Mas no se equivoquen los fieles lectores y los curiosos: a Rouco no le llega el olor a azufre, por poner unos ejemplos, de las SICAV, ni siquiera un poquito de los desahucios, ni del palacio de la mentira, digo: de la Moncloa; su fina pituitaria apunta a los supuestos desmanes de charlatanes que le empezaron a hacer la competencia cuando se quedaba traspuesto en el altar. El agua bendita, el crucifijo y los demás trebejos del ritual de exorcismo serán los instrumentos adecuados para engañar a los pobres de espíritu cuyas dolencias, reales o imaginarias, no sean capaces de torear psiquiatras ni médicos.
Ver entrada completa en su blog: Hasta el borde"
1 comentario:
Hombre, esto se avisa.
Muchas gracias por la difusión, en cualquier caso.
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