MARGARITA MARCOS
Nuestro románico es uno de los escasos recursos de los que disponemos para poner en valor los pueblos casi despoblados y abandonados que lo albergan. Pasados los fastos de las Edades del Hombre, nuestro patrimonio parece abandonado como un juguete roto, desechado y olvidado, aunque tal vez la definición más precisa sería "Dejado de la mano de Dios" o de los gestores que administran un patrimonio tan ingente de manera negligente.
Imágenes: CURIOSÓN

De la sección de la autora para "Curiosón"Mi dios de las pequeñas cosas ©-Margarita Marcos 2018.
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