los últimos pasos de este atleta, que se alejaban mucho de la altura de los podios y el lustre de los trofeos. Como otros compatriotas suyos, había llegado a España captado por “mafias” que le adelantaron el importe del viaje y le proporcionaron alojamiento, a cambio de más de la mitad de la cantidad en metálico que obtenía en las carreras. Durante el día vivía hacinado junto otros treinta atletas africanos en la clandestinidad de un chalet de la sierra madrileña. Al atardecer salían a entrenar casi a escondidas. Azuzado por las ganas de llegar más lejos, para conocer lo que está detrás de las noticias, convencí a mi redactor Jefe, Félix Monreal, para que el periódico me financiara un viaje a principios de 1999 a Irak, para conocer las condiciones en las que 20 millones de seres humanos afrontaban los bombardeos anglo-norteamericanos y, sobre todo, unas durísimas sanciones económicas impuestas por buena parte de la comunidad internacional. Durante dos semanas, escribí desde allí varias crónicas “La guerra silenciosa”, “Viaje a las mil y una tragedias”, “Petróleo por alimentos”, “Bombas de papel”...
El nexo común era cómo el hambre y la enfermedad diezmaban a un pueblo que, tras alcanzar altas cotas de desarrollo y bienestar, era obligado a volver a la edad media. Gracias a esta serie, Lorenzo Milá me entregó justo un año después el premio de prácticas en periodismo de la Universidad de Navarra. En junio de 2000 me licencié en Periodismo por la Universidad de Navarra. Ya nada me ataba a Pamplona. Podía viajar en busca de nuevas noticias. Me presenté a una selección que realizaba La Prensa Gráfica, uno de los principales periódicos de Centroamérica con una tirada diaria de 120.000 ejemplares. Una vez instalado en El Salvador, me destinaron por un año en Enfoques, suplemento de investigación, donde pude rastrear las noticias que para mí son más interesantes, las que los lectores tiene derecho a saber y los gobernantes y otros poderosos pretenden ocultar. Era un país en proceso de democratización, donde algunas personas influyentes no están aún acostumbradas a que se les cuestione. Tras conocer todo tipo de presiones, varias denuncias ante la Fiscalía General de la República (que se fallaron a mi favor, por poseer siempre la carga de la prueba) y tres terremotos (13 de enero, 13 de febrero y 17 de marzo de 2001), me decanté por otros terrenos donde continuar buscando la verdad. Motivo por el cual me enrolé en septiembre de 2001 en el Máster de Gestión de Empresas de Comunicación (MGEC) impartido por el IESE y la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Durante estos meses he adquirido conocimientos en áreas como dirección, liderazgo e innovación, estrategia y entornos empresariales, marketing, marco legal, gestión de contenidos, dirección comercial, gestión de recursos humanos... enfocados a un entorno tan específico como son las empresas de comunicación. Asimismo, he tenido oportunidad de llevar al terreno de la realidad estas destrezas. Desde principios de abril he recalado en Madrid, en Telecinco, el canal de televisión más rentable de Europa. He estado asignado en la Agencia de Televisión Latinoamericana y Servicios (ATLAS) que intenta recuperar con la venta a terceros parte de la inversión realizada en contenidos informativos. En esta empresa he podido realizar propuestas conducentes a la comercialización de nuevos productos a empresas, así como desarrollar análisis internos, estrategias y formatos destinados a la televisión local, un sector incipiente en la industria audiovisual europea.
ARTÍCULO
Actualización Jun2025 | +535👀
@Alfonso Pascal Ros, para la revista "Pernía", Barañáin, Octubre de 2003
@Revista Literaria Pernía, Nueva Época, 2002-2011-2014. Edita y dirige: Froilán de Lózar
Mario Zunzarren Angós
El 24 de noviembre de 2005 se presentó en Pamplona el poemario “Blanca Mar Entre Silencios”, ópera prima de Mario Zunzarren Angós.
Mario Zunzarren Angós (Pamplona, 1957) fue ganador en 2004 del Primer Premio de Redacción otorgado por la Fundación Camilo José Cela. Miembro del Aula de Literatura de la Casa de la Juventud de Pamplona, es asiduo colaborador de su revista literaria “Una vez en Pamplona”. A continuación se ofrece el prólogo del libro firmado por Alfonso Pascal Ros y una pequeña muestra rescatada de una selección enviada por nuestro colaborador para esta serie.
DIRIGE Y PRESENTA ESTA SELECCIÓN ALFONSO PASCAL ROS

PREMIO A LA CREACIÓN LITERARIA DEL GOBIERNO DE NAVARRA EN 2012
- Dos horas con Mario
La primera vez que Mario me llamó para hablar de poesía, para confesarme, mejor dicho, que quería conocer este mundillo, sobre todo aprender y que le diera caña sin reparos, pensé, como siempre que me pasan estas cosas (gato escaldado que del agua caliente huye), que mejor se olvidara de todo y no me martirizase presentándose como otro que hace versos y queriéndome convencer de que en la Literatura Universal hay un antes y un después de sus ripios. Que se fuera con su mal de altura por donde había venido. Como si ser poeta, no hay más que verme, fuera lo más recomendable del mundo mundial. Desventajas de llevar años en el asunto sabiendo lo que se cuece y a quien cuecen en el panorama poético que, visto desde fuera, puede sonar a amapolas y amaneceres, nubecillas y fontanas, pero que por dentro es igual de miserable y chanchullero que cualquier otro. El caso es que no recuerdo si se lo iba a decir así de claro o no, pero sí tengo presente que Mario me dejó desarmado con su humildad y apasionamiento. Porque más allá de sus aciertos y titubeos, de sus hallazgos e irregularidades, las ganas, sobre todo las ganas, supe que no iban a faltarle. Y en esas estamos; con todo gusto abriendo su primer libro, Blanca Mar Entre Silencios, dando de corazón la bienvenida, la alternativa, a otro letraherido entre tanto letraherido.
Nada mejor para un poeta que empieza que empezar andando, valga la metáfora. Buscar. Y Mario busca. El punto más corto entre dos puntos es una metáfora. Hace las maletas y a golpe de verso, desde tierra adentro, en viaje iniciático busca poesía y busca el mar. Con todas sus connotaciones. Es el camino lo que importa. Tiene ganas de hacer. Es la búsqueda lo que importa. Meta poéticamente incluso. Y así tropieza y cae y vuelve a levantarse y sigue andando y tropieza de nuevo para volver a levantarse. Para cantar lo que ve y lo que quiere ver. Para poblarse de lugares que le serán reconocibles y comunes. Para acopiarse de ellos y empezar a construir un mundo de ilusión al margen del mundo: Pamplona y Sevilla, Madrid y Granada, el Arga y el Mediterráneo… Para rendir sus primeros homenajes a quienes ya considera como parte de ese nuevo mundo: Lorca y Rosalía, Sabina y Chavela Vargas, Curro Romero y Camarón, Alberti…
Para cantar al amor, a la muerte, a quienes nos faltan y a lo que nos falta; a lo primero que empieza por cantar un poeta. Para jugar con las palabras y emocionarse desde el mismo título, donde empiezan (amor paterno y amor marítimo, permitan la expresión) a resumirse y repartirse sus afectos. Y como ganas de seguir horizontes ya he dicho que no le faltan, me tomo una parada obligatoria para retener algunos de sus versos:
Desolación en tiempos de rebaja,
eres piel a granel al fin y al cabo,
poco más que el farol de la baraja.
Y él, como una esponja, que sonríe y te lo agradece y se pone a la tarea sin disculpas de mal pagador. Con más dedicación si cabe. Ya llegará el momento de atinar a la primera.
Hoy, como siempre, igual en tiempos de laya que de chip, en estos que en otros pagos de quebrantos, hoy como siempre, pero sobre todo hoy, me sigue sorprendiendo para bien que personas como Mario se sientan atraídas por la palabra poética. Y digo como Mario porque él ya no es un adolescente que pretenda conquistar con una cuarteta a la doncella de primer curso sino un hombre hecho y derecho el que se siente llamado, perdón ahora por la cursilería, para este sacerdocio. Porque es la poesía en sí misma, a pesar del primer párrafo de este funesto prologuista, lo que salva en buena parte este mundillo de nuestros disparates. Cuando edificamos versos algo nos hace dignos. Cuando hacemos poesía estamos haciendo lo más serio del mundo; mejores a los demás, incluso. Renunciando a demasiadas cosas. Para hobbies, los hobbies. Un poeta se parece a un hombre práctico como un político de tantos a un benefactor de la humanidad: en nada. Es un momento mágico el del poeta que pone sus primeras palabras sobre el papel. Por eso sé lo que habrá sentido Mario:
Préstale el arado a este secano,
para que vea la luz,
para quebrar la tierra…
Y como nada mejor que seguir andando, le veo andando mucho tiempo, cada vez más seguro, hasta que logre desprenderse de la mayor parte de sus maletas, de su ropaje, para encontrar la poesía tal y como es: desnuda frente al mar. Se habrá desprendido entonces el poema de todo lo que no es poema para que sólo el verso quede. La propia cabeza te sumará las sílabas de un verso sin contarlas. Vendrán entonces nuevas estrofas y otro libro donde, en símil taurino, como algunos de tus versos, Mario, adormecerás las manos (distinción de buen torero) y dejarás que el verso pase, se haga y fluya hecho ya poesía al otro lado de la muleta. Te sobrará también, entonces, la muleta.
Pamplona y octubre de 2005
Granada
Empinado Sacromonte,
la cueva de los Amaya,
por naturales, la luna,
por derechazos, la Alhambra,
y envolviéndolo todo,
tú, mi gitana del alma.
Granada, cristiana y mora,
suenan cascos de caballos
por Albaicín a la aurora.
Y cuando despunta el día,
la fragancia de tus ojos
recorre mi Andalucía.
Ayer soñé que me amabas,
engalanada y ardiente,
pero hoy me despierto solo,
con soledad insolente.
Actualización Jun2025 | 794👀
_______La editorial Laocoonte acaba de publicar un interesante libro de entrevistas con los seis hombres que han presidido Navarra desde 1979, titulado “Treinta años no es nada”. Su escritor, Mario Zunzarren Angós, repasa la historia reciente de Navarra hasta la actualidad a través de los ojos de quienes la han presidido en cada momento: Jaime Ignacio del Burgo, Juan Manuel Arza, Gabriel Urralburo, Juan Cruz Allí, Javier Otano y Miguel Sanz. El libro, entre otros muchos asuntos, abunda además en cuestiones personales. Llama especialmente la atención cuando a cada uno de los seis presidentes navarros se le pregunta por qué le diría a Dios si Este entrara de repente por la puerta. Como pueden comprobar, hay reacciones para casi todos los gustos.
Marina Aoiz
DIRIGE Y PRESENTA ESTA SELECCIÓN ALFONSO PASCAL ROS

PREMIO A LA CREACIÓN LITERARIA DEL GOBIERNO DE NAVARRA EN 2012
En tierra de poetas
Esta, como habrán advertido quienes se han tomado la molestia (y a quienes tanto agradezco el haber seguido esta página a lo largo de los meses),no es sólo una tierra de conquistadores, misioneros y militares. Tampoco sólo de layas, tragantúas y gente que habla más o menos gracioso siempre a una buena mesa. Hablo de Navarra, claro. También es de poetas pero apenas conocida por ello. La única distinción que establezco en poesía, quienes me conocen bien lo saben, es la calidad. Jamás el sexo, la edad, la procedencia de los poemas... Viene esto a cuento porque he caído en la cuenta de que en las cinco entregas anteriores (Rafael García Aguilar, Marchena, Asiáin, Martín Ruiz, amén de la propia) no había traído un nombre de mujer a estas páginas. Pero como tampoco de nadie rubio o de dos quince de estatura pongamos por caso. Porque no se trata de traer por traer sino de hacerlo bien, por eso les participo mi gozo con estos versos de una poetisa navarra, de la Navarra Media, con una voz personalísima, siempre (es mi impresión) muy sideral, mitológica y zodiacal, con exquisito cuidado de la palabra en poemas de una serenidad extrema, delicados pero no frágiles, poesía que se hermana a lo largo y ancho del mundo, lirismo entre nebulosas, mistérico, de lejanos paisajes donde la mujer ocupa el primer plano. Poesía onírica en permanente unión con la tierra. Poesía de sol y de agua y la tierra otra vez, siempre la tierra. Periodista, además de gemóloga (lo notarán en sus poemas) y orfebre, Marina Aoiz Monreal es nacida en Tafalla el 11 de julio de 1955 y es ya voz de largo recorrido y es autora de los poemarios “Algunas palabras de amor y mar” (Ed. Aguacero, U.C.V Caracas-Venezuela, 1985), “La risa de Gea” (Ayuda a la Creación Literaria, Gobierno de Navarra, 1986), “Tierra secreta” (Colección La Higuera, Tafalla 1991), “Admisural”(Ed. María del Villar Berruezo, Tafalla 1998) y “Fragmentos de obsidiana” (Ed. María del Villar Berruezo, Tafalla 2001). En prosa ha dado a la imprenta “La Tribu del Perenquén” (Ed. bilingüe Cuentillos a la mar, Edición de Fundación María del Villar Berruezo, Tafalla 1999). Incluida en varios libros colectivos y colaboradora de revistas literarias y periódicos, profesora de los cursos de Literatura organizados por el Área de la Mujer del Ayuntamiento de Tafalla, es también en su patria chica miembro del Consejo de Redacción de la revista “La Voz de la Merindad”, Vicepresidenta de la “Fundación María del Villar Berruezo” y codirectora de la revista literaria “Luces y Sombras”, publicación abierta donde las haya. Baste un dato del número correspondiente a 2002 donde en sus 160 páginas se hermanan tres continentes, diez países y casi ochenta autores.
Alfonso Pascal Ros
Barañáin, 2 de diciembre de 2002
___
No codicio tus perfiles
- La sirena
de diamante. Esa dicha fulgurante
de tu cara,
frenesí en un lecho
de pétalos de rosa.
La sirena
sin embargo
nos convoca a puerto, entre las algas.
Capricho salado.
Rumor de agua.
(Este poema, escrito a modo de collage, forma parte del libro inédito “Don de la luz”, y recibió el primer premio de poesía en el XV Certamen de Poesía “Ciudad de Tudela”, 1999. Publicado en la revista “Traslapuente” en diciembre de 1999, “Los helechos” y “El viaje” se incorporan a “Al aire nuevo, Antología de poesía española actual”, editada en San Luis Potosí (México) por la editorial Desierto en 2001.
Javier Olivar

Dirige y presenta esta selección: Alfonso Pascal Ros
Premio a la Creación Literaria del Gobierno de Navarra 2012.
- Pago de deudas(*)
Le debía una a Javier. Bueno, más de una porque sólo puedo hablar de él cosas buenas, algo no muy común en este cainista oficio nuestro donde llega un momento, visto los visto, donde uno no sabe si cortarse las venas o dejárselas largas. Que Javier no necesita tener más dientes que los que tiene ni pone por poner cara de bueno cuando se pegan otros. Que visto lo visto, tiene bemoles, 3.500 libros de poesía publicados al año en España con una media, siendo condescendiente, de 3.495 prescindibles. 3.490 con prólogos intercambiables y lugares comunes, menos hechos, como el defensa malo, enmendándole la plana al periodista deportivo, para el surco que para la pasarela. Que bajando a esta vieja tierra nuestra, que supongo que como todas, a menudo para ser alguien hay que ser una mezcla difícilmente superable de muy jetas o muy malo.
Le debía una. Aún conservo su poema, lo clavó, donde estoy todavía jugando a polis y cacos (me imagino que entre los segundos) y no sé si serán estas líneas la correspondencia que merece Javier Olivar porque uno de los pocos sabores de la poesía nuestra (cuánta hiel) es conocer personas así.
El camino más corto entre dos versos es una greguería. Y lo que no es Javier lo son las greguerías por las que le conoceréis: camaleónicas, haciendo a la vez que una letra mayúscula o el pez más cotidiano se nos ofrezcan con volúmenes y formas diferentes. Si siempre he preferido el poeta al verso, en este caso me quedo con ambos.
Las greguerías de Javier, aunque no las presente sobre el trapecio, obligan a la atención total. Como al contador de chistes cortos (por aquello de metáfora + humorismo) al que prestar atención continua para no perdernos nada. No retomar la lectura después de un rato con la mente (el que la tenga) en blanco porque nos habremos perdido mucho. Pero Javier, como en su tiempo Ramón, el maestro de la vida, no es sólo un peregrino contador de chistes porque la ingeniosidad poco ingeniosa es como el soneto débil: pone al descubierto las carencias del poeta (y por enésima vez no identifiquemos el humorismo con el tono menor). Por eso el atrevimiento de Javier merece justo premio y mayor correspondencia. Que atreverse también es sufrir, y perdonen la tristeza, como casi todo lo que rodea y absorbe la creación literaria. Que el cinismo y la ironía, al menos para mí, no son autodefensa sino don. La estética greguerística se modela como roca metamórfica, de otras rocas, para absorber de todas ellas y hacer una roca nueva. La greguería, el haiku de Bashô, los ajustadísimos relatos de Juan Gracia al otro lado de la frontera, el poema del gitano y el viento de otro Javier, Asiáin: arte máximo desde lo mínimo. Metamorfosis de tantos géneros en un chispazo mágico. Las greguerías de Javier son la vuelta al mundo del revés, contemplarlo haciendo el pino y desordenar sus algarabías. Desorganizarlo. Son eso y lo indefinible además para que nos alborotemos mágicamente.
Si Ramón, que nació o le nacieron, que no sabe cómo hay que decirlo, para llamarse Ramón, rey de la última barricada del Pombo (aquí teníamos el Ginés y el Eslava de donde también en cualquier momento aparecerían tipos embozados desenvainando espadas), si el gran Ramón reinventó las greguerías un día en el balcón de la casa familiar de la calle de la Puebla de Madrid, Javier nació para llamarse Javier y volvió a reinventar las ocurrencias hace tiempo, y seguro que también rodeado de los suyos, en un momento que pensaría cómo ayudar a alguien. Porque no es la primera vez ni la segunda que el Javier que nació para llamarse Javier se mete en líos de estos, y ojalá no sea la última para que, amigos todos, las disfrutemos.
Seguro que hoy desde una tribuna más alta que la del Pombo se toma el maestro un vino a la salud de este libro.
Quizá compadeciendo al autor de este prólogo, por mi culpa, por mi gran culpa, que tenía que haber sido más breve aún.
Seguro que mejor también.
Alfonso Pascal Ros
Pamplona y 18 de octubre de 2003
(*)Prólogo del libro Letras de cambio, de Javier Olivar de Julián, Aoiz (Navarra): Bilaketa, 2003.
Actualización Jun2025 | +562👀—La tortuga fue recibida en la playa con una gran ovación.
- Letras De Cambio
—¿Para qué se marca con tiza la arena de las plazas de toros si no hay un juez de línea?
—El caballo del picador es un valiente y no lo sabe.
—El toro quiere saber qué hay detrás de las faldas del capote.
Al final lo sabe: la muerte.
—El coche que hace sonar su alarma cuando se lo lleva la grúa, es un pez que protesta con el anzuelo enganchado en el paladar.
—El cocodrilo debería visitar al ortodoncista.
—Las escamas del pez son las tejas que tiene, para que no le entre agua en su casa.
—El pan va dejando su caspa por ahí.
—A la barra de pan le salen hoyuelos en cada corrusco.
—El eco sabe jugar al frontón, pero no al tenis.
—Las gafas cabalgan sobre su montura.
—El verdadero premio del escalón más alto del podium, es que no se vea la calva del ganador.
—El éxito de estos zapatos hace que se vendan a pares.
—Los espejos se visten con la ropa de los demás.
—La plancha no la inventaron los romanos porque es gótica.
—Los zapatos, como guantes de boxeo que son, atan sus cordones para dar patadas.
—Lo primero que deshacemos en un caramelo son sus coletas.
—Los abrigos en el perchero hacen una melé.
—En los collares de perlas de las mujeres vemos los puntos suspensivos sobre su pecho, pero no la palabra oculta de su espalda.
—El estribillo es el escaparate del poema que lleva dentro la canción.
—A las velas les gustan las paredes de gotelé.
—Por el pasillo del tren caminan los borrachos.
—Las sillas no saben cruzar los brazos.
—El mar parpadea sobre la playa.
—Al coco lo bautizó un náufrago tartamudo que quiso decir: ¡comida!
—Me colocó la sombrilla y quedé asombrado.
—En el avión se me pasa el tiempo volando.
—El compás lleva pantalones almidonados.
—La luna es un fakir que camina sobre una alfombra de estrellas
—La luna se ha acostumbrado a rodar por la noche.
—La Tierra hace acrobacias con la luna sobre su hocico.
—El dedo gordo de la mano se enfadó con los demás y todavía hoy guardan las distancias.
—El cuerpo humano derrocha inteligencia; cuanto más comemos, más nos crece la tripa, para alejarnos de la mesa.
—Donde tenemos el ombligo, debería estar el rabito de la manzana.
—El aparato de ortodoncia lo inventó un artesano que hacía bicicletas de alambre.
—El cactus no tiene el pelo rizado ni siquiera en la axila.
—Panoli: pan con aceite.
—Divergente: gente divertida.
—Panelar es congelar el pan.
—Un habano es un abanico grande.
—En principio esto es el fin. En fin, esto es el principio.
—Ese lado del remo está remodelado.
—Los enamorados amortizan el teléfono.
—¡Qué diferencia las Adoratrices con las adora-bíceps!
—La línea divisoria es la que divide Soria.
—Un minero palindromista anima la mina.
—Finlandia debería estar en el fin de la India.
—Fui atolondrado al atolón dorado.
—El señor Pérez se cambió el apellido desperezándose.
—Una persona saludable es una persona a la que se puede saludar.
—¿Ve las velas? ¿Y los hilos?
—Estaba hilando y ahora está bailando.
—La cómoda era incómoda.
—No es de jardinero dejar dinero.
—El resto encontrado es humano; es su mano.
—Guzmán es un buen hombre.
—Las aspirinas las deberíamos tomar aspiradas.
—Aguja horaria: ¿Adonde vas, hija?
—Aguja del segundero: Voy a dar una vuelta.
—El piloto del avión confesó que había planeado todo el viaje.
—Murió por arma de fuego y le prepararon una capilla ardiente; sólo faltaba que fuera al infierno.
—Las autopistas de peaje, deberían ser de “G” a “P”, para seguir un orden alfabético.
—La Q dejó el cigarrillo por el chupa-chups.
—La R es una presumida que se mira sus zapatos nuevos.
—La J toca el saxo para dormir a la Z.
—La oreja en la mujer es una j, con su pendiente y todo.
—La N es la silla plegable del abecedario.
—La U es el imán del abecedario que atrae a la diéresis (Ü).
—La Ñ intenta batir el récord de inmersión en bañera.
—Agropecuario, una vez empezado podría acabar el abecedario: agropqrstuvwxyz.
—Todas las preposiciones son indecentes.
—Es curioso que “aparte” se escriba junto y que “junto a” se escriba separado.
—La i es un tee de salida.
—El 9 no se afeita el pelo de la barbilla.
—El 8 es el reloj de arena por el que pasan todos los números.
—El símbolo de la división I, lo inventaron dos jugadores de tenis.
—La T de Toro siembra el miedo en el abecedario.
—La H de Humildad, encima de muda, va la primera.
—Las letras y los números van al vestuario entre paréntesis ( ).
—Escalera debería escribirse con H.
—La D es luna decreciente.
—La tilde de estiércol, es la mosca que juega en él.
—¡Mira qué hora es! ¡Es más tarde que nunca!
—El cine es la embajada de los sueños aquí, en el país de la realidad.
—Si pudiéramos cortar por la mitad la luna con un cuchillo, veríamos que está rellena de greguerías.
—Soñando somos unos inconscientes.
—Le regaló cuanto él era y ella lo devolvió por una talla mayor.
—Cuando terminamos un sueño, deberían salir en los créditos los nombres de los personajes que han participado.
—Una persona que ama a sus enemigos, como predica el sacerdote, ¿qué enemigos puede tener?
—Cuando un sacerdote se corta las uñas, repasa los diez mandamientos.
—Morirse es una experiencia única.
—Con las mujeres nos pasa como con las revistas del kiosko, que queremos leerlas todas, menos la que vamos a comprar.
—Vemos películas porque necesitamos saber dónde estamos y quienes somos.
—Tenía un embrague en el corazón que le detenía la tracción de amar.
—Leer tiene algo de preso y a la vez de libertad.
—Sólo nos pone nerviosos lo que el subconsciente quiere que nos ponga nerviosos.
—El mérito del escritor es pensar y escribir al mismo tiempo.
—Hablamos a la velocidad del sonido, incluso al recitar poesía.
—Cuando el bolígrafo no pinta, damos rienda suelta a nuestra creación abstracta.
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