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Un interesante libro: Sinesio Delgado y el Madrid del 98 -de la catedrática Beatriz Quintana Jato- nos acerca la figura de este ilustre palentino. Nació el 12 de diciembre de 1859, en Támara de Campos. Con apenas 14 años fue a Valladolid para estudiar, como su padre, Medicina. En 1880 se traslada a Madrid. En la calle de la Aduana estaba la sede del periódico Madrid Cómico, un semanal con tirada de 3.000 ejemplares. Fue contratado Sinesio con 50 pesetas mensuales.
Sinesio Delgado en el Café La Elipa, (facilitada por Beatriz Quintana Jato)
Las caricaturas de Ramón Cilla en la primera página gozaban de popularidad merecida. A los dos años eran, ambos, dueños del semanal. Sinesio ocupó el cargo de director durante 15 años. Conoce a Julia de Lara, hija de la célebre Balbina Valverde. Se casa con ella y escribe para el teatro. Editores, autores y directores sostenían larga lucha por el reparto de beneficios. Los autores vendían el manuscrito y los derechos de representación a los dueños de las casas editoriales. Los editores sacaban muchas copias de cada obra y podían cortar o añadir lo que les viniese en gana. Durante el tiempo de la representación, el autor percibía un porcentaje entre un 8 y un 12%. Si la obra era rentable seguía en cartel y, cuando no, se retiraba sin compensación económica para su creador. Las Cortes de Cádiz reconocían el derecho del autor a editar su obra, y a sus herederos a beneficiarse de los mismos durante 10 años. En 1892 se funda la Sociedad de Artistas, Compositores y Editores. La mayor parte del capital pertenece a Florencio Fiscowich, junto a él estaban autores consagrados. La preside Chapí. Por otro lado, la Asociación Lírico-Dramática agrupaba a músicos y a autores. Sinesio es su secretario. Tiempo después se les une Chapí y fundan La Sociedad de Autores Españoles. El reparto de beneficios era más equitativo. Chapí cede por escaso importe todo su archivo musical. Después Sinesio sufrió envidia y desprestigio (le pateaban los estrenos). Deja el cargo. Le piden que vuelva, y lo hace, pero ya no quiere ocupar ningún puesto directivo. Quién le iba a decir a nuestro paisano que en el 2010, la SGAE enfrente a personalidades como Rodríguez Ibarra y Muñoz Molina. Libertad de expresión digna de todo respeto.
Sentir de la palabraUna idea de Carmen para Curiosón
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