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Su particular visión de Guardo.
Una ciudad moderna sin apenas historia.
Jesús Urien Herrero, fue una firma acostumbrada en todo lo relativo con la información de Guardo y su comarca.
"Guardo -dice en ese artículo- quiere decir "río de oro". Antiguamente existían lavaderos de oro en el terreno de la Albariza. Puede ser que el río Carrión arrastrara en otros tiempos arenas auríferas, o que hubo algún yacimiento de este mineral en Corcos o en Tralloma. Urien Herrero se ha preocupado por el pasado de esta localidad, que acaso no tenga un pasado tan lejano como otras. En el supuesto de una falta de historia no queda más que la inquietud de que Guardo es el balcón de Palencia, abierto hacia el futuro. La provincia tiene que mirar más a Guardo y Guardo quiere contar más con Palencia. "Guardo, -dice Urien Herrero-, no pretende ufanarse del pasado, porque no le va y nada le añadiría: su verdad es el futuro." "Guardo quiere entrar en la mente de los palentinos tal cual es: nuevo, joven en realización, sin prejuicios, muy babel. Con un embrión de futuro ya realizado y una gestación larga e incómoda, que irá realizando al ritmo de lo industrial. Buardo es ese rincón abierto en los viejos muros de la Palencia atávica, por el que nos hacemos presentes al ritmo del desarrollo." Así es como ve a Guardo, Jesús Urien Herrero. Otros lo ven de distinta forma; otros ven a esta localidad como de procedencia muy antigua, de orígen hebrea o tal vez árabe; no faltan los que llegan más allá de los tiempos y lo hacen procedente del euskera, cántabro, celta, romano o germánico. Tal vez se trate de dos concepciones distintas. Nosotros respetamos todas las opiniones de los demás. En esta ocasión nos limitamos a dar la visión que tiene de Guardo uno de sus más inquietos escritores. En algún otro momento nos dedicaremos a plasmar la visión de otros.
Publicaciones del autor en nuestra revista "Pernía"
Cuaderno de anotaciones
Nació en Guardo (Palencia) y falleció en Velilla de la Peña (Palencia) a los 72 años de edad, 44 de ministerio sacerdotal y 42 de servicio a la Iglesia como Rector del Santuario del Brezo en Villafría. El 16 de junio de 2012, se presentó el libro “Brezos y palabras” en el salón de Caja Círculo del paseo del Espolón de la Ciudad de Burgos. Este volumen preparado con primor por el matrimonio Miguel Ausín y Blanca Rosa Martínez y preciosamente editado por Monte Carmelo, reúne en sus 340 páginas una selección de los escritos de don Jesús Urién Herrero, sacerdote palentino y rector del Santuario de Nuestra Señora del Brezo durante 42 años.
4 comentarios:
Es bueno rescatar cosas del pasado y traerlas al presente, como estás haciendo, Froilán, con respecto a la Revista Pernía, que tú fundaste en el pasado para dar vida a la Montaña Palentina. Y en el caso concreto que hoy nos presentas, a Jesús Urién, yo tengo referencias de él como sacerdote que estuvo durante muchos años al frente del Santuario del Brezo, como aquí se nos recuerda. Y de sus crónicas varias en Diario Palentino coincidiendo con las romerías a este lugar cada año. Supo conservar el Santuario y ensalzarlo a los cuatro vientos; así que está bien un recuerdo para él. Así como también supo luchar con todas las armas disponibles por su Montaña Palentina, como en este retazo del relato relativo a la localidad de Guardo. Saludos.
Hola! He gozado mucho esta entrada, me recordó muchas sobremesas con papá hablando de cosas y anécdotas de personas que ya parecían muy atrás. Muy lindo, muchas gracias. Saludos!
Bueno, pues me parece muy bien, cada cual está orgulloso de su terruño, aunque no tenga un pasado tan remoto. Hay naciones con 200 años de historia y explotan esa hustoria hasta la saciedad. Hace unos años tenía yo una moneda de la época de los Reyes Católicos que encontré en mi pueblo, no era de mucho valor, de cobre, y se la regalé a una conocida mía norteamericana de EEUU, cuyo origen es del pueblo. Se emocionó tanto que me dijo: esta pequeña moneda es mucho más antigua que la creación de mí país, es impresionante. Me hizo reflexionar sobre la historia de los pequeños pueblos, a veces no damos importancia a las cosas más triviales, a la vieja historia que nos une, aunque no sea tan lejana en el tiempo.
Cómo siempre muy interesante. Un abrazo
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