Mindi narró el calvario que vivió durante años junto a su compañero de hogar: violencia sexual, agresiones físicas y verbales, maltrato y encierros. Un día decidió cortar por lo sano y dejó a su marido. Él, que como muchos hombres cree que la mujer con quien vive es de su propiedad y puede hacer con ella lo que le venga en gana, decidió vengarse y bajo engaño la subió en un vehículo, la llevó hasta la orilla de un río, la golpeó, la desnudó y con un machete le desfiguró el rostro. Creyéndola muerta, huyó y la dejó tirada a su suerte. Pero Mindi estaba con vida y después de lo sucedido, en lugar de esconderse y no hacer nada, decidió presentar la denuncia en el Ministerio Público.
.../ Pero este fin de semana supe que fue asesinada. La mataron en diciembre y la enterraron... La indignación y una tristeza profunda me embargaron. Mindi murió esperando que se le hiciera justicia, la mataron antes que un tribunal pudiera escuchar su testimonio, porque el juez no aceptó la solicitud de hacerlo como prueba anticipada. Con Mindi son 695 las mujeres asesinadas durante el 2010, el 98% de las muertes causadas por un arma de fuego. Guatemala sigue siendo un lugar peligroso para las mujeres y un paraíso para sus asesinos. El año pasado, solamente 86 casos de femicidio ingresaron en el Organismo Judicial (12.38% del total de asesinatos), y se dictaron únicamente 28 sentencias. La impunidad sigue siendo la constante y el mensaje continúa siendo el mismo: aquí, a las mujeres se les mata con odio y con saña por su condición de mujeres, y no pasa nada.
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