Sucedió a Bermudo, Alfonso II (791), cuya corta edad, a la muerte de Fruela, su padre, quizás pudiera explicar la existencia de los reinados anteriores. Bajo su reinado llegaron los cristianos hasta el Duero, y consiguieron alguna organización, pues este monarca estuvo atento al engrandecimiento material y moral de su reino, y a él se deben algunos fueros municipales.
Ramiro I y Ordoño I, ocuparon después el trono de Asturias (842 y 850), sucediéndoles Alfonso III, quien logró rebasar la línea del Duero y después de sujetar a los árabes, trató de organizar el reino, para lo cual trasladó su corte a León. Se inicia con García (909), su hijo y sucesor, un período de marcada decadencia, durante el cual ocuparon el trono: Ordoño II (914), que sufrió una cruel derrota en Valdejunquera; Fruela II (924), cuyo reinado es notable por los severos castigos que impuso a los nobles y obispos que se opusieron á su elección; Alfonso IV (925), Ramiro II (930), Ordoño III (950), Sancho I, desposeído de la corona por Ordoño, y de quien se cuenta que hubo de encontrar en la corte de Abderrahman III alivio a la excesiva obesidad que le afligía; Ramiro III (967), primer monarca que ocupó el trono en la menor edad, dándose además la circunstancia de desempeñar la regencia su tía, la monja Doña Elvira; Bermudo II (982), y Alfonso V (999), que ocuparon el trono en la época de mayor apogeo del califato, cuando los repetidos triunfos de Almanzor hicieron temer a los cristianos que nuevamente perdieran su independencia; y Bermudo III, a cuya muerte el reino de León quedó confundido con el de Castilla.
Imagen: De Hispalois - commons.wikimedia: Inscripción del año 875 en la fortaleza de Alfonso III
Matías Barrio y Mier (Verdeña, 1844 – Madrid, 1909)
De la serie, "Historia General del Derecho Español".
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