TEMPLOS DEL NORTE PALENTINO
Iglesia de Santa Maria
Mave
Del renombrado monasterio de Mave nos queda la iglesia de principios del siglo XIII, levantada en los comienzos de la transición al gótico, por orden de Doña Sancha Jiménez, que cedería después a la abadía de Oña. Sorprende a los viajeros curiosos el color rojo oscuro de la piedra arenisca.
Algunos expertos apuntan a un estilo borgoñés, semejante a la de Neris (Allier) y al francés de Montreal (Yonne).
Para los técnicos, por la estructura original de los pasillos, algo tuvo que ver aquí la misma mano que edificó la iglesia y el claustro de San Andrés de Arroyo, la iglesia y el claustro de Santa María la Real de Aguilar y la puerta sur de Santa Eufemia de Cozuelos.
La mirada
Los orígenes de la vida monástica en Santa María de Mave remontan al siglo IX siempre en dependencia respecto al cenobio burgalés de Oña, aunque la actual iglesia debió ser edificada entre 1200 y 1210 bajo la protección de doña Sancha Jiménez. La iglesia se levantó en sillería arenisca que combina los tonos amarillentos y ocres. Consta de tres naves y triple ábside, destacado el central y espadaña sobre el hastial. Las colaterales se cubren con cañón apuntado de eje normal al del templo y el crucero, cupulado, recibe al exterior una linterna, ofreciendo el conjunto de la cabecera ciertas analogías con Cozuelos y Zorita del Páramo. Destaca la portada occidental, con dientes de sierra y en cuyos capiteles se entrecruzan influjos andresinos y de la sala capitular de Oña.
Fundación Santa María la Real
Cuaderno de anotaciones
El cenobio fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931. Se conserva gran parte del edificio reconstruido durante los siglos XVII y XVIII, reconvertido en Hostería.
EL VIDEO
Para saber más:
Mave
2 comentarios:
Sigue la montaña palentina dando que hablar. Mi primera impresión cuando me enfrenté ante una estructura tan diferente y maravillosa como al iglesia de Santa María de Mave fue que me había salido de la montaña palentina, pero no, estaba ante mis ojos una perla preciosa con un color muy original y una dimensiones impropias de un lugar tan pequeño. Me senté a contemplarla y una vez dentro a gozar de su silencio y esplendor. Y ahí me quedé un buen rato escuchando el silencio de la fantasía con todos sus coros. Un aplauso de reconocimiento y gratitud a Froilán que nos permite entrever a través de estos retazos nuestra historia, nuestras raíces, quienes somos y dónde estamos.
Es un deber. Es un placer. Es una ocupación a la que dedico gran parte de mi tiempo libre. Tú sabes bién la dicha que supone la visión de estos lugares y la historia que ocultan. Un abrazo grande desde el norte de España.
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