SENTIR DE LA PALABRA | CARMEN ARROYO
Es el título de una novela escrita por Froilán de Lózar que acabo de leer. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que su lectura me resultó amena e interesante; también, inquietante a veces, pues te lleva a un tiempo pasado del que se cuenta algo que hoy podría hacerse realidad en cualquier momento, por esos caprichos que tiene la Historia de volver a repetirse, aunque las circunstancias, mucho más racionales que en el pasado, deberían impedirlo. Y así lo espero.
Froilán trata y, por supuesto lo consigue, de enganchar al lector desde el primer capítulo presentándonos a unos protagonistas que ocuparán directa o indirectamente cada una de sus páginas, es decir de un modo personal en los capítulos a ellos dedicados o a través de las conversaciones que sus amigos cercanos mantienen y en los que su presencia, aunque no material, parece volar entre sí mediante alusiones o recuerdos vividos.
Froilán ha elegido este tema de independentismos, nacionalismos, radicalización de ideales en seres que viven y participan en la lucha, de modo más o menos intensamente, cuando están convencidos de que defienden su verdad casi fanáticamente, o por el contrario, arriman el hombro en los momentos que ellos consideran cruciales para aquellas ideas que defienden.
Hubiera podido hablar en su novela de economía sumergida con los porcentajes que se llevan aquellos personajes corruptos en el mundo de la política; o de aquellos otros que nadan como pez en el agua eludiendo impuestos y llevando a paraísos fiscales sus innumerables y sucias ganancias. Froilán habría descrito de modo magistral a esos personajillos. No hubiese necesitado más que pensar, con mínimo esfuerzo, en cualquiera de los que aparecen día sí y día no en la prensa.
Pero, creo que ha sabido manejar, mejor aún, dirigir, a estos “hijos literarios” llevándolos a la vida cotidiana de un modo tan natural, que se nos presentan como seres normales y cercanos en sus necesidades diarias: sentimentales o físicas, igual que cualquiera de nosotros. Y, sé que ahí precisamente radica, y advertimos, la pericia y la inteligencia de un buen escritor. Elegir un tema y crear para desarrollar el mismo a personajes bien dibujados de antemano, con capacidad suficiente en el dominio de sus reacciones, en momentos tensos o apacibles y que son capaces de vivir intensamente pasiones y renuncias, miedos o equivocaciones, mientras son fieles a lo que, por convicción personal, defienden, o, como demostración de afecto a sus compañeros de lucha, es algo primordial en una novela para que ésta logre que el lector sienta deseos de continuar su lectura. Y no voy a descubrir la trama, el nombre de los personajes, las relaciones de pareja entre ellos, el resultado final, dulce o amargo, porque imitaría a aquel mal acomodador que te mata la película según te acompaña a la butaca mientras te dice “pues, sabe usted, el asesino de la muchacha es precisamente su novio…Pues eso, que lean la novela y la disfruten, que con esa intención, pienso yo, Froilán la escribió.
2 comentarios:
El día 17 hablaba de "Castilla" en la biblioteca de Aguilar, ante amigos y lectores que quisieron cambiar conmigo unas palabras.
Es curioso, pero León en la novela ya aparece separado de Castilla y la independencia que solicita Burgos de Castilla era una licencia literaria para decir que no se va a detener nunca. Curiosamente, después de las declaraciones del alcalde de León y los afines que han solicitado una comunidad nueva, los del Bierzo les han dado en la cara, alegando que el mismo olvido que alega León por parte de los representantes de la comunidad, lo alega el Bierzo con respecto a León. No falta para nadie. Pero lo que quería aclarar y que tú ya señalas, es que se trata, sobre todo, de una historia de amor.
Carmen, muy agradecido por tu opinión, que hoy sale también publicada en la columna del Diario Palentino.
Pues sí, tienes razón, leemos en la prensa que León puede desear mover ficha pues supo caminar sola en tiempo pasado. Pero ¿qué ocurriría si cada comunidad reclamara gobernarse por sus propios medios olvidando pactos que fueron y son válidos? ¿Sería mejor? No lo creo. Dialogar es bueno. Entenderse, también; sin embargo, pedir peras al olmo, acaso no sea buena idea. Enhorabuena por esa hermosa historia que viven los personajes de tu novela. Te deseo un gran éxito. Carmen
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