(VI.6). SIMBOLOGÍA ZOOMÓRFICA.
Confundida con el pelícano desde Ibn Al-Durayhim, sin embargo tuvo y tiene su lugar en la representación escultórica del arte románico, aunque no encontraréis referencia alguna de esta ave singular en ninguno de los manuales de simbología al uso.
Al igual que el águila, comparte muchos de sus atributos positivos, sólo se diferencia en que es un tótem válido tanto para hombres como para mujeres.
Son monógamos por naturaleza. Además el albatros enseña otra lección, la energía, libertad de miras, tolerancia, sentido común, y la solidaridad, pero el hecho de que se alimente de peces le hizo ser censurado por los comitentes románicos a quienes les impedía predicar las excelencias catecuménicas de un símbolo positivo en culturas paganas que picoteaba, mataba y se alimentada del pez, a quien su religión había asimilado y otorgado la más grande valoración simbológica de su señor Jesucristo (Ichthus: I = Iesous (Jesús); Ch = Christos (Cristo); Th = Theou (Dios); U=Uios (Hijo); S=Soter (Salvador) ).
Entre los marineros europeos, infligir daño a un albatros podía acarrear consecuencias nefastas, como las que sufre el protagonista del poema “La canción del viejo marinero”, de S. T. Coleridge, al parecer inspirado por la vida del corsario George Shelvocke, quien tras matar a un albatros tuvo siempre mal tiempo. La causa de este tabú radicaba en la creencia de que los marinos muertos se reencarnaban en albatros.
«Al cabo por allí cruzó un Albatros,
a través de la Niebla vino;
y como si fuera el Alma de un Cristiano,
le saludamos invocando el nombre de Dios.
«Los Marineros le dieron galleta llena de gusanos,
y volaba dando vueltas y vueltas:
el Hielo se quebraba con el ruido de un Trueno;
el Timonel nos guió a través de aquellas aguas.
«Y un buen viento del sur comenzó a soplar de popa,
el Albatros nos seguía;
y cada día, fuera por querer comida, fuera por juego,
¡acudía al oír la llamada del Marino!
«Entre la bruma y las nubes, sobre el mástil o los lienzos
se posó durante nueve vísperas,
mientras durante toda la noche a través de la blancura de la niebla
relucía la blancura de la luz de la luna.»
«¡Qué Dios te guarde, anciano Marinero!
De los demonios que de ese modo te atormentan—
¿Por qué tienes ese aspecto?» .
«con mi ballesta maté al Albatros.»
«Y yo había cometido una acción demoníaca
«’¿Es este aquél?’ decía una, ‘¿Es este ese hombre?’
‘Por aquel que murió en la cruz,
que con su cruel ballesta hizo que para siempre tendido quedase
el inofensivo Albatros.’
«’El espíritu que mora solitario
en la tierra de la bruma y de la nieve,
amaba al ave que amaba al hombre
que con su ballesta le dio muerte.’
Sección para "Curiosón" del grupo "Salud y Románico".
2 comentarios:
No dejamos de aprender a tu lado, querido Manuel. Vamos a por otro, que ya nos estamos quedando sin animales, jajaja
¿ Habéis reparado en el lomo del albatros?
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