Cervera de Pisuerga y el Pico Almonga
Cuántas veces en aquellos años de colegial, mirando a través de la ventana de alguna de las dependencias del Colegio de Cervera orientadas en la dirección del Pico Almonga, nuestra vista de pre adolescentes se detenía y, como si nuestros ojos se extasiasen, nos quedábamos así durante minutos contemplando la majestuosidad del mismo.
Y hasta por momentos nos imaginábamos escalándolo hasta llegar a su cumbre, en una hazaña que, bien anotada en nuestro recuerdo, trataríamos de contar llegado su momento a nuestros amigos del pueblo una vez regresados a él por vacaciones. Porque el Almonga, tan encima siempre de nuestro patio, de nuestro Colegio y de nosotros mismos desde que, nada más poner el pie en el espacio físico del centro y echar la vista a los alrededores, nos topamos con su inmensa mole que, por la perspectiva, le creímos tan cerca de nosotros que hasta si hacíamos un esfuerzo y extendíamos nuestra mano una vez sobrepasada la valla del Colegio, podíamos hasta rozarlo con nuestros dedos. Así que teniendo la posibilidad de poder observarlo todos los días a cualquier hora, cómo no nos iba a llenar de ilusión el día en el que, por primera vez, nos anunciaron nuestros superiores que al sábado siguiente nuestra excursión sería al Pico Almonga. Por lo que rápidamente volvieron a muchas de nuestras mentes aquellos deseos que teníamos de poder subir hasta su cumbre más pronto que tarde.
Llegado aquel sábado, y con la ilusión presente en todo momento en nuestro pensamiento, arribamos con presteza y llenos de alegría hasta las inmediaciones del Almonga, donde en tanto un grupo de compañeros improvisaría pronto un partido de fútbol en una pradera aledaña, y otros cuantos exploraban los alrededores, la mayoría de nosotros decidimos escalar montaña arriba aquella gran pendiente que con una acusada verticalidad se nos mostraba allí mismo frente a nosotros. Y, poco a poco, paso a paso y atentos siempre a los consejos que el padre experto en estos menesteres nos iba dando de vez en cuando, fuimos llegando uno a uno hasta la misma cumbre del Almonga. Donde, impactados por la visión que nos era dado contemplar desde tan privilegiada posición, los comentarios de todos nosotros rozaban la sorpresa más absoluta.
El silencio del lugar, con una sucesión de montañas y valles allá abajo, a nuestros pies prácticamente, roto solamente por nuestras voces, sería otra de las observaciones que más nos llamaría la atención. Junto con una sensación de absoluta libertad, con eco incluido de nuestras propias voces, habida cuenta de las grandes extensiones de terreno que nuestros ojos eran capaces de observar en todas la direcciones.
Y veíamos al fondo a nuestros compañeros tan pequeñitos que se movían de acá para allá, y nos parecía increíble la visión. Claro que, cuando supimos que habíamos ascendido hasta los 1.519 metros de altitud que goza nuestro Almonga, las cosas comenzaban a cuadrarnos ya un poquito. Al final, regresando al Colegio y echando de vez en cuando la vista atrás para ajustar las perspectivas con respecto a nuestro Pico de referencia, sentíamos que, tras esta pequeña hazaña, habíamos logrado una especial conquista subiendo hasta su cumbre; y que aquella imagen tan cercana quedaría guardada para siempre en nuestra retina de pre adolescentes.
SOBRE ESTA BITÁCORA

Esta bitácora nace en noviembre de 2008 con el ánimo de divulgar historias curiosas y entretenidas. Son 17 años acudiendo diariamente a la llamada de amigos que vienen de todo el mundo. Con +7.100.000 visitas, un mapa del románico abierto a finales de 2023 que ya ha recibido +880.000 consultas y +6.000 artículos en nuestra hemeroteca, iniciamos una nueva andadura. Comparta, Comente, síganos por nuestros canales de Telegram y Wasap. Y disfrute. ¡Es gratis!
Buenos días, es muy bonitotodo eeso que dices sobre el pico Almonga, salvo que no es de cervera, sino de la pedanía de ruesga, al igual que el embalse de ruesga y el parador de ruesga...seía bueno que puntualizarais esto los que escribís sobre la zona, ya que se hieren sensibilidades de personas con arraigo en ese pueblo. A mí no se me ocurriría decir de "la cueva coble de san salvador de cantamuda"...
ResponderEliminarLo desconocía, lector amigo. Así que, si es así, pues rectificado queda. Saludos.
ResponderEliminarCon unas buenas fotografías de José Luis Estalayo se adorna tu texto, lleno de recuerdos y admiración al Pico Almonga. Me ha recordado cuando desde una casa de Alba de los Cardaños, en la que pasé dos veranos, contemplaba la majestuosidad del Pico Espigüete, causándome una gran admiración, hasta que un día subí a su cima con mucho esfuerzo, y recibí como recompensa el regalo de unas vistas impresionantes.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Alfonso. Me alegro te haya gustado mi relato sobre el Pico Almonga y, además, te haya hecho recordar ese ascenso que realizaste al Pico Espigüete. Y sí, desde luego, la impresión que se recibe desde la cima del Pico en cuestión resulta excepcional. Saludos.
EliminarYo pienso que cuanto más recursos tengamos mejor será para todos. El visitante lo que desea es que haya cosas que ver, no creo que le importe mucho a que pedanía o Ayuntamiento pertenezca. Nosotros mismo espantamos la liebre para que se vaya a otra zona. Es mi opinión.
ResponderEliminarMuchas gracias, Herminio, por tu comentario, que tiene el valor añadido de tu experiencia y tus vivencias en el propio terreno; lo que resulta muy interesante. Saludos.
ResponderEliminar