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Hace algunos días hablé sobre el feminismo de Pardo Bazán, y antes de guardar su recuerdo hasta nueva ocasión, no me resisto a la tentación de escribir unas letras sobre ella. Emilia Pardo Bazán defendió su derecho a declararse feminista de una forma tan radical, que no tiene igual entre las escritoras de entonces, ni en España ni en Europa.
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| De Joaquín Sorolla - Sociedad Hispánica de América, Dominio público |
Y si es verdad que su entorno familiar -su padre particularmente- contribuyó a darle fuerzas y a valorar sus logros, también lo es que tuvo que enfrentarse al machismo y a la misoginia más repugnantes, procedentes en muchos casos de algunos intelectuales «amigos», muchos de ellos despechados porque les había ganado en algún concurso literario (Clarín), o porque no quiso ceder a sus requiebros amorosos (Blasco Ibáñez). Tuvo que resultar muy duro para ella soportar que le negasen la entrada en la Real Academia con argumentos tan miserables como que su circunferencia no tenía cabida en los sillones de la institución (...), o que Juan Valera y Menéndez Pelayo hablasen de ella en sus cartas llamándole «sandía con patas», repugnante actitud que los denigra y nos acerca más y más a ella.
Tuvo que aprender a vivir con el hecho de que «ser mujer» proyectase una sombra sobre todo lo que hizo y lo que dijo. De hecho, solía comentar que si su nombre hubiese sido Emilio en lugar de Emilia, su vida habría sido bien distinta... Su deseo de fomentar la cultura, de ser útil y de reformar, chocaban con la idea de que la intervención en lo público era algo de hombres y la persiguió siempre, llegando incluso a decirse de ella que era «un marimacho que ignoraba si el puchero cuece a la lumbre o al sol».
Emilia estaba convencida de que las causas del atraso de España en relación a otros países era debido precisamente a la situación de la mujer («la clave de nuestra regeneración está en la mujer, en su instrucción, en su personalidad»).
Siempre negó que la mujer sea inferior al hombre intelectualmente, y ella predicó con el ejemplo, llegando a poseer una cultura autodidacta verdaderamente impresionante. El rechazo a su entrada en la Academia fue algo que siempre consideró injusto, pues estaba convencida de que la presencia de las mujeres en las instituciones públicas es fundamental. La decisión de declarar su «candidatura perpetua» se explica porque tuvo claro desde el principio que aquella no era una lucha individual sino que en su persona estaba representado todo el género femenino. «Yo no he luchado por la vanidad de ocupar una silla en la Academia, sino por defender un derecho indiscutible que, a mi juicio, tienen las mujeres. A mí no se me ha admitido en la Academia no por mi personalidad literaria sino por ser mujer».
El legado que Pardo Bazán nos ha dejado es inmenso, destacando su laboriosidad admirable, su tolerancia, y su gran curiosidad ante todo lo que desconocía. Pero lo más grande es que sus logros y triunfos los disfrutaba como logros de todas las mujeres. Por eso creo que todas tenemos una deuda con ella, porque abrió el camino para que nos resulten normales muchos de los derechos que hoy disfrutamos.
Sección para "Curiosón"
de Beatriz Quintana Jato
5 comentarios:
Hola Beatriz:
Genial artículo, me ha gustado mucho. Emilia Pardo Bazán demostró lo que ella mismo predicó: que la mujer no es inferior al hombre. Y también como ella dijo, si hubiera nacido hombre, qué diferente hubiese sido su vida, por suerte ha quedado su legado y se le seguirá reconociendo siempre.
Un abrazo. :)
Tuve la oportunidad de asistir a tu conferencia en la Biblioteca Pública, en la que pude disfrutar de tu gran labor de investigación y de tu retórica, que engancha al público por la originalidad, espontaneidad y frescura con la que relatas tu trabajo.
Conocí, gracias a ti, a fondo la figura de Emilia Pardo Bazán, conseguiste que admirara su lucha en favor de la mujer. Y me enteré de quienes fueron sus envidiosos y rastreros enemigos, muy bien definidos por tus palabras, ahora son también mis enemigos y no volveré, como tú, a leer nada de ellos.
Un gran artículo y una fenomenal conferencia, que guardo en mi memoria porque aprendí mucho de esta figura de nuestras letras, como de Santa Teresa de Jesús.
Te aplaudo porque eres única y extraordinaria, Beatriz.
Pues alguien tenía que decirlo en voz alta. Y ha sido nuestra amiga Beatriz Quintana, que colabora también con sus artículos en nuestro Blog, quien simple y llanamente nos lo cuenta. Y lo ha hecho acercándonos un poco más a la obra de Emilia Pardo Bazán y los desplantes que tuvo que soportar en su época por el mero hecho de ser mujer y querer acercarse en lo profesional al mundo de los hombres y sus cargos en la sociedad de aquel entonces. Y es que no lo tuvo fácil precisamente en ese terreno, aunque no cejó en su lucha, conquistando en aquel entonces muchas de las cosas que hoy se ven ya como normales entre hombres y mujeres. Un espejo donde mirarse, pues, a la hora de querer lograr un mundo de igualdad entre ambos géneros.
Es verdad. Doña Emilia fue feminista de verdad, no un sucedáneo como algunas de las que tenemos que aguantar. Fue de Primera y de las primeras que alzaron su voz, sin pelos en la lengua, presentando su valiente testimonio personal, defendiéndolo ante los, por otra parte, grandes intelectuales masculinos pero, sin duda, machistas.
Gracias, Beatriz, por acercarnos, como lo has hecho, a esta gran mujer e intelectual.
Me ha encantado este artículo, grande doña Emilia Pardo Bazán. Está muy bien articulado y propicia una lectura voraz, sumado a una repetición. Gran aportación!
Un gran saludo 😊
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