Tras de este hallazgo hay una interesante historia. Cuentan que el hidalgo santanderino Marcelino de Santuola oyó hablar de la cueva descubierta por un cazador a unos 30 km. de la capital. Estaba situada en el prado de Altamira y en la primera inspección no encontró nada de particular. En el verano de 1879 volvió acompañado de su hija María, que alumbrando hacia el techo acertó a decir: "¡Mira, papá, toros pintados! El padre, emocionado, viajó a Madrid para exponer tan importante hallazgo, pero "doctos" en la materia, se apresuraron a decir que cómo el hombre primitivo iba a ser capaz de pintar aquello, que se trataba de un fraude y el asunto quedó durante años relegado al olvido. Cuenta Martín Walker que, tras la muerte de Santuola, se localizaron en Francia unas pinturas similares y hete aquí que, uno de sus mayores detractores, apellidado Cartaihac, visitó las Cuevas de Altamira y se disculpó con María, ya mayor: "Ahora ya no puedo hacer más que una cosa: He de rehabilitar a su padre ante la ciencia..."
1 comentario:
Considero a España como un pais realmente hermoso, con diversidad de encantos, tanto en su geografia como en su gente. Muy buen blog. Exitos
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