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Juventud Comunista de Asturias
Blanca
Si hiciésemos repaso a lo que este año (1971) ha representado en la lucha de la clase obrera y las fuerzas progresistas contra la Dictadura Opus-Franquista, veremos enseguida cómo las fuerzas democráticas han conseguido un nivel tanto de agitación y organización que la clase obrera, con los estudiantes, profesionales... etc han obligado a las clases dominantes, al Opus Dei en especial, a desenmascararse en su intento demagógico de "liberalización". Ante el incremento de la lucha de la clase obrera, la respuesta del régimen ha sido la agudización de la represión a todos los niveles. Ley de Orden Público, reforma del Código Militar, cierre del "Madrid", con lo que representa para los tímidos intentos de una prensa independiente, y sobre todo los asesinatos sistemáticos contra la clase obrera: Pedro Patiño, Ruiz Villalba, etc... Detenciones de intelectuales, contínuos lock-outs que nos da la idea de cómo va a ser el Juan Carlismo, un Franquismo, una represión más acentuada, si cabe, que rompe con todas las ansias de libertad del pueblo español. Después del proceso de Burgos, las contínuas huelgas, los enfrentamientos con la fuerza pública, la incorporación a la lucha de destacamentos como los médicos, transportistas, pensionistas... etc viéndose ya cada vez más cerca la acción que será el plebiscito con que el pueblo español dará su respuesta a la sucesión de Juan Carlos... Las grandes huelgas de Seat, la de la Construcción en Madrid, la heróica huelga de los mineros... vienen a coincidir con un acontecimiento importantísimo: La Asamblea de Cataluña, con la cual las fuerzas políticas han puesto la alternativa que el pueblo español necesita para acabar con una época ya demasiado larga de ignorancia y sumisión.
Revista "Adelante"
Núm 4,
Asturias, 1971
1 comentario:
¿Nos propones un ejercicio de reflexión retrospectiva?
Algo de lo que se dice en el escrito me tocó vivir bastante joven. Entonces, hablo del año 77 más o menos, todo ese empuje transformador fue, no logro explicarme cómo, pasado por el embudo. De la ruptura se pasó a la Transición. Los que se dejaron el pellejo en los últimos años de la dictadura, excepto el PCE, cuya legalización se consintió para maquillar de democracia el proceso, fueron barridos o engullidos por la falsía de la pana sonriente. Sólo faltaba aupar a mi tocayo y ponerlo en el pedestal de garante de la democracia (para eso sirvió el 23F). Así estamos, en una democracia parapléjica (o tetrapléjica, si consideramos como funcionan los diferentes poderes, incluyendo el papelón del cuarto), con la diferencia de que se han caído muchas caretas aunque muchos no quieran enterarse. Cierto que podemos, de momento, expresar nuestras opiniones y votar; pero hemos cambiado nuestra implicación en la defensa de nuestros derechos por la comodidad de asumir como necesidades superfluidades y por una libertad de mascota, de andar por casa.
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