La fórmula les ha funcionado hasta ahora. Los dictadores, ahora sin chamba, de los países árabes del norte de Africa, los operadores de ajustes económicos como los de Grecia o los de España darían sus evanescentes reinos por comprársela: la vacuna mexicana contra la indignación.../
Así, el Estado, los oligopolios, los liderazgos charros, las cúpulas eclesiásticas, logran encapsular la indignación de los grupos con causa y potencial impacto mayoritario, como las mujeres que reclaman que no se les penalice por decidir sobre su cuerpo, los indígenas que defienden sus recursos naturales, las y los trabajadores que exigen democracia sindical, las y los usuarios de teléfonos y energía eléctrica que reclaman tarifas justas.
Del magma que, según Castoriadis, es la sociedad: incandescente, fluido, efervescente, pletórico de reacciones y de explosiones, los que dominan este país han logrado hacer un lodo inerte, dúctil, amorfo, donde la máxima acción permitida sea la que quepa en los moldes de la Iniciativa México. Al condenar todo lo que aquí se mueve como un peligro para la nación, están logrando conformar lo único que sí resulta un peligro real: una población apática, manipulada, resignada, pasiva, vacunada contra la indignación.
1 comentario:
Yo quiero una vacuna de esas,,,
Esto lo tenía desde ayer en el ordenador pero nada, es igual, ya comentaré lo de hoy que qún no lo he visto.
Un besazo Froi,
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